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El artista Acisclo Manzano lleva a Ourense sus últimas creaciones

El Centro Social Caixanova acoge desde ayer 'As paisaxes de Acisclo', un homenaje al escultor en su 70 aniversario ·· La muestra, que exhibe los nuevos logros de su producción, permanecerá abierta hasta el 18 de abril

Caixanova inauguró ayer tarde, a las 20.00 horas, en su Centro Social de Ourense, una muestra del artista ourensano Acisclo Manzano en la que se exhiben las últimas creaciones del artista, fundamentalmente en cerámica. Manzano estuvo acompañdo en el acto inaugural de la muestra, que permanecerá abierta hasta el próximo 18 de abril, por el director de Relaciones Institucionales de Caixanova en Ourense, Amadeo Rodríguez Piñeiro.

A punto de cumplir 70 años, el escultor ourensano protagoniza esta individual que ha sido organizada por Caixanova para celebrar su larga y fructífera trayectoria en el mundo del arte y sus siete décadas de vida. La aparición de las primeras obras de Acisclo Manzano en el panorama plástico gallego supuso una interesante ruptura con la línea tradicional y rural seguida por la escultura gallega tras la guerra civil. El creador, estrechamente vinculado a la vanguardia artística en Galicia, generó un lenguaje propio y una original personalidad artística que impregna sus obras con gran naturalidad. Ese lenguaje es el que vuelve a brotar con madurez y decisión en las piezas que se pueden contemplar en la sala de la Praza Maior de Ourense.

Acisclo Manzano (Ourense, 1940) inició su formación en centros de enseñanza laboral, donde aprendió a tallar madera. Fue alumno de Asorey y de Liste. Participó, desde muy joven, en muestras artesanales, donde destaca y gana premios por su peculiarísima concepción de la forma, entonces exclusivamente en madera. Se vincula al grupo de Os Artistiñas, que anima en Ourense el escritor Vicente Risco, y del que forman parte también otros grandes artistas como Xaime Quessada, José Luis de Dios o García de Buciños, con los que recorre el mundo, desde Francia e Italia a Suecia y desde Egipto a México, en cuya capital realiza una exposición, en el Museo de Arte Moderno.

Temporalmente reside en Ibiza, donde comienza a trabajar en el barro rosado de aquella isla, abandonando temporalmente la madera y el bronce, al que de todos modos volverá. Al fin se establece en Viduedo, a unos veinte kilómetros de Ourense, en la carretera a Compostela, porque siente que Fidias y el Maestro Mateo son sus referencias constantes. Allí, en su casa taller, trabaja en solitario.

UN CLÁSICO

Sutil belleza de sus volúmenes

Manzano comenzó su carrera fiel a un expresionismo de extraordinaria fuerza, a base de modificar escasa, pero genialmente, troncos abandonados y vigas de derribo. Más tarde fue hacia formas recluidas, vagamente figurativas, o a expresiones humanas muy idealizadas, donde la curva era rotunda y las rugosidades parte esencial de la morfología de sus bronces.

La etapa ibicenca, probablemente la más bella de su producción, está directamente inspirada en los restos fidianos del Partenón que conserva el British Museum. Insinuaciones de formas, acaso femeninas; fragmentos de torsos con ondulaciones, con una textura primorosa donde se alterna la convexidad con las granulaciones. Sus torsos son emocionantes, a partir de una forma muy elemental en la que realiza inscripciones casi de orfebre. Las oquedades ha sabido incorporarlas idealmente al volumen resultante que es la obra. Rostros inscriptos en un bloque con incisiones en el barro tierno, que al pasar a materia definitiva se enaltecen .

18 mar 2010 / 21:35
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