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Romay Beccaría puso en valor la política y la transición en la presentación de su libro

En el acto también intervinieron el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, y el expresidente del Gobierno de España, Mariano Rajo

José Manuel Romay Beccaría presentó esta tarde, en la sede de Afundación, en A Coruña, su libro de memorias, titulado José Manuel Romay Beccaría, vida y pensamiento político. En el acto también intervinieron el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, y el expresidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy.

Debido a las limitaciones de aforo establecidas por la autoridad sanitaria para evitar contagios ante la pandemia por coronavirus, solo pudieron acceder a la sala los medios de comunicación y los protagonistas del acto y sus acompañantes, entre los que se encontraban el vicepresidente del Parlamento de Galicia, Diego Calvo; el diputado autonómico, Martín Fernández Prado; el secretario xeral de Presidencia, Álvaro Pérez; la secretaria xeral de Medios, Mar Sánchez Sierra; la ex secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, y la cúpula de Abanca con Juan Carlos Escotet, Javier Etcheverría y Francisco Botas, a la cabeza. El acto se retransmitió por streaming

A lo largo de la obra, José Manuel Romay repasa su biografía y su trayectoria de más de sesenta años dedicado a la política y al servicio del Estado y de las Administraciones Territoriales. En esas seis décadas, entre otros, ha ocupado los cargos de presidente del Consejo de Estado -en dos ocasiones-, ministro de Sanidad, vicepresidente de la Xunta, conselleiro de Sanidad y de Agricultura, diputado en el Congreso y presidente de la Diputación de A Coruña.

El libro está estructurado en nueve capítulos. El primero está dedicado a su infancia, sus estudios y su familia. El segundo lo tituló “del Servicio del Suelo al primer Gobierno de la Democracia. El tercero a su paso por la vicepresidencia de la Xunta y la presidencia provincial del PP. El cuarto a su labor como presidente de la Diputación de A Coruña, conselleiro de Agricultura y Sanidad y ministro de Sanidad. En el quinto cuenta sus experiencias como diputado en el Congreso, presidente de la Comisión de Justicia e Interior y como presidente del Consejo de Estado. En el sexto ofrece su visión particular sobre el independentismo catalán. En el séptimo se refiere al pensamiento político que le ha cautivado: el liberalismo reformista. El octavo lo dedica a diez personajes con los que ha tenido una especial relación. Y en el noveno y último repasa algunos de los honores que le han concedido.

Romay comenzó su intervención agradeciendo la presencia del presidente de la Xunta y del expresidente del Gobierno de España -prologuistas de la publicación-, quienes, aseguró, “encarnan, como pocos, altos niveles de excelencia como políticos y como personas. Su inteligencia y honestidad los colocan a la cabeza del escalafón de la política española”.

También recordó la figura de su padre, cuyo ejemplo “determinó mi vocación política. Su servicio a los demás, sobre todo a los más desfavorecidos, y su defensa del interés general me cautivaron desde mi infancia. Al igual que él y Valclav Havel, yo entiendo la política como ‘una manifestación del deseo de contribuir a la felicidad de la comunidad’”. Y reivindicó “las políticas como las que se han desarrollado estos años, que son de suma importancia”. Y a “los políticos que no son amos sino servidores del interés general”.

En sus sesenta años “de servicio a Galicia y España disfruté –dijo- haciendo lo que más me gusta. Y de ello dejo testimonio en mis memorias para animar a los que sienten la vocación política a que sigan ese camino, que le dará, en expresión de Popper, ‘más felicidad de la que nunca pudieron merecer’”.

El autor del libro, además, se refirió al momento por el que está atravesando España y puso en valor la Transición. “A partir de 1975 este viejo Reino de España, de la mano de su Rey, escribió una de las páginas más hermosas de su historia. España se encontró a sí misma y encontró su lugar en el mundo. La España de muros desmoronados de Quevedo, cuya historia, según Ortega, era la historia de una decadencia, dio una lección inesperada e inolvidable al mundo. Una lección de sabiduría, tolerancia y grandeza”. El país “superó su cainismo irrefrenable y enterró las páginas más amargas y los abismos más profundos de su historia”.

