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Tras el golpe de la COVID en 2020 el metal apuesta por reflotar al naval y fabricar baterías y microchips en Galicia

Asime detalla que pese al acelerón de la producción de vehículos, la facturación se despeñó un 12 % a doce mil millones // Perecieron 300 empresas del sector // Limitaron la caída del empleo al 2 %, manteniendo a 57.345 personas // Gracias al motor se exportó en cambio un 14,5 % más

Galicia debe apostar fuerte por reforzar su industria. Necesita, sí o sí, esa fábrica de baterías para repotenciar el futuro del coche eléctrico y autónomo; trabaja ya para atraer, según confirmó Enrique Mallón, secretario general de Asime, la factoría de microchips de alguna gran tecnológica del sector –con la que se han iniciado contactos, avanzó, y no es la única iniciativa– e incluso planteó crear una planta galaica que fabrique contenedores para carga marítima, porque desde hace dos o tres años el mercado de los mismos sufre grandes carencias. Oferta, demanda y éxito asegurado, sólo hace falta emprendimiento y apoyo para llevarlo a cabo.

Estos fueron algunos de los mensajes que lanzó Mallón en la presentación del balance anual de la metalurgia gallega, donde se pone de manifiesto que la industria, y en concreto su sector, sufrió mucho más de lo que se prevía en un inicio por el impacto del coronavirus. Menos, sin duda, que turismo, hostelería y comercio, pero la sangría en volumen de negocio, especialmente, y en menos media en empleo, puesto que las empresas trataron de preservar “su activo más importante”, el de los profesionales.

El secretario general de la patronal sectorial apuntó que “el número de trabajadores en el sector metal de Galicia en 2020 fue de 57.345 personas, lo que supuso un descenso del 2 %. Diez puntos más, un 12 %, se despeñaba la facturación global del sector, que estaba a punto de perder la cota de los doce mil millones de euros, situándose en concreto en 12.038. Recordemos que el conjunto de la economía gallega cayó un 8,9 % el pasado ejercicio.

En el informe anual que presentó en rueda prensa mixta, presencial y a través de Internet, Mallón indicó que la mayor actividad metal se concentra en las de A Coruña y Pontevedra, que constituyen el 84,6 % del empleo del sector en Galicia. A su vez, puso en valor que el metal gallego representa más del 43 % de los puestos de trabajo industriales de Galicia.

En números redondos, en 2020 el sector de la metalurgia, que engloba a la automoción, el naval, las renovables, las estructuras metálicas o la aeronáutica, entre otros ámbitos de fabricación, representó el 20 % del PIB gallego, totalizando 3.793 empresas. Un año antes de la pandemia se superaban las cuatro mil, por lo que por el camino se quedaron más de 300. Explica Mallón que entre las víctimas de la COVID había empresas asentadas, aunque nueve de cada diez eran pymes y micropymes.

En cuanto al comercio exterior, las exportaciones se dispararon un 14,5 % gracias al acelerón de la fabricación de vehículos, totalizando 9.308,34 millones; y las importaciones bajaron un 8,7 %, hasta 8.014 millones. Galicia ocupó así en quinto puesto en ventas al exterior de España (ranquin que lidera Cataluña) y el cuarto en compras (donde se impuso Madrid).

El 44,6 % de las exportaciones totales gallegas en 2020 correspondieron al sector metal. De esta forma, ganan peso, con un 22,5 % más. El 72,3 % de ellas corresponden a la fabricación de vehículos de motor y apenas un 3,6 % al naval. Pontevedra es la provincia gallega donde se concentraron el 81,8 % de las ventas a otros países de la metalurgia, por valor de unos 7.618,7 millones.

Mientras, el 48,3% de las importaciones totales gallegas en 2020 corresponden al sector metal. El 64,6 % de ellas correspondieron a la fabricación de vehículos de motor. Pontevedra es la provincia gallega donde se concentraron el 82,8 % de las importaciones del sector metal, lo que supuso 6.636,35 millones de euros durante el año 2020.

Sectores: motor acelerando, naval hundido

Mientras las ventas de coches en el mercado gallego se hundían, histórico fue el comportamiento de la automoción como fabricante, con el grupo Stellantis a la cabeza, que en 2020 fabricó un 22,1 por ciento más de vehículos que en 2019, lo que se tradujo en 19.695 trabajadores contratados, un 1 % más que el anterior, y en un facturación de 8.823 millones de euros, lo que supone un incremento del 2 %.

La otra pata que ha ayudado a sostener vagamente al sector ha sido la construcción y las estructuras metálicas, que sumaron un incremento del 3 % en trabajadores con contrato, hasta los 16.046, pero que registraron una facturación de 464 millones de euros, lo que supone un ligero descenso del 2 %.

Con todo, tal y como apuntó Mallón, los números podrían haber sido mucho peores si las empresas no hubiesen hecho lo posible por mantener plantillas y no desprenderse de personal cualificado, “pilar fundamental en la industria gallega y un activo cada vez más escaso” sobre el que el sector pretende apuntalar una recuperación que está llegando con más lentitud de la esperada pero ante la que el sector es “optimista”.

