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¿Fábrica de Armas otra batalla o la última?

    Con estas letras pretendo dar mi humilde apoyo a sus trabajadores, porque desde siempre la Fábrica de Armas de A Coruña ha estado ligada a mi vida. Fue el sustento de mi familia durante más de 40 años. Mi padre trabajó en ella desde muy joven, cuando estaba ubicada en el grupo escolar Eusebio da Guarda, hasta su jubilación en el año 1982. También mi padre sufrió, aunque en menor medida, sus avatares. Hubo momentos en que estuvieron a punto de cerrarla, pero volvió a su esplendor.

    En marzo la Fábrica de Armas cumplirá 76 años de existencia ligada a esta ciudad, desde su inicio, en plena guerra civil, para confeccionar uniformes militares, en la planta baja del edificio que hoy ocupa Correos, pasando después a ubicarse en los grupos escolares de Eusebio da Guarda, Curros Enríquez o el grupo de talleres de la Torre.

    Las instalaciones definitivas, que están en Palavea, fueron inauguradas por el General Franco en septiembre de 1958. Ocupan más de 200.000 metros cuadrados. Consta de 8 grandes naves. Había un campo de tiro para probar las armas que se fabricaban, según me contaba mi padre. Se dedicaban a la construcción de mosquetones, subfusiles, pistolas de señales, armamento portátil de repetición.... también fabricaron piezas de automóvil, en épocas de menor trabajo armamentístico.

    El personal se formaba en la propia fábrica. La conservación de la maquinaria  la realizaban sus trabajadores. Había un economato, en donde se adquirían alimentos a menor precio que en el mercado y una enfermería, que estaba atendida por el Dr. Juan Neira, amigo de mi padre y famoso e insigne médico, al que, en su recuerdo, se erigió una estatua en los jardines de Cuatro Caminos en el año 1993 y posteriormente, como prometió, por aquel entonces, el alcalde de la ciudad Francisco Vázquez, se puso su nombre a una calle de la ciudad.

    La Fábrica de Armas llegó a tener unos 1600 trabajadores. Con los años fue descendiendo el personal hasta la actualidad con unos 170, avocados al paro, sino se pone remedio.

    La amenaza de finalizar su actividad para siempre se cierne sobre ella irremediablemente, aunque no es la primera vez. En 1995, el ministro Josep Piqué propuso su cierre y el unificar las fábricas del norte de la península con la de Trubia (Asturias). Manuel Fraga, un año después propuso que se diversificara la producción, fabricando aspas de molinos eólicos  o componentes de ordenador. Cuando Aznar era Presidente del Gobierno, en el año 2000, se privatizó, vendiéndola a la empresa norteamericana General Dynamics European Land Systems. Se pensó, en su día, ubicarla en otro polígono industrial, como la Grela, en donde ocupara menos espacio, con instalaciones más modernas, pero todo quedó en nada. El terreno que abarca la Fábrica de Armas, fue y es un “caramelo” para la “industria del ladrillo”, sobre todo en su época “dorada”. En la actualidad sólo se utiliza el 60% de las instalaciones.

    En 2008, en una entrevista al presidente del comité de empresa, Roberto Teixido, se mostraba así de optimista, calificaba el futuro de la Fábrica como “ilusionante”, decía: “Es la primera vez en veintitantos años que el futuro pasará por una reubicación, no un cierre. Estamos en un momento histórico”. Respecto a la importancia de la Fábrica de Armas en la historia de la ciudad, respondía: “Yo creo que esto fue una universidad. En el tema social e industrial hay que pensar que aquí había una escuela profesional importantísima en la ciudad. En las mayores puntas de empleo llegó a tener más de 1.600 trabajadores. Hubo mucha gente de aquí que fue a empresas punteras”. Resaltaba que la empresa destacó a nivel deportivo, su equipo de fútbol llegó a disputar el ascenso a segunda división y Rodrigo García Vizoso, fue el portero del Deportivo y del Real Madrid. Hoy, cinco años más tarde, no se muestra tan optimista, dijo recientemente: “Hubo proyectos magníficos aprovechando la capacidad tecnológica de la fábrica, pero no es que hubiera zancadillas, es que hubo atentados laborales de la empresa para que no pudiéramos entrar en otros sectores”. Para estos trabajadores, General Dynamics, quiere eliminar la industria española armamentística, para que cuando necesitemos material se lo pidamos a los americanos. Hay intereses especulativos.

    Pretenden cerrar en breve, definitivamente, sus puertas, porque para Santa Bárbara Sistemas, filial en España de General Dynamics, “no es viable”. El sector armamentístico está reducido al mínimo. El Ministerio de Defensa ha sufrido recortes en su presupuesto y cada vez hace menos encargos. Pretenden eliminar todas las Fábricas de Armas de España, excepto la de Palencia, porque está en proceso de venta a la empresa noruega, Nammo, que garantiza, al menos así lo manifestó, la continuidad de sus trabajadores. Entre despidos y ERES, unos 700 trabajadores, irán, si no se pone remedio, a engrosar la lista de los parados.

    ¡Señores! no se trata de eliminar puestos de trabajo, sino de conservar los que existen y crear más. Las tradicionales empresas, que proporcionaban trabajo a esta ciudad desde hace muchos años, se están eliminando. El reciclaje en su actividad está la solución. Son buenos técnicos, aprovechemos su experiencia. Detrás de ellos están sus familias, que durante años, como la mía, hemos vivido gracias a la Fábrica de Armas. Soluciones ya. Mucha suerte y adelante. Que sólo sea una batalla más y no la definitiva.

    18 feb 2013 / 19:56
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