Antoni Daimiel, periodista All Star
(1996) Empezó en 'El día después' (Canal Plus) y patrulló mil noches NBA con Andrés Montes de 1996 a 2006 // Dio una charla en Santiago en 2013
En los años 90 un veinteañero acabó en el médico desfondado por malcomer y dormir muy poco durante una cobertura televisiva. Era Antoni Daimiel Bolaños.
Se lo dijo hace días a Guille Giménez, su cómplice en Movistar+, un narrador que supo suplir a David Carnicero (ahora cubre ACB) y que luego fue superando la sombra de Andrés Montes por lo bien que empatiza con Antoni gracias a su romanticismo andresmontiano, convenciéndonos de que dormir es de cobardes y ver baloncesto en pantalla... reto de valientes.
Acuario del 5 de febrero de 1970, nacido en Ciudad Real y crecido en el Valladolid donde volaba Nate Davis (fugaz ala del Obradoiro de 1982/83), a los 18 años, Daimiel viajó a la casa de su tía en Madrid para estudiar Periodismo.
Allí, el chaval que imitaba narraciones deportivas en un cassette rebobinado con boli Bic... creció.
Entró de becario en el naciente Canal Plus, sumándose luego al revolucionario El día después, en la etapa de Nacho Lewin (1990).
Al fútbol, esa cadena de pago sumó la NBA, con Montes al frente, al inicio emparejado con Santi Segurola, alguien ya consolidado en el diario El País cuyo recelo a volar llevó a Antoni a viajar con Andrés al All Star de San Antonio en 1996, luciendo melena de sobrio rizo y corbata, que para alharacas verbales y visuales (¡pajaritas!) ya estaba su ruidoso compadre.
Esa pareja de la Guardia Civil deportiva patrulló nuestras mil y una noches de chistes con y sin gracia, motes, anécdota acá o allá, sofá sin reloj y lecciones para entender el baloncesto y la vida, que, ya saben, puede ser maravillosa. O cruel.
En 2006, La Sexta se llevó al jugón calvo de raíces gallegas, padre de la España del tikitaka, y el desgaste, unido a un rifirrafe laboral, sacó a Daimiel del Plus.
Ahí ahonda El sueño de mi desvelo, libro con prólogo de Marc Gasol porque Pau no dijo que sí, ni que no a la petición de escribirlo pero no contestó en aquel 2013 que trajo a Daimiel a Santiago, invitado por el Obradoiro para hablar en el Real Aeroclub.
Tipo ameno pese al rictus de Buster Keaton, loco de la música latina, soñó con ser corresponsal en Cuba (donde ha pasado largas temporadas) pero... no.
En 2009 se hizo autónomo.
Hoy en Movistar+, administra a la baja el trabajo noctámbulo que tanto mordió su salud, y afronta otros retos, ya sea en la SER, o en Colgados del Aro (Youtube) como padre de horarios humanizados y de un crío ya accionista del Estudiantes.
Afable, serio, sereno, riguroso, aquel niño escolta del montón fan de Delibasic, es uno de los españoles que más veces ha visto al dios Jordan a la cara, y hoy es un All Star que prestigia al básket y al periodismo.