Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h

Retrato de un adolescente furtivo que acabó de capo

José Ramón Prado Bugallo ya cruzó la frontera de los 65 años que marcan la jubilación. Se crió en el núcleo de San Tomé do Mar (Cambados) en el seno de una familia marinera de clase media y hereda el apodo de su padre, Eugenio Prado, que se dedicaba a la compraventa de pescado y marisco, y que había presidido durante lustros la comisión de fiestas de A Valvanera, patrona del lugar. Sito Miñanco, el hijo mayor, es un mal estudiante que muy pronto comienza a vislumbrar su futuro en ese gran espejo salobre de la ría de Arousa. No pasa de los estudios primarios y a los 15 años ya comienza a ir al mar, trabajando en las bateas como la mayoría de sus amigos del barrio.

Desde muy joven, casi adolescente, Miñanco se acostumbra a desafiar las leyes. Antes de casarse con Rosa María Pouso, ya había tomado el mando del Kaiser, el barco de la familia, y comienza a destacar en el manejo del devastador arte del can, haciendo gala de una innata habilidad para burlar a las patrulleras de la Armada. A finales de los años 70 se endurece la represión contra los estragadores “dientes del can y del cansito”. La amenaza estatal de requisar el barco a quienes utilizaran este método de marisqueo ilegal provoca una primera reconversión de los furtivos al contrabando de tabaco. La leyenda del bandido benefactor empieza a tomar cuerpo cuando Sito da sus primeros pasos en el Chollo do Fume de la mano del histórico Manuel Carballo, que le suministra sus primeras cajas. Enseguida sobresale como uno de los mejores patrones de litoral del negocio. En lugar de capturar vieiras o almejas empieza a pescar alijos.

REORGANIZACIÓN. En 1983, tras la gran redada antitabaquera del juez Seoane Spiegelberg, Miñanco intenta reorganizar desde la cárcel el grupo ROS, que había formado en coalición con Ramiro Señoráns y Olegario Falcón. Fracasa, pero al salir decide trabajar por su cuenta y con gente de su absoluta confianza, forjada en el duro submundo del furtivismo. Contacta directamente con los mayoristas del rubio americano como Patrick Laurent y Michelle Haenguí. A todos cuantos aceptan integrarse en la Compañía no les faltará respaldo económico y moral en los momentos más difíciles, porque Miñanco siempre tiene sus caudales abiertos para ayudar a familiares, amigos e incluso vecinos.

Sus hombres tienen cama asegurada en los mejores hospitales, siempre que sea necesario, porque la Compañía contaba con una “seguridad social” sumergida, como se demostró cuando fallecieron Manuel Vázquez Carreteiro y Lisardo López en accidente de planeadora. Las familias recibieron indemnizaciones millonarias y la organización se hizo cargo de todos los gastos.

JEFE CARISMÁTICO. A raíz de las andanzas del patrón cambadés, en los años 80 surge en Arousa una generación de chavales que pretenden imitarle, que quieren ser como Sito. La imagen del contrabandista, siempre pilotando planeadoras y coches de cilindrada –como el mítico Ferrari Testarrosa–, rodeado de mujeres bellas –a menudo captadas en barras americanas–, e incluso presidiendo el club de fútbol cambadés, que logró ascender en 1988 a segunda división B, cautivó a otros jóvenes criados en núcleos costeros. En aquella época, Sito era el más carismático de los jefes del contrabando y estaba destinado a convertirse en el príncipe de las bateas, un apodo cinematográfico que ahora le han reasignado a Iago Aspas, el actual ídolo del celtismo.

Aunque nunca llegó a ser hijo predilecto de Cambados, ni émulo de Pablo Escobar, como cuenta la leyenda, Sito ambicionaba darle a su pueblo la gloria futbolística que tanto había deseado para sí. Aunque fue el secreto mejor guardado en la Villa del Albariño, él ya había comenzado a compatibilizar los alijos de tabaco con los de cocaína. En Carabanchel había conocido a un Mata Ballesteros y a un Ochoa, apellidos señeros de los carteles colombianos que cambiaron el rumbo al buque de Miñanco.

En su camino se cruzó el inefable superjuez Garzón, que frenó en seco su carrera de capo ordenando su arresto en un chalé de Pozuelo de Alarcón (enero de 1991). Fue en el transcurso de la operación Andrés (enero de 1991), secuela de la Nécora, de cuyo proceso Prado Bugallo sería apartado para instruirle un sumario a su medida.

En 1993 fue condenado a 19 años de cárcel como organizador del transporte de cocaína incautada en un almacén de Ajalvir (Madrid), junto con dos lugartenientes de su máxima confianza. Desde la cárcel se entera de la traición de un amigo íntimo, a quien había encargado proteger a su amada Odalys Rivera, pero se dejó seducir por los encantos de la panameña y se excedió en sus cuidados.

LA LEYENDA SE DESVANECE. Lejos queda ya el tema musical Sito Miñanco, preso político, que popularizara un grupo punkie en los años 1990. La leyenda se desvanece a medida que el furtivo adolescente cumple años de prisión. La franquicia Miñanco siguió siendo un aval importante para varios patrones de la coca que hicieron fortuna durante los últimos lustros. La Compañía se disgregó en pequeñas bandas clandestinas que trabajaron más discretamente, aunque moviendo ingentes cantidades de estupefacientes y dinero negro. El negocio siguió vivo, en manos de los jefes que eran niños cuando Sito fue apresado por primera vez –en la redada de 1983– y que heredaron el emporio Miñanco tras su penúltima caída, la del 2001, a manos de la DEA, que parecía la definitiva.

No podía ser así, a principios de los 80, también desde prisión, no cuajó su intento de reconstruir la banda ROS, en este siglo XXI, desde los distintos penales por los que transitó fue capaz de montar el mayor emporio delictivos de Europa dedicado al narcotráfico, según la Audiencia Nacional y los servicios antidroga. En 2018 cayó en la operación Mito y volverá a sentarse en el banquillo y que nadie de dude de que, mientras tanto, ya esté diseñado un nuevo plan para consolidar su leyenda. El presente, como siempre en su vida, ya es otra historia y, para Sito Miñanco, es una muesca más de la grandeza de un adolescente furtivo de Cambados que acabó acaparando portadas en todo el mundo.

Lino Conde (*)

(*) Perfil de José Ramón Prado Bugallo realizado para EL CORREO GALLEGO tras su último apresamiento, en febrero de 2018 en Algeciras, por una de las personas que mejor conoce la vida y andanzas de este personaje.

26 dic 2020 / 00:00
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
Tema marcado como favorito