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Entorno a la vida bárbara del eumés Manuel Molares do Val y familia

El conocido periodista de guerra y analista político tiene sus raíces en Pontedeume. En la villa del arzobispo eumés Bartolomé Rajoy visitamos al cronista y sus familiares para conocer más de esta saga gallega.

Al pasear por el centro histórico de Pontedeume en compañía de Manuel Molares do Val, se van descubriendo los pequeños tesoros que encierra esta villa coruñesa. La Torre de los Andrade, la Iglesia de Santiago o la casa familiar del arzobispo Rajoy, son entre otros muchos los edificios que me destaca al pasear por este bonito pueblo costero.

La ubicuidad quiere que además la casa familiar de los Molares do Val, se encuentre cerca del palacio barroco de aires clasicistas construído por el arzobispo. Uno de los negocios familiares está junto a la Torre de los Andrade y aún una preciosa casa rural propiedad de uno de los hermanos llamada “casa do castelo de Andrade” se encuentra a la vera del monumento homónimo.

Los comentarios detenidos sobre las arquitecturas tradicionales del lugar, se van trufando con las descripciones sobre personas que pasan el verano o todo el año en la villa y que tienen peculiaridades como haber sido traductor de la ONU uno y tener una colección de arte africano increíble o ser juez otro y dedicarse a temas sociales y de ayuda a la salud.

La visión cosmopolita de viajero y residente en muchos países de Manuel, junto a su bonhomía le hacen un cicerone único para conocer cada curiosidad de lo que le rodea.

La familia Molares do Val tiene cinco representantes bien interesantes con actividades en distintos campos. Los cinco hermanos son por orden de mayor a menor Manuel, Eugenio, Carlos, Alfredo y Alberto.

Manuel el mayor, es nuestro anfitrión en la visita a su familia y es el conocido periodista. Eugenio el segundo, lleva los negocios del padre. Carlos es profesor de instituto catedrático de biología, con titulaciones en biología y matemáticas. Alfredo es director de Caja Madrid en Pontevedra y Alberto, el más joven que también fue periodista una parte de su vida, es quien tiene en la actualidad un hotel con encanto o casa de turismo rural.

La Casa do Castelo de Andrade, es donde se desarrolla nuestra conversación. Se trata de un conjunto de edificaciones realizadas en estilo tradicional gallego con novedades estructurales y de planta que se completan con con boiseries lacadas en color gris azulado. Una casa matriz y varias construcciones con escaleras en solana, alpendres y flores en macetas redondean una decoración exterior que se encuadra en una gran finca de lomas suaves con aires de campiña de evocación literaria y ambiente de pabellón de reposo.

 El interior está decorado en estilo provenzal actualizado con muebles de madera natural, sillas en decapado y bonitas vistas desde grandes ventanales de aire contemporáneo. Todo el conjunto es muy de estilo “maison et jardin”. Entre sus delicias se encuentra la paz y el silencio que se respira en la casa. Diez habitaciones y varios salones dan hospedaje a los visitantes.

El padre de la familia, Manuel se dedicó hasta hace poco a varios negocios y conoció a Carmen, su mujer y madre de los cinco hermanos en Vigo poco después de la guerra civil. Las actividades comerciales del padre en Pontedeume y Betanzos, son entre otros el almacén de perfumería, tienda de electrodomésticos y distribución de gas.

La familia del padre era oriunda de Salvaterra do Miño, de la provincia de Pontevedra. Y la familia de la madre era de procedencia de Lugo, de O Corvo. Se conocieron en Vigo y allí se casaron. El padre Manuel, trabajó en el inicio de su vida laboral para la RENFE y lo destinaron a Pontedeume y antes estudió en Vigo en un colegio que se llamaba Mezquita. Tras el trabajo en el ferrocarril, pidió la excedencia y comenzó con su actividad mercantil que le ocupó toda la vida. Hombre de ideas, es conocido por sus manifestaciones de la sociedad civil, como por ejemplo su oposición al derribo del puente metálico de Pontedeume, que con sus cartas consiguió evitar.

Manuel Molares do Val que estudió, como sus hermanos en el colegio Luís Vives de Pontedeume se formó como marino mercante y tras haberse trasladado a los Estados Unidos donde estudió ingeniería, tomó en un momento inicial de su vida profesional, la decisión de trasladarse a Madrid y matricularse en periodismo. Comenta con tono de broma cómo cambió un sueldo importante en la mar, por unos ingresos de meritorio al inicio de su carrera como periodista. Recuerda con cariño como su primer adalid fue el que colaboró en El Correo Gallego en una época, el periodista Borobó, con quien colaboró en diversas ocasiones. La revista Chan, editada en Madrid en gallego y castellano en los años finales del franquismo fue uno de sus primeros medios de publicación.

