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Equivocaciones de mucha enjundia

    Escrito lo de anteayer, lo de que el mundo de la Justicia en España es algo extremadamente preocupante y complejo, leo un artículo escrito por José Luis Martín Palacín sobre el proceso incoado al juez Baltasar Garzón Real, más conocido como el juez Garzón. José Luis Martín Palacín, que fue subsecretario del Ministerio de Interior y antes director general de tráfico, empieza mostrando su nula simpatía por el juez acusado y acaba posicionándose en el mundo de la ética, en el del espíritu de la ley, favorable a este, más que en el de la letra pura y dura, de la pura letra. En el mismo que, según parece, se ha instalado el juez Luciano Varela, instructor de la causa seguida contra su colega.

    Según yo colijo lo que le está sucediendo a Garzón es por haber actuado más con el corazón que con la cabeza; dicho de otro modo, que razón o razones no le faltaban, ni le faltan, para proceder como lo hizo pero que, cuando se decidió a hacerlo, lo hizo mal y chafó el asunto. Confieso que tampoco a mí me cae bien el juez Garzón. No tengo más razón para ello que la sensación que me produce ver como se comporta delante de las cámaras de televisión. El lenguaje corporal que utiliza en tales ocasiones me distancia irremisiblemente de su persona, me comunica cosas que me desagradan, qué le voy a hacer. Sé que no es suficiente motivo, pero admítaseme como yo admito que, por idénticas razones, yo le caiga mal a mucha gente. Somos así. Y punto pelota. El problema es que no debemos confundir más los términos. Luciano Varela, según yo tengo entendido, es hombre de izquierdas, muy de izquierdas. Lo más que probable es que éticamente esté de acuerdo con los motivos que impulsaron a Garzón a instruir su causa y que sienta tener que proceder como lo está haciendo como consecuencia de que, de forma lamentable, el juez encausado haya realizado mal su trabajo y sea él quien, ahora, se tenga que atener a la ley aunque al hacerlo coincida con quienes, desde el otro extremo ideológico que permite la democracia, se quieren llevar por delante a juez que les resulta tan molesto. Llegados aquí, qué decirles. Que tiene razón Martín Palacín al expresar la misma empatía que todos sentimos para con los represaliados por el régimen franquista. No debe, aunque puede, ser de otro modo. Pero cuántos sinsabores se nos hubiesen ahorrado de haberse hecho bien las cosas. A veces, el hecho de pisar una raya continua con la rueda delantera izquierda de tu coche, te puede significar trescientos euros del ala de sanción. Lo mismo que a algún juez equivocaciones de mucha mayor enjundia. Eso es lo que hay que corregir de una bendita vez.

    18 feb 2010 / 22:08
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