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Empresario, médico y periodista

Ghaleb Jaber Ibrahim: “Para Europa los muertos de Siria son daños colaterales. Para ellos lo son los nuestros”

{ Palestina, 1950 } Nacido en la aldea de Einabus, Ghaleb Jaber Ibrahim se vino a la vieja Europa a estudiar Medicina, y después completaría su formación con un máster en Economía y un doctorado en Periodismo. Lleva 47 años viviendo en Santiago, donde reconoce que no le resultó fácil abrirse camino. Empresario de dilatada trayectoria, es un firme defensor de la causa palestina, y con el objetivo de visibilizarla puso en marcha en 1984 la Fundación Araguaney-Puente de Culturas. Con él hablamos de los recientes atentados de Cataluña.

¿Cómo se enteró de los atentados de Cataluña?
Por los medios de comunicación.

¿Y qué fue lo primero que pensó?
Que la historia se repetía. Desde los atentados del 11-S, cada vez que hay una acción terrorista de este tipo vemos lo mismo: gente que muere, terroristas que no existen porque los matamos, indignación y minutos de silencio, pero no hemos visto nada nuevo. Hay mucha hipocresía. Los muertos y sus familias son las únicas víctimas. Nadie explica por qué sucede esto en Europa y no en Israel o Catar.

¿Cuál es su teoría?
Estoy convencido de que detrás de las líneas de internet a través de las que son contactados estos jóvenes terroristas, hay muchos servicios secretos e intereses ocultos de determinados países que quieren crear inestabilidad, en este caso en España, para recuperar por ejemplo su cuota de turismo. ¿Por qué en Cataluña? Porque desde el inicio del proceso de independencia cuentan con el asesoramiento israelí, siguen la misma metodología. La raíz de estos atentados tiene su origen en el ataque de la revista Charlie Hebdó y la compra de acciones de la misma por parte de grupos sionistas que lo único que buscan es crear conflictos entre la comunidad islámica y los países europeos. Es provocación y no derecho de expresión. En los suburbios de las ciudades europeas, donde viven estos jóvenes, no hay formación suficiente para asimilar ese derecho.

¿Qué lleva a estos jóvenes a convertirse en terroristas?
Precisamente la falta de formación. Todos tienen un mismo perfil: chicos jóvenes, de pandillas de amigos y familia, que no son religiosos, que no leyeron el Corán, que proceden de países que han sido colonias de naciones occidentales, y que viven en la falta completa de integración, en la marginación económica y social. Antes veníamos a Europa a estudiar, a formarnos y tener por lo tanto mayor espíritu analítico. Lo que hacen estos chicos es terrorismo puro y duro. Es fácil manipularlos porque carecen de formación. Tampoco debemos olvidar que detrás del terrorismo hay una cuestión económica: lo hacen por un sueldo. Eso se podría atajar con bolsas de trabajo.

¿Son conscientes del daño que provocan?
Tras los atentados en Europa, las mismas noches de los ataques, hubo bombardeos sobre Siria por parte de Alemania o Francia, que mataron a niños inocentes. Para Europa, son daños colaterales, y para ellos, los daños colaterales son los asesinados en Europa. Parece que nuestras muertes valen más. El que quiere hacer daño no mira la nacionalidad de la gente a la que mata, mira el daño que quiere hacer. La inestabilidad en Europa empieza cuando creamos bolsas de pobreza y no tenemos garantizados los derechos a la educación y la sanidad.
¿Qué papel juega la religión en este conflicto?
Los intereses que hay detrás van más allá de la religión. La religión se utiliza pero no interviene en esto. Es una manipulación más.

¿Y a dónde llega esa manipulación?
La manipulación es corrupción pura. Desde hace años en Europa tenemos una información dogmática, líneas informativas tendenciosas a las que se da forma en las tertulias. El objetivo es crear una visión global: se repite lo mismo en todos los medios. Nunca verá usted a un periodista árabe en una de esas tertulias. Somos demasiado proteccionistas y no queremos competencia. Los políticos repiten eslóganes que salen en los medios. Me preocupa porque eso agrava la situación en lugar de resolverla. Más que información tenemos desinformación intencionada, dirigida. Si queremos información, ¿por qué se mata a los terroristas?

¿Cómo se puede poner fin a estos atentados indiscriminados?
No puede haber una solución sin saber en primer lugar las causas, los síntomas, para hacer un diagnóstico y poder dar un tratamiento. Se está confundiendo la legalidad con la justicia en la relación entre los países europeos y musulmanes, cuando no tienen nada que ver. La justicia emana desde la educación y el comportamiento para crear paz. El mundo árabe necesita justicia, son pueblos que precisan ser libres, democráticos, tener sus recursos invertidos en educación, para que sus jóvenes no sean fanáticos, y en sanidad. Sin embargo, lo único que quieren los que gobiernan son pueblos manipulables, y la forma de conseguirlo es manteniéndolos en la ignorancia. En el caso de España, siempre ha tenido dos muros: uno con el sur con sentimiento de superioridad, y otro con el norte con complejo de inferioridad. España es sede de muchas mafias ricas de todos los países del mundo.

Las medidas que se están adoptando en distintas ciudades, entre ellas Santiago, como el refuerzo de la seguridad y la colocación de bolardos, ¿hasta qué punto son efectivas?
El problema es no saber cuál es el problema. Con este terrorismo no hay medida de seguridad que valga. Hacen falta políticos que condenen por igual la intervención europea que la de Oriente Medio. Aquí, la población árabe, cada vez más numerosa, no está representada en el Parlamento. Hay que acercarse a la gente y sus problemas y no marginarla en guetos. El terrorismo puede ser de estado, de estados, de políticos equivocados o de banqueros que dejan a los jubilados sin su dinero. No es solo lo que hacen esos chicos.

¿Y entonces?
Europa debe entender que cuando hay vías democráticas se puede corregir mucho, pero los partidos no tienen interés en incorporar a las minorías a las listas electorales.

TRAYECTORIA

Llegó a Santiago siendo prácticamente un adolescente, y aquí se establecería y formaría su familia. Se licenció en Medicina por la USC. Esa era su vocación hasta que el mundo de la empresa se cruzó en su camino. Levantó el hotel Araguaney, en pleno centro del Ensanche compostelano, después de superar no pocos obstáculos. También puso en marcha la productora CTV, a la que debemos programas como el Supermartes y series como Os outros feirantes. Desde la Fundación Araguaney, que ahora tiene a su frente a su hijo Ghaleb Jaber Martínez, acerca a la capital de Galicia la realidad y la cultura árabes con iniciativas tan encomiables como el Festival Amal.

24 ago 2017 / 19:07
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