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Abogado del Estado ante el Supremo, escritor y filósofo

José Ramón Recuero Astray: “Muchas veces el juez se encuentra atado de pies y manos por el sistema”

“Los abogados del Estado no carecemos de ideología, pero como profesionales debemos prescindir de ella para actuar en Derecho”

En su alma, el Romano. En su corazón, el Canónico. En su cerebro, el Procesal. En sus maneras, el Civil. En su vida, el Natural… Es José Ramón Recuero Astray, gallego con genética de Padrón, habitante de la Sexta Provincia de la justicia, el pensamiento y la filosofía.

En 1830 su bisabuelo, Don Salustiano Astray, se convirtió en un destacado galeno de la escuela Compostelana y su abuelo, Don Santiago Astray, farmacéutico, puso rumbo a La Mancha tras el rebufo de unas faldas que agitaron sus alas y su corazón padronés…

"Y fíjate qué cambio, de Galicia a La Mancha…"

Nos conocimos hace unos cuantos años. Andaba yo por estos andurriales periodísticos y él entre los trebejos del Estado de Derecho y del Derecho del Estado. Él, ocho años mayor que yo, despuntaba en notoriedad y notabilidad en su profesión mientras que yo, apenas firmaba desde el banco del esfuerzo gacetillas y reportajes dominicales.

Coincidimos por vez primera en una de esas tediosas, absurdas y eternas juntas de vecinos… Su intervención singular apresó mi atención: Grave, solemne, ponderado, preciso y exacto, pedía juramento a un pillo empleado. No movió un músculo al comprobar que el pícaro se reafirmaba en su perjurio. Volviéndose hacia todos nosotros sentenció: "Este hombre nos ha dicho todo lo que es capaz de decir…" Semanas más tarde, el tunante perjuro desapareció felizmente de nuestra convivencia tras decidir su propio exilio voluntario porque, mi paisano y vecino, posee la fuerza de la razón procesal en su palabra.

"Si te digo que nada humano me es ajeno, me vas a llamar cursi... Me gusta mucho el derecho pero, desde hace ya algunos años, la filosofía me atrapó de tal manera que ha ido desbancando lo demás"

– ¿Jurista o pensador?

– Me siento más pensador-escritor, que es en lo que me gusta emplearme, cada vez le dedico más tiempo…

José Ramón Recuero me recibe en su casa de verano, entre cuadernas y jarcias en miniatura. Es su otra gran pasión, la de construir pieza a pieza maquetas como la del Victory, en el que el almirante Nelson encontró la gloria eterna a barlovento del enemigo; o como el Royal Sovereign, al que el vicealmirante Collingwood dotó de honores a sotavento del adversario. Pero no sólo reproduce con exactitud sus modelos, sino que estudia su historia e intrahistoria. Me muestra la réplica del Príncipe de Asturias, aquel con que Gravina mantuvo la dignidad en la derrota; y el San Juan Nepomuceno, en cuyo puente de mando el brigadier Churruca puso fe y coraje ante la muerte. Recuero construye lámina a lámina el casco de madera, teje con precisión su velamen, coloca una a una sus bocas de fuego, las carronadas, cofas y aparejos hasta completar dotación y baterías. Y por si todo esto fuera poco, también se dedica a reflexionar sobre todo aquello que atañe al comportamiento de los hombres en un mundo que cada mañana se reafirma como lugar desolador y maravilloso.

 

Comparte con el cineasta Renoir la evidencia de que todos los hombres tienen sus razones. Y por eso se pregunta sobre ellas. Hombre de Fe y de principios que no se estilan por inmutables, Recuero contempla cada mañana el mundo que le rodea sin tener que elevar la voz, solamente haciendo uso del arma más poderosa que tiene: el pensamiento… ese lugar donde comienza la libertad.

"La libertad consiste en tener libre arbitrio para poder elegir entre el bien y el mal, sin olvidar que Dios es el fundamento de todas las cosas y la Libertad que crea las libertades…"

– ¿El hombre que se cree Dios deja de ser libre?

– Acaba convenciéndose de que tiene todas las posibilidades a su alcance. Pero el hombre no es creador y se encuentra en contradicción consigo mismo. En este sentido, la libertad no está para decidir sobre la bondad o la maldad del fin, sino para elegir lo correcto.

– Sartre nos dijo que al querer la libertad descubrimos que depende enteramente de la de los demás…

– Y Lacordaire precisó que la libertad es el derecho de hacer lo que no perjudique a los demás…

–¿Enterramos a Kant?

– De ninguna manera, ¿por qué…?

