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La falacia de Laffer

    NO es una novedad que las rebajas de impuestos, de las que el expresidente Aznar es un atrabiliario defensor, tienen por sustento unas teorías neoliberales que, mediante múltiples ardides, insisten en hacernos creer que las altas tasas impositivas ahogan la iniciativa empresarial, reducen el crecimiento e inducen a la evasión y el fraude fiscal.

    El núcleo central de esa conjetura parte de la curva de Artur Laffer, un profesor de la Universidad de Stanford (California) que en 1975 enunció la siguiente tesis: aunque inicialmente los ingresos fiscales crecen al aumentar los tipos de impuestos, una vez alcanzan un nivel determinado, aquellos empiezan a bajar.

    De lo cual se deriva un corolario: es posible recaudar más rebajando los tipos impositivos. A partir de ahí, surge el eslogan electoralista de los partidos conservadores y de algunos socialdemócratas que lo hacen suyo: más con menos. De hecho, Zapatero llegó a decir que bajar los impuestos era de izquierdas.

    La curva de Laffer fue asumida ideológicamente por Ronald Reagan en la campaña de las elecciones presidenciales norteamericanas de 1980. Reagan ganó y aplicó la conjetura de Laffer. No pasó mucho tiempo en comprobarse que la cosa no funcionaba: la recaudación caía ostensiblemente y el déficit aumentaba de forma explosiva. Con lo cual, una de dos: o se subían los impuestos de nuevo o había que reducir el gasto público en la misma proporción. Sucedía, además, que los Estados Unidos habían aumentado los gastos militares a fin de batir a su máximo adversario (la URSS) en el terreno armamentístico. Alternativa: recortes en sanidad, educación y ayudas sociales.

    El experimento dio como resultado que en los seis primeros años de Administración Reagan, el déficit público pasó del 2%, en el que lo había dejado Jimmy Carter, al 6 por ciento del PIB. Se había triplicado, y eso que una de las bazas electorales de la campaña del exactor había sido la de reducir el déficit de su antecesor y acabar con los "derroches" de los demócratas.

    David Stockman, el primer director de la Oficina del Presupuesto con el presidente Reagan, dimitió. La curva de Laffer era una falacia y así lo demostró en un libro (El triunfo de la política, Grijalbo, 1986). Años después, en 1990, la Oficina Presupuestaria del Congreso aportó unos datos irrebatibles: el noventa por ciento de los ciudadanos dedicaba una mayor parte de la renta a pagar impuestos, sólo el 10% más rico disfrutaba de menos tributos, y dentro de este grupo, el 1 por ciento mucho más rico gozaba de una rebaja de 15 puntos porcentuales del Impuesto sobre la Renta y sus rentas se habían incrementado en un 110%.

    Cuando Aznar accedió al Gobierno (1996) aplicó la misma receta, pero eso no fue lo que impulsó el crecimiento español, sino el bum inmobiliario y el crédito barato que cebó la demanda interna. Familias y empresas se endeudaron hasta las cejas. Luego llegó la crisis.

    24 may 2013 / 20:41
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