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El coronavirus y los 370 millones de deuda

    LAS competencias sobre la salud de los ciudadanos han sido transferidas a las comunidades autónomas, como establece la Constitución. En Galicia, por un real decreto de 29 de diciembre de 1990. Salvo Ceuta y Melilla, que sigue dependiente de la Administración central, la gestión sanitaria está en manos de la autoridad autonómica. Al Gobierno le quedan escasas atribuciones: sanidad exterior, legislación sobre productos farmacéuticos y la labor de coordinación. Esta última es importante, sobre todo en momentos como el actual en que se ha de hacer frente a una epidemia que está generando gran alarma, pero el organismo ha de servir para algo más que hacerse la foto. Tengo la sensación de que la convocatoria del Consejo Interterritorial del Servicio Nacional de Salud es más propagandística que efectiva. Los consejeros del ramo de cada autonomía acuden para que no se destaque la ausencia y por si la imagen de unidad que transmiten tranquiliza a la ciudadanía.

    El mensaje del Gobierno es que la sanidad española está entre las primeras del mundo, capacidad para hacerle frente. Yo le creo, como también que la sanidad gallega se encuentra en la mitad superior de la media española. Pero aquí se produce una contradicción entre lo que proclama el ministro socialista y sus compañeros gallegos de partido. Debieran ponerse de acuerdo. Sobre todo en un asunto tan alejado de la lucha partidista como debiera ser el bien más preciado que tenemos. Si este virus tiene algo de positivo es que nos obliga a remar juntos.

    Y paradójico también resulta que el Gobierno haga bonitos pronunciamientos de colaboración y unidad mientras niega recursos a las comunidades autónomas, sobre las que realmente recae todo el peso de la gestión. Hablamos de 2.500 millones de euros que les debe en concepto de liquidación del IVA de 2017, de los que 204 corresponden a Galicia. En nuestro caso hay que sumar otros 170 como compensación por el cumplimiento de objetivos fiscales en los últimos dos años. A la carga económica directa que para la Xunta puede suponer la atención sanitaria de esta nueva enfermedad hemos de añadir los efectos colaterales en la actividad económica general. Sánchez tiene una inmejorable ocasión de restituir lo robado. Nos olvidamos del aldraxe y le aplaudiremos. Palabra.

    Periodista

    26 feb 2020 / 20:59
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