El fútbol no entiende de sexos

El deporte rey, el fútbol. Hasta hace unos años sus protagonistas eran estrictamente masculinos, ahora, ya no es así. El fútbol femenino está inmerso en una carrera de fondo y, cuanto más tiempo se mantiene en pie, más cerca se sitúa del líder.

Una de las cabezas visibles de esta prueba de larga distancia, es la gallega Nuria Rábano, futbolista que milita en las filas del Deportivo Abanca, equipo que acaba de ascender a la Liga Iberdrola, máxima competición a nivel nacional.

La relación del fútbol con la gallega no es algo casual. Su padre, Javier, lo practicó durante muchos años y, además, fue entrenador. Nuria, a la temprana edad de 4 años, comenzó su aventura con la pelota. Fue entonces cuando de la mano de su progenitor se unió a las filas de la SD Milladoiro, comenzando así un periplo que se prolongaría hasta el fin de la categoría de cadetes, donde decidió dejar el fútbol masculino para, por primera vez, jugar en un equipo femenino. "La etapa del Milladoiro creo que me benefició mucho, ya que la exigencia que conlleva jugar con chicos tanto a nivel físico como técnico es muy superior", dice la futbolista amiense.

Tras más de una década en el equipo de su ciudad, la gallega cambió Compostela por Vilagarcía, donde fichó por el Atlético Arousana, equipo que en aquellos momentos pertenecía a la 2.ª División Nacional. La problemática residía en que Nuria dependía de sus padres para ir a entrenar y a los partidos, ya que el desplazamiento rondaba los 55 minutos. "Fue una etapa diferente porque me tuve que adaptar a un tipo de fútbol al que no estaba acostumbrada a jugar, además a los desplazamientos a entrenar se le sumaban los viajes de cuando jugábamos fuera de casa. Todo esto añadido a los estudios hacía que a veces fuese algo complicado compaginar todo" afirma la jugadora gallega.

iNTERNACIONALIDADES. A lo largo de estas etapas, la presencia de Nuria en las diferentes selecciones fue haciéndose cada vez más habitual, titular indiscutible de la selección gallega se hizo un hueco en el combinado nacional, disputando con la selección española sub-17 una Ronda Élite. Además, la amiense jugó el Europeo sub-19, del que se proclamó campeona desde la distancia, ya que debido a una inoportuna lesión en su tobillo se vio obligada a abandonar la concentración española.

Tras que la mala fortuna truncase la experiencia internacional de la gallega, el destino tenía una deuda pendiente con ella. Dicen que lo bueno se hace esperar y cuando persigues tus metas con ambición, constancia y esfuerzo estas se logran, siendo así como apenas un año después, Nuria se enfundaba de nuevo la elástica del equipo nacional para representar al país en el Mundial sub-20, disputado en el mes de agosto del 2018 en la Bretaña francesa.

La gallega formó parte de una generación histórica para el fútbol femenino español, ya que fue la primera vez que un equipo nacional superaba los cuartos y conseguía colocarse en la final de un mundial. La rojita culminó el torneo como subcampeona, logrando un título inédito en las vitrinas del fútbol femenino español. Además, la gallega tuvo la oportunidad de resarcirse de la mala fortuna del curso anterior y estrenarse en un Mundial de manera exitosa. " Para mí debutar en un Mundial fue algo espectacular, además mi familia estaba allí. Íbamos con muchísima ilusión por hacerlo bien y en el grupo había muy buen ambiente y eso se nota. Recibimos mucho apoyo desde España por las redes sociales, fue una experiencia increíble", alega Nuria.

PRESENTE. Actualmente la amiense milita en las filas del RC Deportivo de la Coruña, donde este año tras un par de temporadas brillantes han conseguido plasmar la excelencia en resultados y conseguir el ansiado ascenso al máximo campeonato nacional, la Liga Iberdrola. Además, la delantera tuvo un papel muy notable en dicha fase de ascenso en la que consiguió anotar y asistir a sus compañeras.

El fútbol, ante todo es pasión y, si algo inunda a Nuria es el amor por este deporte. Lleva la pelota en el ADN y esta le va acompañar a lo largo de toda su vida, haga lo que haga esta siempre va a estar con ella. La amiense es el claro ejemplo del amor por las cosas bien hechas, además de fiel defensora de que con esfuerzo, ambición y sacrificio hasta los objetivos más complicados se pueden llegar a lograr, siendo esta filosofía la que le ha llevado a lo más alto de este deporte.