Una historia para no olvidar: ETA y los 68 gallegos que asesinó
El coruñés José Antonio Pardines fue la primera víctima de la banda terrorista en España // Una ourensana y dos lucenses perdieron la vida en el Hipercor de Barcelona // Tras 10 años desde el cese de su actividad armada, siguen sin desvelar donde están los tres jóvenes que ejecutaron
Era 20 de octubre de 2011. Nadie esperaba que las últimas líneas del terrorismo radical vasco se escribiesen aquel jueves. Pero así fue. “ETA ha decidido el cese definitivo de su actividad armada”, indicaba la banda por medio de un comunicado. Un anuncio tan insólito como necesario para España, tras 43 años de violencia sufridos también por Galicia, que este miércoles cumplió una década. Por el camino, 853 asesinatos de los que 68 (el 8 %) se cobraron vidas gallegas. A ellos se suman 2.632 heridos, así como más de 7.000 víctimas, 86 secuestrados y un número negro de amenazados, exiliados y damnificados económicamente. En nuestra comunidad, además, una gigantesca cuenta pendiente que todavía a día de hoy continúa sin resolverse: ¿dónde están José Humberto, Jorge Juan y Fernando? Su respuesta vale más que cualquier perdón.
Lo cierto es que el pueblo gallego se acostumbró pronto, muy pronto, al terror de Euskadi Ta Askatasuna, una organización criminal que mató a casi siete veces más ciudadanos de esta autonomía que los “autóctonos” Grupos de Resistencia Antifastista Primero de Octubre (Grapo) y el Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive (11 entre los dos). Pero lejos de la cifra etarra, que con sus macabras actuaciones iba elevándose, lo que de verdad hicieron fue destrozar familias y soterrar esperanza mientras la ciudadanía, unida como nunca, evidenciaba que no cedería ante su cruel e inhumano chantaje.
La primera exhibición del horror impactó aquí, exactamente en Malpica de Bergantiños (A Coruña), de donde era natal José Antonio Pardines Arcay, primer asesinado por ETA en España, por el hecho de ser guardia civil. Solo tenía 25 años y su “delito” fue regular la circulación en un tramo en obras de la Nacional I (Aduna) aquel 7 de junio de 1968.
Comenzó así la desmesurada actividad terrorista de la organización criminal, que hasta su punto y final se saldó con 3.500 atentados. A causa de los mismos, murieron 68 habitantes ligados a nuestra comunidad: muchos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE). Es el caso de Manuel Pérez Vázquez, otro agente de Guardia Civil, ejecutado en 1974. Ese año también perdía la vida un matrimonio gallego tras una explosión orquestada por la banda. En la cafetería Rolando (Madrid) fallecían María Josefina Pérez Martínez y Baldomero Barral Fernández.
DEMASIADOS MILITARES, POLICÍAS Y AGENTES GALLEGOS. Además de Pardines y Pérez, ETA se llevó por delante los sueños y planes de futuro de numerosos funcionarios ligados a las Fuerzas Armadas y demás autoridades. Solo en la década de los 70, el colectivo homicida mató al cabo primero de la Policía Armada, Ovidio Diaz López, originario de A Coruña (1975), al guardia Constantino Gómez Barcia, nativo de Lugo, de 21 años (1977), y al policía municipal Manuel Ferreira Simois, natural de Untas, Ourense (1979). En 1980, la banda asesinaba a los guardiaciviles Ángel Prado Mella, (Sobrado dos Monxes, A Coruña) y José Luis Vázquez Platas (Coirós, A Coruña). Ambos perdían la vida en Salvatierra (Álava) cuando velaban por el buen desarrollo de una prueba ciclista. A dicho crimen le siguió el asesinato de otro guardia, Benjamín Fernández Fernández (A Proba de Burón, Lugo) en 1982; el del teniente general Guillermo Quintana Lacaci (Ferrol) en 1984; o los del vicealmirante Fausto Escrigas Estrada (Ferrol) y el guardia civil del equipo de desactivación de explosivos, Fernando Amor Calvo (San Sadurniño, A Coruña) en 1985.
Lejos de poner fin a la barbarie, ETA mataba en 1986 al teniente coronel Carlos Besteiro Pérez (A Coruña). Y solamente un año más tarde, en 1987, a Ángel Ramos Saavedra (A Coruña), conductor de un autobús de la Academia Militar de Zaragoza.
Ya en los 90, cabe recordar el asesinato en 1991 del guardia Ricardo Couso Ríos (Santiago de Compostela). En 1995, los etarras también acababan con la vida del comandante de Artillería Luciano Cortizo Alonso (A Rúa, Ourense) y tres primaveras después, en 1998, con la del subteniente de la Guardia Civil Alfonso Parada Ulloa (Melide, A Coruña).
CHICOS CONFUNDIDOS con POLICÍAS Y MÁS CIVILES ASESINADOS. A mayores, la banda terrorista también asesinó a civiles gallegos (tan inocentes como los anteriores). Un ejemplo fueron José Humberto Fouz Escobedo, Jorge Juan García Carneiro y Fernando Quiroga Veiga, tres jóvenes confundidos con policías que ETA secuestró y mató sin desvelar dónde están sus cuerpos.
