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maría fernández, ‘Coach’ y experta en refuerzo personal

“La forma en la que tratamos a los demás refleja cómo nos tratamos a nosotros mismos”

{Sobre la tolerancia} Nacida en A Coruña y afincada en Madrid, es autora de ‘El pequeño libro que hará grande tu vida’ (Alienta), en el que invita al lector “a ser consciente de que sólo tienes una oportunidad y ésta se llama ‘vida’, y te reta a preguntarte qué quieres hacer con ella”. Experta conferenciante, algunos de sus temas preferidos son la superación, la consecución de objetivos y el liderazgo femenino.

María, me gustaría hablar de la tolerancia. Un valor del que se habla pero que no siempre se lleva a la práctica. Ahora, con el estado de alarma, ¿nos ponemos a prueba?

¡Por supuesto! Yo creo que en estos momentos dejamos de ver la paja en el ojo ajeno, y alejamos - aunque sea temporalmente- el juicio para centrarnos en lo verdaderamente importante: establecer lazos con el otro, ser solidario, ayudarse y, así, salir todos de esta. Es una cuestión de supervivencia emocional. Cuando nos enfrentamos a un desafío como el que estamos viviendo, inmediatamente apartamos todo lo superfluo y nos centramos en ayudarnos los unos a los otros.

El coronavirus ha sido como un viento que arranca todo lo superficial para dejar a la luz lo esencial: los lazos personales y las necesidades básicas.

¿Consideras que nuestros políticos de hoy en día hacen gala de ella?

No suelo hablar de los políticos, en general.

Solamente podría decir una cosa. No es momento de apuntarse con el dedo y sumarse tantos. Es momento de la colaboración. En estos momentos es cuando el ser humano debe optar por la cooperar por encima de competir.

Esto supone, aunque suene ingenuo, dejar el ego y el ansia de salvaguardar la propia autoimagen a un lado, y usar solamente el corazón en mejorar la vida de los españoles.

¿Somos, entonces, más felices siendo tolerantes?

¡Totalmente! La forma en la que tratamos a los demás es un reflejo de cómo nos tratamos a nosotros mismos.

Por tanto, si en nuestro interior albergamos benevolencia e incluso amor propio, eso es lo que daremos a los demás. Sin embargo, si albergamos dureza o escepticismo, acabaremos por perder la fe también en los demás.

Ser feliz y quererse a sí mismo nos hace ser más tolerantes. Pero lo interesante es que ser tolerantes también nos hace sentirnos mejor.

Además, la intolerancia no solo refleja un tipo de insatisfacción vital por parte del intolerante, sino que le daña más a él o a ella que a la persona juzgada o atacada.
Es muy difícil que una persona que sienta un amor propio muy profundo, sea dura o intolerante con los demás.

Cuanto más felices somos, menos ganas tenemos de apuntar a los demás.

Sin embargo, si albergamos malestar en nuestro interior o no estamos orgullosos de nosotros mismos, tendemos a fijarnos en los demás y juzgarlos para poder medirnos frente a ellos. Es decir, “le juzgo para sentirme mejor conmigo mismo o sentir que soy superior a él”. Pero esto es una forma de “consuelo temporal egoico” que nos intoxicará no solamente a nosotros, sino también nuestras relaciones.
Pienso que, en general, los extremismos no son sanos. Y en cuestión de ideas, nuestros adolescentes parece que se empecinan en una idea y destierran todas las demás. ¿Qué opinas?

Los adolescentes son rebeldes por naturaleza - nosotros también lo fuimos- y es justo que así sea. Lo hacen para asentar sus propias ideas.

Creo que no debemos juzgar tanto a los jóvenes. En toda la historia los mayores han juzgado a las generaciones venideras. Lo único que creo que debemos hacer es inculcarles valores como la compasión, el respeto y la integridad.

Y, con esto ya te respondo a tu pregunta. Sólo algunos excesos son sanos: la bondad, el amor y la compasión.

¿Ser flexibles nos ayuda a adaptarnos a los cambios, como estar confinados en casa debido al coronavirus?

¡Claro! Esta situación es un desafío en toda regla. La vida nos ha puesto en el rincón de pensar. Creo que es interesante que lo aprovechamos para reflexionar cada uno sobre la vida que llevábamos, y quiénes queremos ser cuando salgamos de aquí. No solo como sociedad sino individualmente.

Además, todos tenemos una asignatura pendiente (afrontar un miedo, reparar una relación o tomar una decisión). Usemos este momento para enfrentar esa piedra que durante tanto tiempo esquivamos.

¿La tolerancia se aprende? Y si es así, ¿cómo, María?

Nos la deberían inculcar desde pequeños. Si nos hubieran educado en la compasión, habría muchos menos conflictos, por no decir casi ninguno.

No entiendo por qué debíamos saber los nombres de los reyes godos y no cómo tratar al prójimo. Me parece alucinante, cuando con la segunda enseñanza sí cambiamos el mundo.

De todos modos, también influye el nivel de consciencia de cada uno, sus valores y lo que hemos visto en casa.

Nuestros pequeños observan todo de nosotros. Desde un comentario despectivo a un político cuando vemos el telediario, hasta cómo tratamos a nuestro vecino.

Estoy totalmente de acuerdo contigo. ¿Y crees que cabría la posibilidad de decir que la tolerancia es una forma avanzada de ser educado?

La tolerancia y la compasión es la forma más avanzada del ser humano. De hecho, la compasión es una de las emociones de más alta vibración.

La humanidad, como valor, está por encima de la educación. Cuando una persona se mueve con humanidad, la educación viene sola. Es una consecuencia. La humanidad es la base del iceberg. La educación es la punta.

Y por último, aunque quisiera seguir charlando... ¿qué se puede y qué no se puede tolerar?

Es una pregunta que implica una respuesta subjetiva. Pero, desde mi punto de vista, se puede tolerar todo aquello que no implique un impacto directo negativo en la vida de las personas. No se podría tolerar las acciones destructivas hacia los demás. Para mí no se puede tolerar la humillación, por ejemplo.

Por eso, estoy tan sensibilizada con las criticas destructivas, las extorsiones y el ciberacoso que se produce en las redes.

Internet se ha convertido en muchas ocasiones en la nueva inquisición.

La compasión es una de las emociones que mayor vibración -y que más beneficios nos reporta-, y la vergüenza es la emoción con menor vibración -y que más nos apaga-. Por la vergüenza una persona puede suicidarse. Ahí lo dejo. Que cada uno haga saque sus conclusiones.

Practicar la tolerancia es la mejor forma de quererte a ti y a los demás.

08 abr 2020 / 22:27
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