Como periodista recorrió medio mundo como corresponsal de Efe y en la actualidad como cronista de Fax Press hace análisis de la realidad política en columnas que se publican en más de una veintena de periódicos en España. Viajó por todo el mundo, habiendo residido en Bruselas como corresponsal en la época del Mercado Común. También residió en Estados Unidos y estuvo destacado en prácticamente todas las capitales europeas y conoce bien también Sudamérica. Una de sus experiencias profesionales más amplias la tuvo en la China de los años setenta, todavía en pleno “amurallamiento” del régimen comunista.

 

Tribulaciones en la política internacional de la China comunista

La vida en la época en Pekín en los años setenta, les hacía residir a él y a su mujer Lenny Garza, española de orígenes norteamericanos, también periodista, en las limitaciones propendidas a los residentes diplomáticos. Los grandes pisos de la población extranjera, en zona de embajadas, en los que se hacía oficina y vivienda eran vigilados al extremo de que para introducir en la casa visitantes chinos, disidentes o simples acompañantes amigos, era necesario burlar los controles con mantas en el automóvil y entrar a media noche, igual que en las películas de la guerra fría. En la capital conocieron al diplomático venezolano Domingo Laudaeta y también a un ferrolano peculiar llamado Pepe Castedo.

Pepe Castedo tras vivir en Ferrol parte de su vida se exilió primero a la Rusia comunista y luego a China. En el gran país asiático daba clases de español a cientos de alumnos que alcanzaban un nivel prodigioso con el método de enseñanza de Castedo. Su talento para la enseñanza era comparable a su inspiración como autor de aforismos. Es “vero e ben trovato” que parte de las máximas contenidas en el Libro Rojo de Mao Tse Tung, son de la autoría de Pepe Castedo.

Tras la muerte del político, el nuevo régimen veía con prevención a los que habían sido favorecidos por el anterior sistema. Castedo se trasladó a España con una hija, donde murió al poco tiempo, pasando a la historia como un “gallego en la gran muralla”.

De su época China una anécdota sitúa a Manuel Molares en una cena con altos mandos cerca de Pekín en el año 1979. En la cena le informan de que en veinticuatro horas se declararía la guerra chino vietnamita. Manuel difundió la noticia por todo el mundo y la guerra, pasadas las veinticuatro horas no se declaró. Las amonestaciones, que digo “las broncas”, a Manuel hubieron de convertirse en alabanzas al trabajo bien hecho cuando la guerra, desgraciadamente, se inició un día después.

En ese frente, sufrió Manuel una agresión por una soldado vietnamita que casi le lleva a la muerte y de la que le curó la medicina especial china para lesiones de paracaidistas. Una vida bárbara.

Una biografía novelada inspirada en la vida de un gallego del siglo XX

Xavier Alcalá, el autor residente en Ferrol, escribió entre otros libros “A nosa cinza”. Y también es autor de una trilogía llamada “Anxélica memoria”, que es una suerte de biografía novelada inspirada en la vida de Manuel Molares, el padre de la saga. El título hace alusión al hecho de que Manuel es evangélico, protestante.

Es la historia de Galicia en dos aspectos, por un lado el análisis de la falta de libertades religiosas o civiles durante el franquismo. Y también hay un análisis de la guerra civil. La narración de la batalla del Ebro que aparece en la trilogía, es espeluznante. Manuel padre, que estuvo en el frente, en la batalla, como se decía “a morir”, es el personaje principal traspuesto al libro. En el mismo se hacen además representaciones de circunstancias del pasado, como el hecho de las ayudas a los ágrafos. El padre Manuel, que escribía bien, personifica varios pasajes cuando lo llaman a ayudar a escribir cartas por su buena letra.

El libro arranca en los últimos tiempos de Alfonso XIII y cierra con los últimos días de Franco, es pues una narración que cubre amplios aspectos.

La persecución al padre, Manuel, fue muy dura, tanto en la guerra como por la posguerra. Sobre todo por los ultranacionalistas por motivo de ser sospechoso, que le llevó dos veces ante un pelotón de fusilamiento, por motivos religiosos. Hecho que por la querencia ilógica de la época lo asimilaban a que fuera masón y comunista.

La mujer Carmen, era también protestante y a sus cinco hijos los educaron en la libertad. Cree Manuel hijo en lo que él califica citando a Oriana Fallaci, como “ateo cristiano”. Creen en la cultura de las catedrales, la cultura cristiana y la cultura europea, la cultura de la reforma de la libertad y la ilustración.

 

30 ago 2008 / 18:53
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