Greta Thunberg, la tecnocracia y problemas

THEODORE Roszak (1933-2011), teórico de la contracultura en los 60 escribió en 1968 "contra los presupuestos tecnocráticos sobre la naturaleza, el hombre y la sociedad." El capitalismo de producción gestaba en su seno el de consumo además de una revolución nacida del desarrollo técnico y del ethos científico que se percibía amenazadora para la naturaleza y la vida aunque China era aún una sociedad rural. La tecnocracia, con sus modelos burocráticos de poder y autoridad y culto a eficiencia y progreso -decía Roszak-, pone en peligro la civilización aún si saca de la miseria a muchos e integra descontentos al proveer satisfacciones sustitutorias de necesidades sustanciales. Roszak suponía que la nueva orientación utilitarista tecnocrática, e instrumental aplicada a fenómenos no cuantificables ni mensurables acabaría arrinconándolos por improductivos. Previó además con lucidez visionaria "los esfuerzos comerciales para elaborar una cultura global de la adolescencia exclusivamente basada en la broma y el juego."

Cincuenta años después, aquellas generaciones críticas con las formas incontroladas de explotación de la naturaleza y de consumo parieron una adolescente que para ayudar a salvar al planeta se negó a ir a clase los viernes, como antes se ayunaba ese día por la salvación de la humanidad, y se convirtió en icono de problemas del clima que se discuten -quizá en vano-, en sucesivos foros, como el de Madrid. A los dieciséis años se sabe muy poco y a Thunberg ni le sonará Roszak, pero su indignado adanismo adolescente -"how dare you? ¿cómo os atrevéis?"- podría contribuir entre la juventud al logro de formas más eficientes de utilización del mundo. Pero no se hagan muchas ilusiones, está por ver quién pondrá el cascabel al gato a todo este tinglado.

Catedrático de Arte