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AQUELLOS MARAVILLOSOS AROS > 46

Alberto Abalde late en 3 corazones

(1993) Alero del Obradoiro de los 80, fue capitán y brilló también en el OAR Ferrol de ACB // Sus hijos Tamara y Alberto le relevan en las canchas de hoy

Alberto Abalde ya no se llama así. Hoy es Alberto Abalde sénior. Por suerte, su hijo apenas hacía goles, probó con las canastas y... a modo, el junior fue a más, creciendo hasta retar al padre en repercusión deportiva, y Alberto sénior feliz, como lo está el deporte gallego.

Nacido el 10 de noviembre de 1958 en Vigo, Alberto Abalde R­odríguez se fogueó en el Bosco vigués. Y tras la mili que le llevó al CB Canarias del 79/80, este alero grande (2,01 m.), de brega en la zona, fue parte del Porcelanas Santa Clara de la 1.ª B de 1980/81, al lado de Suárez, Soriano, Ortega (mito luego del Baskonia), De la Concepción, Abejón... entrenados al inicio por Alfonso Rivera en una temporada donde pasaron de soñar con subir a desaparecer.

En 1981, Pepe Casal fue a buscarle para el Obra yeyé, el de esa década de la movida, aquel grupo que era un tiro a nivel físico y que ascendió a 1.ª División (luego ACB) en abril de 1982 tras ganar a domicilio al Mataró con 11 puntos suyos, 28 de Gil, 25 de Iglesias, 7 de Lomas, 4 de Modrego y 14 de Balagué.

Lo suyo era sentimiento hecho baloncesto en días de eternos viajes desde Galicia con la radio del bus muda al llegar a Pedrafita y vestuarios donde no había compañeros... había amigos. Todo era ilusión y poco dinero aunque Epi ya hiciese en spot de Nocilla en 1985.

El chino Abalde (dice Mario Iglesias) avivó ese equipo lleno de sonrisa joven y jugadores gallegos, brillando en el segundo peldaño del básquet nacional, rozando otro ascenso que no llegó y trazando el trampolín de ACB para Ricardo Aldrey, Miguel Juane y el propio Alberto, todos parte del OAR Ferrol que entre finales de los años 80 y los primeros 90 puso a la ciudad departamental en el mapa.

En cinco de sus seis años allí, jugó ACB, picando piedra cuando los americanos promediaban 40 minutos por partido, al lado del difunto Schlegel (1987-89), Nate Davis (83/86) y Lavodrama (85/94). Colgó las zapatillas a los 33 años, reapareció de modo puntual en 2.ª División con el equipo del Concello de Meis y luego obtuvo el título de entrenador superior, con paso por Marín o el júnior gallego.

No hace falta examen médico para adivinar que Abalde sénior tiene por corazón un balón de baloncesto que reparte latidos por tres entre Tamara, hija (29 años) que también brilla en el parqué, y Alberto junior (23), que partió de casa con 14 para cruzar unas puertas abiertas un poco por su genética, otro por trabajo y un mucho porque padre y madre le(s) regalaron un balón con el bote romántico del ayer y la sonrisa cauta de quien sabe que no hay mejor equipo en la vida que la familia.

¡Felices fiestas a todos!

Padre e hijos unidos por "la filosofía del esfuerzo"

SU HIJA Tamara Abalde juega en el Valencia Basket, a la vera de su hermano Alberto, y así resume para EL CORREO la filosofía deportiva de Alberto Abalde sénior: "Para mi padre el baloncesto es su vida. Te diría que piensa en baloncesto desde que se levanta hasta que se acuesta. Siempre ha sido un apasionado de este deporte y desde muy pequeñitos, tanto a mi hermano como a mí nos ha inculcado una filosofía del esfuerzo, de que hay que trabajar todos los días y ser humilde porque nadie te regala nada. Esos son los consejos suyos que más me han ayudado para ser profesional del baloncesto... Él consiguió tener una carrera en la élite del baloncesto a base de esfuerzo y de sacrificio, a base de pelear por lo que siempre ha querido", subraya Tamara.

Tamara Abalde

JUGADORA DEL VALENCIA BASKET

"Para mi padre el baloncesto es su vida. Te diría que piensa en baloncesto desde que se levanta hasta que se acuesta. Es un apasionado..."

30 dic 2018 / 22:38
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