Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h
{retratos en fonseca}

Carlos Pajares Vales

    Creemos los historiadores que el presente es consecuencia del pasado, por eso para comprender cuál es la situación de la universidad haremos un recorrido por las figuras y mandatos de aquellos de sus rectores que precedieron al inmediato presente, comenzando por el primero de ellos. Llegó C. Pajares Vales a Santiago como catedrático de Física teórica en una facultad recién creada; venía avalado por sus trabajos sobre la entonces innovadora teoría de los quarks, esos componentes de parte de las particulas a los que unos físicos dotados de sentido del humor –compañero fiel de la inteligencia– atribuyeron olores y sabores a la hora de denominar su propiedades. Fue en esos momentos, en el año 1983, cuando, tras la aprobación de la LRU elaborada por el ministro J.Mª Maravall, las universidades españolas vivieron una enorme transformación: crecieron, se multipicaron sin fin, se hicieron más internacionales, mejoraron sus recursos y plantillas, a la par que en ellas se fue poco a poco incubando el mal que saldrá a la luz al llegar la gran crisis.
    C. Pajares, formado en los USA e identificado con la izquierda del PSOE, partido del que luego será militante, fue elegido rector en lid contra M.A. Ríos, un químico-físico que encarnaba un poco la continuidad con lo anterior, en el que no todo era tan malo, y con X.M. Beiras, que representaba la ruptura integral, no solo por ser el único candidato en el que podían reconocerse los nacionalistas, sino porque en su propio equipo, por ejemplo, figuraban como posibles vicerrectores estudiantes que habrían de gobernar y ser examinados a su vez por sus propios profesores. Personalmente creo que X.M. Beiras sabía que nunca podría ganar, pero también sabía que tenía un papel que representar, similar al que le tocó por dignidad representar en el eterno teatro de la política, en el que tragedia, comedia y farsa siempre se superpopen.
    Fue apoyado C. Pajares por un núcleo de militantes del PSOE, CCOO y grupos de profesores de ideas más o menos izquierdistas, razón por la cual la parte más tradicional de la USC pareció temer que de nuevo volvían los rojos. No fue exactamente así, ya que lo que ocurrió es que se construyó una universidad nueva de arriba abajo en la que iban a caber, ¡qué remedio! todos los colores del arco iris. C. Pajares y su PUPA (Plataforma Progesista) crearon una estructura de apoyo, poder e influencia en la que rápidamente pasaron a integrarse personas de todas las orientaciones posibles, algunas incluidas en la candidatura de M.A. Ríos, por ejemplo. Y tuvo C. Pajares dos mandatos. El primero fue constituyente. La USC redactó sus complejos estatutos y se construyó casi a partir de cero, creándose los departamentos, que comenzaron a minar a las antiguas facultades, los nuevos sistemas de doctorado, todas las nuevas licenciaturas, así como las infraestructuras de investigación, que luego explosionarían con su propio crecimiento. El rector consiguió mejorar muchísimo la dotación económica, las plantillas de profesores y PAS de modo notable. Había mucho que ganar, y también mucho que perder. Muchos podían jugarse su futuro académico, sus cátedras, sus puestos, sus medios de investigación, y por eso la PUPA adquirió poco a poco solidez y fortaleza, una fortaleza que le permitió ganar el segundo mandato del Prof. Pajares, y cuya base ya no fueron las ideas ni los ideales, sino los más nítidos intereses del pan de cada día y sus necesarios condimentos.
    Una plataforma, ¡malhadada palabra! no es un partido ni un sindicato, sino un grupo corporativo de intereses académicos, y como en la realidad la ganancia de uno es la pérdida de otro, fueron surgiendo grupos de profesores que no se sentían representados ya a los seis años de la elección de C. Pajares, en 1990. Primero los nacionalistas, claro, amparados por la poderosa sombra del BNG y X.M. Beiras y no asimilables en la izquierda española, y luego todos aquellos que venían de la etapa anterior y que no se habían podido integrar en el nuevo sistema. Un sistema complejo, que requería paciencia para negociar, pactar, e incluso intrigar, si se quería sobrevivir personalmente o defender el propio campo de conocimiento con la creación de títulos, departamentos o facultades. Estamos aun en el mundo de una universidad única, pues los dos nuevas se crearon en 1990, lo que hace la situación más compleja, y en un mundo en el que los intereses académicos se entrelazaban con poderes locales y provinciales, dispuestos a crecer a costa del vecino en un campo académico en el que todo este sistema se multiplicó además por tres, con universidades que repartieron ocho campus distribuidos en geográficas lonchas.
    La PUPA sentó cátedra; otros profesores se agruparon para la nueva contienda y el heredero de la legitimidad de la PUPA, J. Sordo, perdió las elecciones, quedando su plataforma sin embargo activa y con plena potencia de fuego. C. Pajares, que siendo rector impartía sus clases a las nueve de la mañana, siguió siendo físico y apasionado socialista a la vez. Fue y sigue siendo ante todo un profesor universitario. No hizo carrera política ni empresarial. Tuvo sus aciertos y errores, pero también buena voluntad, y se mantuvo fiel a su profesión y sus ideas. Ahora, próximo a su jubilación, representa a España en el mayor centro de investigación física del mundo: el CERN. Está su retrato en el claustro de Fonseca; el óleo deja bastante que desear, esperemos que la historia le haga más justicia.
    José Carlos Bermejo Barrera to
    El autor es catedrático de Historia Antigua

    07 sep 2013 / 17:52
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
    Tema marcado como favorito