Otro es el de María Emilia Eyre Diéguez (Chantada, Lugo), Matilde Martínez Domínguez (Quiroga, Lugo) y María Paz Diéguez Fernández (San Martiño-O Bolo, Ourense), gallegas que murieron en el atentado más sanguinario cometido en la historia de la banda: el del Hipercor de Barcelona. Hubo 21 víctimas.
Entre otros habitantes que los radicales vascos mataron están Luis Candendo Pérez (Ourense), obrero de la siderometalurgia que llevaba 25 años viviendo en Gipuzkoa, y José Ángel Santos Laranga (Porto do Son, A Coruña), de la distribuidora de material eléctrico Elektra. A todos ellos y los demás DEP.
Santiago. Más de 43 años de terror llevó ETA a España y a todas sus comunidades, entre ellas Galicia, donde la banda criminal orquestó al menos 12 atentados o intentos reconocidos y vinculados a la misma. Los últimos datan de 2004, cuando las autoridades recibieron un aviso en nombre de la organización armada en relación a dos bombas que explotarían en la zona de la carballeira de Santa Susana, sita en Santiago, y en el Paseo Marítimo de A Coruña. La primera producía un minúsculo reventón y la segunda fue hallada antes de detonar. Sin víctimas mortales ni heridos, todo quedó en un susto entre turistas y vecinos, si bien es cierto que días atrás, en plena celebración del Xacobeo, un ataque orquestado por los radicales vascos se saldó con cinco lesionados leves en los concellos de Sanxenxo y Baiona.
De estos tres al primero, perpetrado en 1987, pasaron 17 años. El mismo ocurría en A Coruña hasta donde fue el comando Txarito, de Navarra, con el objetivo de colocar un artefacto de bajo calibre en el centro comercial Cuatro Caminos. Apenas causó daños de escaso valor.
La siguiente aparición de la banda fue casi una década más tarde, en 1996. Concretamente el 21 de agosto, Euskadi Ta Askatasuna anunciaba la colocación de dos bombas en Santiago de Compostela y una tercera en Baiona. Tras el mismo, la Policía procedió a inutilizar los dispositivos (aunque el último no fue hallado hasta noviembre de ese mismo año). Dos días después, el 23 de agosto, era localizada y desactivada otra bomba colocada en las proximidades del parador de Baiona y al día siguiente, la Guardia Civil descubría otro artefacto que no había estallado en una playa de Sanxenxo. El día 25 se desactivaba una última bomba colocada en el paseo de Silgar. La Delegación del Gobierno atribuyó entonces aquellos atentados a un comando itinerante formado por personas con apariencia de turistas.
Previamente, también en 1996, la Guardia Civil arrestó en Pontevedra a Aitor Fresnedo, Carlos Emilio Cristóbal Martínez y María Aránzazu Garballo, hallando además en A Coruña un piso franco en el que guardaban 250 kilos de amonal (explosivo fabricado con una mezcla de nitrato amónico, TNT y polvo de aluminio) que pretendían usar contra Mariano Rajoy y José Manuel Romay, entonces ministros.
EL PISO FRANCO COMPOSTELANO. Otro intento de ETA por afianzar su terreno en Galicia se gestó en 2000 y 2001 hasta que el 28 de marzo del segundo año, la Guardia Civil desarticuló un supuesto piso de estudiantes que las terroristas Alicia Sáez de la Cuesta y Nerea Garaizar usaban como cobijo para planear diversos atentados en la comunidad.
Las integrantes de la banda armada, que se hacían pasar por alumnas universitarias, pretendían crear una rama de su grupo en la autonomía, coincidiendo con la precampaña de las elecciones autonómicas, con el objetivo de quitarle la vida al presidente de la Xunta, Manuel Fraga, y atentar contra distintos conselleiros y concejales del PP Y PSOE. R.PONTE
··· No todos los etarras fueron vascos y un ejemplo lo es Rafael Caride Simón. El vigués, uno de los terroristas arrepentidos que se acogió a la ‘Vía Nanclares’ provocando su expulsión del colectivo de presos de ETA, formaba parte del sanguinario comando Barcelona que orquestó el mayor atentado de la banda en un Hipercor de la capital catalana. Sentenciado a 790 años de prisión, solo estuvo 26.
··· “Durante muchos años, los terroristas de ETA tuvieron una fijación especial en Galicia: matar a Fraga”. Así lo destacó en 2018 el coronel de la Guardia Civil Manuel Sánchez Corbí, quien combatió contra la banda terrorista durante años, resaltando que “hubo dos comandos de ETA en Galicia, y su único objetivo, prácticamente enfermizo, era matar a Fraga cuando era el presidente de la Xunta”.
··· Precisamente en 1996, Aitor Fresnedo, Arantzazu Garballo y Carlos Emilio Cristóbal, admitían ser miembros del comando Galicia y que pretendían matar al ya fallecido mandatario gallego.
asesinatos perpetrados por la banda criminal desde el primer homicidio que llevaron a cabo el 7 de junio de 1968, hace más de medio siglo. En los 43 años de horror, la organización asesinó a 68 gallegos.
reos etarras que actualmente cumplen sus respectivas condenas en los centros penitenciarios estatales. De ellos, ninguno se encuentra en la comunidad gallega y la mayoría los alberga Álava (sobre el 15,6 %).