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Más de 300 personas asistieron en el patio del IES Campo de San Alberto al concierto en el que el cantautor gaditano presentó varios temas de su nuevo trabajo discográfico: Capricornio TEXTO Suso Souto

Noia se dejó acariciar por la voz de David de María

Más de trescientas personas asistieron la noche del sábado al concierto que el cantautor David de María ofreció en el patio del IES Campo de San Alberto, en Noia, y en el que presentó varios temas de su nuevo trabajo discográfico, que lleva por título Capricornio.

La nueva normalidad a la que todos y todas seguimos intentando acostumbrarnos está creando ambientes más intimistas en los conciertos, con aforos limitados, distanciamiento social, mascarillas... y sillas. Y con servicio de camarero en pista. Lo nunca visto.

Agarrado a su guitarra como un koala a su eucalipto, el artista gaditano se presentó sobre el escenario a los acordes del tema Cada minuto sin ti, flanqueado por Alex Romero al piano y por el franco-argelino Redouane Hamania a la guitarra eléctrica.

Es cierto que había unas cuantas sillas vacías, pero también lo es que el patio del instituto noiés es más largo que un día sin ojear el Whatsapp.

El segundo tema de la noche, Día de mi luz, se lo dedicó a su hijo de cuatro años de edad “y a todos los que sois padres”. Él es el día de mi luz o perderle es morir, dice, entre otras cosas, esta hermosa letra.

Relajado, en sintonía con un público entregado pero tranquilito (acurrucaditas muchas parejas, cogiditas otras), el cantautor mantuvo charlas intermitentes con los asistentes. “Ahora os tennemos más localizados que antes. ¿De qué os reís? ¿Qué tal se escucha por ahí? ¿Estáis a gustito?”, preguntaba sonriendo.

Luego sonaron El perfume de la soledad (¿Qué tal te va, qué tal te fue, qué tal te ha ido?, reza el estribillo). “Este tema os va a sonar”, comentó al anunciar que lo que venía era la pieza titulada Precisamente ahora. Supongo que a ustedes y a mí nos suena más el estribillo: No me llores más, preciosa mía. ¿Quién no la entonó alguna vez?

David de María adelantó algunos temas de Capricornio tras informar que “saldrá a la venta el próximo día once de septiembre, porque nos han robado el verano”. Mientras tanto, desde el pasado sábado ya está en preventa en digital. Uno de ellos es La llama, que, entre otras hermosas cosas, dice: Sólo por ti podré cambiar. ¡Qué bonito! ¿Verdad? Yo soy de los que opina que el ser humano no suele ser capaz de cambiar: si acaso, de modificar comportamientos. Pero creo, como David, que el amor es capaz de lograrlo todo.

Luego exclamó: “No hay mejor lugar en el mundo para atracar mis Barcos de papel”. Una semana antes de que se decretase el estado de alarma, con el consiguiente confinamiento por la pandemia del covid-19, David de María estaba grabando el videoclip de un tema cuya letra viene ahora muy al caso. Lo estrenó la noche del sábado en Noia tras afirmar ante el público asistente que “a los gallegos y a los andaluces nos han unido siempre las mareas”. Y añadió: “La comida, una canción y el gol de tu equipo son tres cosas que nos unen a todos”. Así empezó a cantar Maneras de pensar.

“Soy un privilegiado por poder seguir viviendo de la música tras veinte años sobre los escenarios. Pero, de vez en cuando, me gusta cantar canciones de gente a la que admiro”, señaló tras aparcar su guitarra por primera vez para interpretar No dudaría, de Antonio Flores. Para entonces, el respetable ya se lo quería llevar a casa. Los aplausos se debieron escuchar en Porto do Son.

“Pasan los años, se lo escucho a otros artistas y se me sigue llenando el alma con este tema: Cada vez que estoy sin ti”, dijo acercándose ya al final de su brillante actuación, que dejó un muy buen sabor de boca.

Con uno de sus temás-estrella, Que yo no quiero problemas, David de María intentó despedirse de Noia. Pero, por supuesto, hubo otra. Tras La voz de la ciudad perdida, se marchó agradeciendo al Concello que apueste ahora más que nunca por la música en directo, “algo que no están haciendo todos los ayuntamientos”, y lanzando un esperanzador mensaje: “Hoy somos pocos aquí, pero vamos a seguir tirando para adelante”.

La organización del concierto (por cierto, de entrada gratuita) estuvo, como siempre, a la altura de las circunstancias. Y no me quiero ir yo sin agradecer y elogiar el trabajo que durante las dos horas que duró el espectáculo realizaron las dos empleadas que mantuvieron los aseos portátiles limpios como una patena, desinfectándolos al instante cada vez que salía alguien (no hace mucho me interesé por saber qué es la patena, y resulta que es la bandeja en la que se deposita la hostia durante la celebracion eucarística).

02 ago 2020 / 00:36
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