Los años de la Transición fueron “un inmenso éxito colectivo, un inmenso triunfo de España y los españoles, le pese a quien le pese. La estabilidad institucional que nos proporcionó la Constitución de 1978 permitió un enorme desarrollo económico, y propició también que el bienestar de los españoles alcanzase cotas insospechadas”.

En su opinión, “la desafección entre los ciudadanos y la política que promueven populistas y demagogos irresponsables es tremendamente peligrosa. La política es absolutamente esencial. Se trata del único instrumento con que contamos para transformar la realidad social circundante. Yo os quiero decir que la política es una de las vocaciones más nobles a las que servir. Es indispensable, porque solo ella hace que el futuro nos pertenezca; porque solo ella cabalga hacia la derrota del dolor”.

También habló sobre la situación política en Cataluña, que considera “el mayor desafío al que se enfrenta nuestro país”, y defendió la actitud del expresidente Rajoy al respecto. “Se mantuvo firme y limitó el diálogo con los políticos de la Generalitat a cuestiones que se pueden resolver en el marco de la Constitución y la ley, algo que fue rechazado reiteradamente por los nacionalistas. La firmeza en ese planteamiento no debería abandonarse nunca”.

A los catalanes que han votado a opciones independentistas y que, por causas diferentes y variadas, no se declaran a gusto en España, les dijo que “Cataluña sufre la misma crisis económica que el resto del país y esto ha hecho que muchos problemas se desenfoquen y que el nivel de incomodidad en ciertos sectores se desborde. Pero no es verdad que España robe a Cataluña, no lo ha hecho nunca”

Además, recordó que, “a pesar de la crisis, el Gobierno de la Nación ha facilitado la financiación de la Generalitat y de los servicios públicos que de ella dependen, evitando su quiebra”. Para Romay el reto está “en volver a seducir al mayor número de catalanes. Esto, a mi juicio, exige que se explique bien lo que se hace allí, porque, demasiadas veces, lo que declaran los independentistas y sus voceros falta a la verdad”.

“Los españoles –añadió- solo tenemos un deseo con respecto a esta comunidad: queremos que siga siendo, como ha sido siempre, la proa de España. Queremos que siga siendo la tierra acogedora y solidaria que siempre ha sido con los demás pueblos de nuestro país. Una tierra llena de mujeres y hombres, de obras y realidades que a todos nos llenan de orgullo. Los españoles sentimos a Gaudí, Dalí y Plá como a Goya, Picasso o Lorca”.

“Mis memorias – subrayó Romay- serían incompletas, sin que dejara testimonio de la importancia que han tenido para mí los intelectuales a través de los que fui conociendo mejor la realidad y las palancas que podíamos utilizar para mejorarla”. Entre ellos citó a Raymond Aron, Ralf Dahrendorf, Ernst Gellner, Giovanni Sartori, Anthony Giddens, John Gray y Víctor Pérez Díaz. “Y no directamente, pero sí entrando y saliendo continuamente por los entresijos del libro, los más grandes, los definitivamente inmortales: Nicola Maquiavelo, Alexis de Tocqueville y Max Weber”.

“Son -resaltó- los precursores e inventores del Nuevo Paradigma. Aquel que nos invita a rescatar el pensamiento de la jaula en la que lo habían encerrado y mantenido cautivo las ideologías y los sistemas teóricos que todo lo explican de antemano. Enemigos del todo o nada, intentan enseñarnos a convivir con los conflictos y a resolverlos mediante reajustes sociales progresivos basados más en la discusión y en la experiencia que en el dictado de las grandes teorías”.

“Son –concluyó- los apologistas de la sociedad abierta y los agentes empeñados en resolver la nueva cuadratura del círculo político: aquella que pretende, al mismo tiempo, generar riqueza económica, promover la cohesión social y garantizar la libertad individual. Un proceso que solo puede producirse mediante la asociación explícitamente buscada e instrumentalizada de la economía de mercado y un orden político basado antes que en ninguna otra cosa en la libertad”.

18 sep 2020 / 19:43
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