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Galicia es más grande que ellos

    COMO Xosé Ramón Barreiro es un caballero, sólo ha podido salir de él una respuesta educada. Da gusto oírla y leerla en medio de este clima en el que sólo parece que se hacen oír los deslenguados. El admirado historiador apadrinó la candidatura de Filgueira Valverde, junto a fachas y antigallegos tan destacados como Ramón Villares, Pegerto Saavedra y Díaz-Fierros. Lo hicieron sin presión alguna, porque les dio la real o republicana gana y consideraron que el polígrafo lo merecía, pero sobre ellos cae el diluvio de improperios de los que llama "antros" el autor de un sinnúmero de obras fundamentales para conocer el país.

    Antros, sí. Como en todos esos tugurios ideológicos, el ladrón piensa que todos son de su profesión, y así esas siglas, mesas y plataformas que no son más que guiñoles manejados por las mismas manos, ven la sombra de oscuros poderes tras la designación. En su mente empequeñecida por el fanatismo, no admiten que alguien tenga amplitud de miras y abogue por un galleguismo amplio, diverso, rico. No. Galicia es suya, gracias a una apropiación indebida refutada constantemente por el pueblo soberano. Con esa elegancia tan suya, Barreiro los invita a que lean más, a que estudien y se documenten antes de lanzar sus fatwas. Sabe de sobra el historiador que todo los movimientos de ese tipo que en el mundo son y han sido, se caracterizan por negar la ilustración.

    No hay que extrañarse, por tanto, de que la jauría se haya lanzado sobre Filgueira Valverde y sus valedores, afeando incluso el gesto de hermanamiento de su hijo y el de Alexandre Bóveda. Lo alarmante es la reacción de los componentes de la executiva de la Real Academia, diciendo públicamente que ellos no han sido y señalando con el dedo a los supuestos pecadores filgueiristas. Mal precedente. Si se dejan intimidar por una minoría de intolerantes empeñados en infectar con polémicas todo lo relacionado con la cultura gallega, mejor que lo dejen. Si están donde están, es precisamente para defender lengua y cultura de aquellos que quieren privatizarlas para hacerlas bandera. Que avisen si han decidido pasarse al lado oscuro del nacionalismo porque en ese momento dejarán de ser una institución común.

    Hay, por cierto, alguien que sabe mucho de este tipo de campañas de descalificación personal a las que son tan dadas determinados partidos y organizaciones. En su día escribió un certero Informe dramático sobre la lengua gallega que fue puesto en el Índice de libros prohibidos. Se llama Xesús Alonso Montero. Hasta dentro de unos días, amigos.

    15 jul 2014 / 20:44
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