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Trucha y salmón pueden ayudar a la propagación de los mejillones de río

El mejillón de río o náyade (Margaritifera margaritifera) es un molusco bivalvo de agua dulce que se encuentra en peligro de extinción. Está considerada una especie clave y bioindicadora de la calidad del ecosistema fluvial. Galicia tiene la fortuna de contar con el mayor número de poblaciones de toda la Península Ibérica de esta especie amenazada y es un referente investigador en su estudio de cara a su preservación.

Su ciclo de vida se caracteriza por la presencia de un estadio larvario parásito de las branquias del salmón del Atlántico (Salmo salar) y la trucha común (Salmo trutta), que actúan como hospedadores y como vehículo para la dispersión de la náyade en los ríos.

Este ciclo particular involucra a los peces como factor indispensable para el desarrollo de cualquier estrategia de conservación, según la profesora del Departamento de Zoología, Genética y Antropología Física de la USC y coordinadora del grupo CoPeMol, Paz Ondina.

INVESTIGACIÓN. Este grupo de investigación Conservación de Peces y Moluscos (CoPeMol) de la Facultad de Veterinaria de la USC profundiza, en la actualidad, en el estudio de la relación parasitaria del mejillón de río (Margaritifera margaritifera) con la trucha y el salmón, al tiempo que evalúa la eficacia de estos peces como hospedadores en el marco del proyecto proyecto MargaSalmo, una acción que se prolongará durante el bienio 2021-2022 y que cuenta con financiamiento de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Ministerio para la Transición Ecológica.

El proyecto MargaSalmo tiene como finalidad ahondar en el conocimiento de esa particular relación entre parásito y huésped además de abordar aspectos de las poblaciones ibéricas aún desconocidos.

Entre sus principales objetivos se encuentran evaluar la efectividad de ambas especies como hospedadores, identificar si existen diferencias en la afinidad de las poblaciones de náyades por una u otra especie en relación a la cuenca de origen, probar el éxito del ciclo en el medio natural y analizar el efecto del parasitismo artificial sobre el bienestar de los peces, según informa el eqquipo investigador.

RESULTADOS. Los resultados obtenidos del fruto de la investigación serán aplicables tanto en el desarrollo del plan de conservación de náyades como en la gestión del ecosistema fluvial. El trabajo realizado permitirá obtener información sobre las consecuencias que, directa o indirectamente, se derivan del cambio global y la fragmentación del ecosistema fluvial sobre las especies involucradas.

El cambio climático altera las condiciones ecológicas de los salmónidos y náyades, afectando también los patrones migratorios de los hospederos, mientras que obstáculos de origen antropogénico rompen la continuidad del río, impidiendo su movimiento y acceso a los tramos donde se encuentran los mejillones, resalta Ondina.

Estas situaciones actúan en detrimento de la viabilidad del ciclo de náyades, al limitar el contacto de sus poblaciones a una de las dos posibles especies de salmónidos, que pueden no ser las más eficientes como hospedante, y / o alterar su diversidad genética, reduciendo su capacidad para dispersarse y provocar su aislamiento.

05 mar 2021 / 01:00
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