– Por intentar convencernos de que la libertad no precede al deber, sino que es una consecuencia de él.

– Entendámoslo con Horacio cuando advierte que quien vive temeroso, no será nunca libre.

– Peliagudo asunto este de la libertad humana…

– En mi fuero interno existe una ley moral: no matarás. La libertad no está en cambiar esa ley o en instituirla, esa sería la libertad de un dios. El hombre, como es una libertad establecida por Dios, no puede crear la ley moral, puede plantearse: "Sé que matar es malo, que estoy ofuscado, pero elijo matar." Esa es la libertad humana…

Sus reflexiones, desarrolladas minuciosamente en las páginas de sus no pocos libros, recuerdan a aquellas disputas que Charles Darwin y el capitán Robert Fitzroy mantuvieron durante la derrota de la HSM Beagle, en ese segundo viaje de tres años que transformaría para siempre la historia. Armado con la paciencia, este jurista de genética gallega, formado en la Complutense, ha tratado cotidianamente como Abogado del Estado con la naturaleza humana. Esa misma a la que Thomas Hobbes definiera en su Leviathan como: solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta. Seguramente su larga experiencia ante el Tribunal Supremo le ha llevado a comprender que su trabajo y su pensamiento son una misma cosa: indagar en las causas que mueven a esa sustancia espesa, indescifrable, a la que por lo general se llama humanidad y que es capaz de lo mejor y de lo peor, a veces al mismo tiempo…

"En el materialismo no hay nada trascendente. La materia se mueve con causalidad por necesidad: la piedra cae y punto. Sin embargo, en el mundo moral hay causalidad por libertad. No podemos ser libres sólo con lo material"

– Hemos empezado muy duro Recuero… Para mí que por este camino no nos leen…

– Me estás abordando temas sobre los que he escrito y reflexionado largamente.

El tiempo me ha concedido la oportunidad de leer cuatro de sus libros. Los tres primeros, de una profundidad y clarividencia dignos de la escuela de Ortega, Zubiri o Marías. Me refiero al diálogo: Irene o la razón engañosa, y a los ensayos: La dialéctica de la Libertad. Libertad Moral y Libertad política y La Libertad en Rousseau y Kant. El cuarto libro, más ligero y didáctico, se titula: La eutanasia en la encrucijada El sentido de la vida y de la muerte. Tengo pendiente sobre mi mesilla su última obra: La cuestión de Dios Diálogos con Descartes, Feuerbach, Marx, Nietzsche y Ratzinger. No me cabe duda de que en él volveré a redescubrir el valor del hombre que se pregunta y pregunta públicamente a los demás…

–¿Después de tantos años en el Supremo te queda alguna esperanza…?

–¿Esperanza de qué…?

– De que podamos ir a mejor…

– Ya sabes que esa es la última que se pierde…

– Eso no está mal, gallego…

– Ya lo dijo Baltasar Gracián: muchas veces empeoran los males con los remedios.

– ¿Por qué te decidiste por el derecho?

– Mi padre era abogado del Estado y a mí me gustaban las letras y las humanidades.

– ¿La carrera fue coser y cantar…?

– Al morir mi padre con apenas 47 años, mi madre se quedó con la exigua pensión de viudedad de un funcionario del Estado. Yo era el mayor de cinco hermanos y me encontraba cursando primero de derecho, el pequeño tan solo tenía tres años. Así que pude continuar gracias a algunos compañeros de mi padre y al Colegio de Huérfanos.

– ¿Comenzaste pronto a ejercer?

– Nada más licenciarme, José María Tejera, Director General de lo Contencioso a la sazón, me colocó en Hacienda. Yo no sabía nada de nada y me pusieron a liquidar impuestos... Un compañero y amigo de mi padre vino a verme con el programa de las oposiciones y me dijo: "Toma, te espero mañana, en la academia"... Así que me dediqué a simultanear mi trabajo con la preparación de la oposición.

Tras sacar brillantemente su oposición, Recuero comienza el rosario de destinos. Primero Oviedo, a continuación regreso a la Delegación de Hacienda de Madrid teniendo que atender, también, tres días por semana la delegación de Toledo. De allí al Gobierno Civil de Madrid como asesor de Juan José Rosón y, más tarde, en Interior durante la Transición...

"Viví la Transición de forma estrictamente profesional, no política".

– ¿El abogado del Estado tiene ideología?

– Como personas que somos no carecemos de ideología, pero como profesionales debemos prescindir de ella para actuar en derecho.

– ¿Cuántas veces escuchaste lo de: ¡no hay derecho!?

