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EDITORIAL

García Costas y su cuento de la lechera

    EN EL OJO DEL HURACÁN, dice José García Costas que hablará cuando cese el ruido que envuelve la grave crisis de Hijos de J. Barreras, joya de la corona del sector naval vigués. Tiene todo el derecho a defender su gestión al frente del astillero, pero le deja un margen de maniobra muy escaso lo que estamos conociendo del fiasco del crucero de lujo para The Ritz Carlton. Protagonista entusiasta de un triste cuento de la lechera -su alianza con la mexicana Pemex olía a huida hacia ninguna parte y acaba como el rosario de la aurora-, García Costas pasará a la pequeña historia del naval gallego como el presidente que se marcha por la puerta de atrás, obligado, después de haber firmado una envidiable cartera de contratos por cerca de mil millones de euros -el mayor volumen de pedidos de un astillero privado en España-, que ahora mismo está en el aire. Porque la realidad es que el futuro de Barreras depende en gran parte de que la multinacional estadounidense Marriott International mantenga sus pedidos, ponga otros 112 millones para acabar el tristemente famoso crucero y asuma un coste final de 409 millones, cuando el presupuesto inicial era de 242 millones. Eso tiene solo un nombre: negocio ruinoso. Añadamos a esta sonrojante gestión -una desfeita, a expensas de que el equipo directivo fulminantemente despedido nos convenza de lo contrario- que una treintena de acreedores estudian presentar querella criminal, que los auditores de The Ritz Carlton hacen números para salvar in extremis el plan de negocio de su nueva división de cruceros, que la actividad de Barreras está prácticamente paralizada y que su plantilla a duras penas tiene garantizadas las nóminas de este mes. En este deplorable escenario, chirría que García Costas deje el astillero vigués con un agujero de padre y muy señor mío en el crucero al tiempo que luce un balance millonario de ingresos su propia compañía, el Grupo Emenasa, que se alimenta de contratos con Barreras. Y chirría todavía más cuando la industria auxiliar de la Ría de Vigo soporta ya impagos por encima de los veinte millones de euros. A la espera de que fragüe el mal menor para el astillero de su venta simbólica por Pemex al fondo Oaktree, principal inversor de The Ritz Carlton, lo único indiscutible es que García Costas y su equipo incumplieron el mandato de "sacar matrícula de honor" que Feijóo les hizo en la firma del contrato del crucero. Su gestión se acerca más al cero patatero, y su cuento de la lechera es una losa para todo el sector naval gallego.

    05 oct 2019 / 23:30
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