Lo refleja bien la aeronáutica, que en un año de “desplome internacional absoluto” ha tenido un año “absolutamente negativo”, con una caída de la facturación del 40 %, pero que, sin embargo, sólo ha perdido al 2 por ciento de sus trabajadores.

Muy negativos también los datos de la construcción naval, marítima y energías limpias, con una caída del empleo del 6% y una caída de la facturación del 30 %. Tal y como ha subrayado Mallón, en 2020 se registró una caída del 75 % en nuevos contratos, “un dato tremendo”, y un descenso del 33 % en la cartera de pedidos. “Aquí hay que hacer una reflexión muy sencilla: necesitamos incrementar la cartera de perdidos, contratar más embarcaciones, y eso va a ser muy difícil que se haga en 2021 cuando tenemos a Barreras y Marina Meridional –antigua Vulcano– y Navantia en una situación compleja”. El “momento es crítico en la industria naval”, por lo que Asime demandó ayuda de la Administración para reflotarla en forma de contrataciones. Necesitan un salvavidas. Y en el caso del naval vigués, que todo el trabajo que se pueda hacer en él, como acabar el crucero Evrima, se haga en sus instalaciones y con unas auxiliares a las que aún se les deben muchos millones. Vigo empezó y quiere terminar su joya de los mares, y que no se acabe en Santander, donde se pinta actualmente. Pide su regreso.

La apuesta por la eólica marina que Asime defiende para situar en las costas de la comunidad –lejos de la vista del litoral, sin afectar al medio ambiente y a la pesca– es otro de los factores que toca promover para apuntalar la recuperación del sector industrial. Aquí, de nuevo, tienen mucho que decir también las administraciones. Como ocurre en el mundo de los concesionarios del motor, “porque Galicia produce mucho pero consume poco” –la caída de matriculaciones de coches superó el veinte por ciento el año pasado en Galicia–, por lo que tocan no solo planes Renove, también una revisión de las políticas fiscales del Gobierno.

De Ence a Alcoa o Siemens: sufren el impacto

El secretario general de la patronal también se refirió a la reindustralizacion de Galicia y dijo que el 80 % de las grandes crisis en factorías concretas afectan al sector del metal y se refirió a Siemens Gamesa, Ence, Endesa, Alcoa o Alu Ibérica, entre una “retahíla de grandes crisis”. Quiso lanzar un “mensaje muy claro: no cerremos sin dar alternativa”, indicó Mallón, quien demandó una “transición justa, razonable y coherente con el empleo en Galicia”.

Cuenta atrás para la huelga del día 22
Propuesta para regresar a la mesa, sellar el convenio y evitar los conflictos laborales

La patronal del sector del metal cree que será posible evitar la jornada de huelga que los sindicatos CIG, CCOO y UGT convocaron para el próximo día 22 en toda Pontevedra para forzar a la patronal a retomar las negociaciones para la renovación del convenio colectivo provincial. “Estamos en permanente contacto con los representantes sindicales, les hemos invitado a volver a la negociación, por lo tanto confiamos que se retomen las conversaciones en las próximas semanas”, ha dicho este martes el secretario general de la Asociación de Industrias del Metal y Tecnologías Asociadas de Galicia (Asime), Enrique Mallón.

Según Mallón, “nadie entendería la crispación” en un contexto como el actual. Mallón apeló a la predisposición al diálogo y al buen entendimiento que patronal y sindicatos mantuvieron durante 2020 respecto a las medidas para luchar contra la pandemia, y ha señalado que “no es admisible ningún tipo de medida de conflicto”, mucho menos la huelga, en un momento en que está a punto de comenzar la recuperación.

“El del metal es un sector maduro. Creemos que se volverá pronto a la mesa de negociación. Vamos a intentar que los representantes sindicales entiendan la situación”, dijo Mallón, quien cree que si la patronal “habla de mejoras salariales” lo normal es que el diálogo sea fluido. La propuesta de la patronal pasa por “alguna adaptación del texto del convenio” pero en todo caso no pretende “nunca” reducir derechos de los trabajadores, por lo que son “optimistas” y harán cuanto esté en su mano “para que esto se reconduzca”.

Los sindicatos anunciaron la semana pasada que la jornada de huelga del 22 de abril será la primera de otras muchas si con ella los sindicatos no consiguen doblar la voluntad de la patronal.

Creen los sindicatos que la parte empresarial pretende “precarizar todavía más el sector” y hablan de una batalla vital porque si la pierden “los convenios que vendrán serán dramáticos”.

Critican que la patronal mantenga la propuesta de que las indemnizaciones por despido se paguen a final de contrato así como su insistencia en volver a contar con ETT en el sector “con contratos irrisorios”.

El otro caballo de batalla entre la parte social y la empresarial está en los salarios, congelados desde 2019 y sin perspectivas de mejora a corto plazo, ya que patronal se avino a incrementar en un 1,5 por ciento las tablas salariales en 2021, antes de la paralización de las negociaciones.

Pero, con todo, se mantuvo firme en su decisión de no tocar las de 2020, mientras que los sindicatos comenzaron pidiendo subidas del 1 por ciento en 2020 y del 2 en 2021.

31 mar 2021 / 15:52
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