Conmoción por el fallecimiento del presidente de Finsa, Tito Cambón

El empresariado compostelano recibió ayer con conmoción la noticia del fallecimiento, a causa de un infarto, del presidente de Finsa, Santiago Víctor García Baliño, conocido como Tito Cambón. Santiago había tomado el relevo al frente de la compañía hace poco más de un año, tras el fallecimiento de su hermano, Manuel, también conocido cariñosamente en Compostela como Lolo Cambón.

Santiago García Baliña viajaba ayer de Asturias a la capital gallega en automóvil, cuando sufrió un paro cardiaco que le costó la vida. Acompañado de un chófer y un enfermero, regresaba precisamente a la ciudad del Apóstol después de haberse sometido a una revisión en una clínica oftalmológica. El entierro se celebrará hoy (a las 17 horas) en Negreira, en la más estricta intimidad. Y el funeral tendrá lugar el próximo lunes (18 horas) en la iglesia de San Francisco.

Nacido en Burgueiros (Ames) en 1941, era el tercer hijo del matrimonio formado por Sara Baliña Pérez y Manuel García Cambón. Tenía tres hijos, Sara, Eva y Tito. Se da la trágica circunstancia de que, desde que en noviembre de 2007 fallecía su hermana María del Carmen, sólo transcurrieron tres meses hasta el deceso de su hermano mayor, al que estaba muy unido.

Los García Baliña, hijos del fundador de Financiera Maderera Sociedad Anónima, se pusieron al frente de la compañía en los años setenta, Manuel en la presidencia y Santiago como consejero delegado, y consiguieron asentarla como una de las mayores firmas de Galicia, con una plantilla de más de tres mil trabajadores, repartidos entre los centros de producción de Santiago y Padrón, y un nivel de ventas que en 2007 llegó casi a mil millones de euros. Además de esta labor empresarial, Santiago García Baliña se destacó también por su afición a la caza y hace pocos años recibía un cálido homenaje por parte de la Sociedad Deportiva Río Sar, que reconocía su trabajo como uno de los fundadores y miembro de la primera directiva de la agrupación. Fue uno de los responsables de que la capital gallega contase a principios de los años setenta con un campo de tiro en San Lázaro, donde hoy está el estadio de fútbol. Su otra pasión en el terreno deportivo era la navegación.

Desde la empresa familiar, a la que se dedicó en cuerpo y alma tras el fallecimiento de su hermano, señalaban ayer que "su figura quedará ligada para siempre a la historia forestal de Galicia y su mensaje pervivirá entre todos los trabajadores de Finsa: máxima exigencia personal, ilusión, dedicación, calidad y gusto por las cosas bien hechas".