Homenaje a Jimena y Elisa Fernández de la Vega, tías de María Teresa y pioneras en la universidad gallega

"La de género es la discriminación más extendida y su mayor fuerza es hacer creer que es algo que ha quedado atrás y que las diferencias son algo natural". Éste fue el mensaje que quiso ayer dejar la primera vicepresidenta del Gobierno en la que seguramente ha sido su visita más emotiva a Galicia. María Teresa Fernández de la Vega visitó al mediodía la Universidade de Santiago de Compostela (USC) para inaugurar la sede del vicerrectorado de estudiantes, que lleva el nombre de Jimena y Elisa Fernández de la Vega, las primeras mujeres que estudiaron en la universidad gallega y también sus tías, y el mejor ejemplo que ha tenido desde niña.

"Este acto tiene para mí un significado muy especial porque supone un reencuentro con una parte fundamental de mi vida. Mis tías han sido un ejemplo constante y sus vidas han sido un espejo ante el que he ido conformando la mía propia", dijo De la Vega, en un acto en el que pudo reencontrarse con varios familiares, algunos hijos de las homenajeadas y llegados desde Argentina para la ocasión.

En su discurso, De la Vega subrayó "el coraje" de estas pioneras y de otras como Emilia Pardo Bazán, que abrieron el camino de la mujer hacia su libertad. Pardo Bazán fue la primera en ocupar una cátedra en España, aunque tuvo que abandonar la docencia por falta de alumnos. Jimena y Elisa Fernández de la Vega soportaron burlas en las aulas de Medicina, incluso por parte de profesores.

Hoy estas situaciones serían duramente criticadas por cualquiera, pero un siglo después, advirtió la vicepresidenta, perdura un "techo de cristal" que explica, por ejemplo, que aunque el 60% de los graduados universitarios ya son mujeres, apenas el 34% de sus profesores lleven nombre de mujer, un porcentaje que cae al 13% en las cátedras. Una discriminación velada que también parece explicar que las aportaciones científicas de su tía Jimena, pionera en los estudios genéticos en España, aún no tengan el merecido reconocimiento en la historia de la ciencia del país.

Jimena y Elisa, hermanas gemelas naturales de Vegadeo (Asturias), ingresaron en la Facultad de Medicina de Santiago en 1914, pocos días después de que se aprobase el decreto que permitía el acceso femenino a la universidad. El machismo extremo de la época no les puso las cosas fáciles, pero aún así fueron los mejores expedientes de su promoción. Cada una tuvo unas veinte matrículas de honor y su peor nota fue un notable.

Discípula de Marañón

Elisa fue madre de tres hijos, una faceta personal que combinó perfectamente con la docencia y la investigación universitarias, aunque se vio truncada por una prematura muerte a los 38 años. Su hermana Jimena -fallecida en Santiago en 1984- desarrolló una intensa actividad científica, parte de ella en colaboración con su maestro, Gregorio Marañón. También participó con el doctor Nóvoa Santos, el director de su tesis, en su Manual de Patología General.