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Amenaza al tren de la eurorregión

    EL ANUNCIO de que las comunicaciones ferroviarias entre Oporto y Vigo dejarían de funcionar encendió la alarmas. Un pacto de último minuto consiguió la pervivencia de la línea del Miño gracias a una mayor implicación económica de Renfe y con la garantía de que habrá servicio hasta la conmemoración del centenario de la llegada del tren a Vigo, en 2013. Pero la estrategia del primer ministro conservador, Pedro Passos Coelho, de cerrar líneas deficitarias ya está en marcha. La privatización de los transportes públicos lusos forma parte del paquete de medidas que la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional le han impuesto a Portugal dentro del plan de rescate financiero, por el que recibirá un préstamo de 78.000 millones de euros.

    Por el lado gallego, también se encuentran bajo amenaza de cierre cerca de 40 estaciones, a unir a las 11 que ya no están en servicio. Todos ellas deficitarias. Según un documento elaborado por CCOO en Galicia. La eliminación de servicios ferroviarios deficitarios obedece a una directiva de la Unión Europea.

    Al margen de que Galicia pase a formar parte de la red europea de alta velocidad, todo un hito en cuanto a modernización de las infraestructuras del transporte se refiere, tanto a uno como al otro lado del Miño, históricamente el ferrocarril no ha sido objeto de una especial atención por parte de las instituciones públicas, sobre todo si se compara con el trato que le han dispensado a los demás transportes.

    "Al bajo nivel de inversión ferroviaria se une el hecho de que el esfuerzo financiero no se ha concretado en nuevas infraestructuras, sino que se ha destinado al mantenimiento y a tímidas mejoras en la red existente", constatan Abel Losada Álvarez y José Ángel Vázquez Barquero, ambos economistas y profesores de la Universidade de Vigo, en un trabajo que lleva por título Galicia y la Región Norte de Portugal. Transporte terrestre y aéreo: cohesión territorial y dimensión exterior, publicado en el año 2007 en un número monográfico de Papeles de Economía sobre Galicia y el Norte de Portugal.

    Esta menor atención, añaden Losada y Vázquez Barquero, "ha implicado que el transporte por ferrocarril alcanzase bajos niveles de competitividad con respecto a otras alternativas. Sin ir más lejos, en la línea transfronteriza Porto-Vigo se emplean tres horas y media en recorrer los 150 kilómetros que separan ambas ciudades, desarrollándose una velocidad media de menos de 50 km/h". Si en 2003 el número de pasajeros era 34.410, a día de hoy esa cifra no llega a la mitad, y los mismo ha ocurrido con las mercancías.

    En Galicia, conviven dos redes de ferrocarril, que se diferencian por la anchura de la vía. La red de ancho español (de 1.668 milímetros), explotada por Renfe y que cuenta con una longitud total de de 891 kilómetros, conecta las principales ciudades gallegas y enlaza con al meseta castellana a través de una conexión radial (Ourense- Zamora-Medina del Campo-Madrid) y otra transversal (Monforte-León). La red de vía estrecha (de ancho métrico) está explotada por FEVE, y cuenta con 153 kilómetros que enlazan Galicia con Asturias (Ferrol-Vegadeo).

    Según Abel Losada y José Ángel Vázquez-Barquero, la primera de estas redes, que pasa por ser la principal en Galicia, tanto por su extensión como por su dotación, "adolece de importantes deficiencias". Se caracteriza por ser "especialmente sinuosa, tener pendientes pronunciadas, estar salpica de túneles y permitir el desarrollo de velocidad reducidas", subraya el experto M. Rodríguez Bugarín ("La red ferroviaria gallega", Jornadas sobre el Sector Ferroviario, organizadas por la Escola Galega de Administración Pública, en 2005, en A Coruña).

    En el Norte de Portugal, la ciudad de Oporto dispone de un nudo de comunicaciones del cual parten tres líneas de ferrocarril con un ancho compatible con el de Renfe (1.665 milímetros): la del Miño; la del Duero y la del Norte. La primera discurre próxima al litoral en dirección a Viana do Catelo y Valença-Tui, con ramificaciones hace Guimaraes y Braga. La línea del Duero, de carácter transversal, conecta Oporto con Pocinho, y dispone de vías secundarias a Amarante y Vil Real. Hasta el año 1987 esta línea se extendía hasta la frontera de Barca d' Alva-La Fregeneda. La línea Norte une Oporto con Lisboa, y en Pampihosa enlaza con la Este, que discurre desde Coimbra hasta Vilar Formoso-Fuentes de Oñoro.

    En el inicio del siglo XXI, el gran reto ferroviario de la eurorregión Galicia-Norte de Portugal era la red de alta velocidad. Sin embargo, las autoridades lusas han ido posponiendo la construcción de sus cinco grandes corredores previstos. En concreto, el Oporto-Vigo había sido programado por Lisboa para 2009, luego se pospuso a 2013 y recientemente fue cancelado por el Gobierno de Passos Coelho. Dicho en otras palabras, el proyecto de desarrollo y afianzamiento de la eurorregión queda seriamente tocado.

    Portugal se queda sin alta velocidad

    •••En la cumbre hispano-lusa de Figueira da Foz, noviembre de 2003, el proyecto del tren de alta velocidad definió cinco grandes corredores: Porto-Vigo (2009), Lisboa-Madrid (2010), Lisboa-Porto (2013), Aveiro-Salamanca (2015) y Evora-Faro-Huelva (2018). En noviembre de 2006, en la Cumbre de Badajoz, los dos últimos fueron anulados. Ahora han sido anulados los tres restantes. Portugal se queda sin AVE.

    10 jul 2011 / 20:08
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