– Muchas, muchísimas…. Y bastantes con mucha razón...

– Es que la justicia la imparten los hombres…

– Kant dijo que sin Justicia no merece la pena que vivan los hombres sobre la tierra.

– ¿Y qué es la justicia?

– Desde el punto de vista amplio: buscar el bien a nivel colectivo.

– ¿Y desde el punto de vista organizativo?

– La que decreta qué es justo.

– ¿Con qué nos quedamos?

– Con saber diferenciar entre ambas…

– La justicia en España deja mucho que desear…

– Esa sensación que tienes creo que es por la organización del Estado, de la comunidad política.

– ¿Me precisas eso?

– Se basa en algo que tiene mucho que ver con el materialismo del que hablábamos antes, es decir, sólo existe lo que viene en el BOE.

– ¿Es la gran trampa del sistema?

– Muchas veces el juez se encuentra atado de pies y manos por el sistema. A veces se intenta corregir por el Supremo, creando jurisprudencia que innova, pero casi siempre a contrapelo.

– ¿Tenemos buenos profesionales en la administración de justicia?

– Muy buenos, pero si no disponen de leyes o medios acordes con el siglo XXI, acabarán desanimándose.

– ¿Nos hemos cargado la división de poderes?

– Actualmente sólo hay un poder. Lo tienen los órganos ejecutivos de los partidos políticos. El partido elegido democráticamente es el que controla los tres poderes y elige a su vez los órganos que le van a controlar a él.

– ¿El más efectivo de esos tres poderes…?

– ¿Para controlar el poder…?

– Exacto…

– Sin duda el Parlamento.

– Gramsci dejó escrito que es más esclavo el esclavo que se cree libre que el que se sabe esclavo…

– Es más libre el que se siente internamente libre como en Esparta, como los estoicos...

– ¿Qué tal con el sistema?

– Personalmente me encuentro conforme con un sistema que deberíamos mejorar en profundidad…

– ¿Por ejemplo?

– No creo que vaya por la independencia de los tres poderes. Ni siquiera fue la idea de Montiesquieu. Él fue un gran admirador del sistema inglés, donde no hay separación de poderes...

– ¿Deberíamos concluir que el sistema de la no separación de poderes "va bien…"?

– No es el ideal, pero tampoco lo es que gobiernen las camarillas de los partidos políticos.

– Esto del poder es otro gran dilema...

– Cuando Sancho se fue a la ínsula Barataria a gobernar, don Quijote le advierte que va a engolfarse en el profundo golfo del poder… El poder es un golfo de confusiones con un gran problema: cómo controlarlo.

– Los romanos se preguntaban aquello de: ¿Quién vigila al vigilante…?

– Si no reconocemos valores superiores al último vigilante, no hay nadie que lo controle. Aristóteles lo detectó señalando que en las democracias absolutas no hay límites… Es la misma figura del Parlamento sin límites…

– ¿Qué piensas como abogado del Estado del nacionalismo…?

– Que es la perversión del concepto de nación. Una enfermedad patológica. Como todas las enfermedades, transforma algo bueno en algo malo.
– ¿El anarquismo?

– Un tipo de socialismo. El socialismo tiene muchas caras: el democrático, el científico, el capitalista… La diferencia es que el anarquismo no espera a la dictadura del proletariado o a la democracia para suprimir el Estado de Derecho: quiere suprimirlo ya.

– ¿Anarquismo o socialismo científico?

– El anarquismo es más lógico con sus fines y postulados...

– ¿Si venciese el anarquismo te mandarían al paro…?

– Totalmente...

Con voz tranquila y verbo pausado, José Ramón Recuero encuentra la palabra acorde con cada concepto. Hombre inquieto que utiliza la razón para explicar lo que cree. Pienso que es mejor sorprenderlo…

– ¿Cómo te ligaste a tu mujer…?

– Conocí a su abuela cuando fue a liquidar el impuesto de herencia de su marido. Me invitó a su finca en los Montes de Toledo cuando se enteró de que mi hermana estudiaba con sus nietas. Allí conocí a Paz y pensé: "¡Qué bombón!"

– Treinta años de matrimonio… ¿Se quiere durante todo el tiempo de la misma forma?

– Se va queriendo de una forma cada vez más profunda, más íntima, más completa.

– ¿Y tu hija…?

– Continúa la tradición familiar…

– ¿"Miembra" del cuerpo como su padre y su abuelo?

– Abogada del Estado…

– ¿Lo que no se te olvidó decirla?

– Que se sienta libre y muy responsable.

– ¿Hay profesiones para mujeres y para hombres?

– No. Hay profesiones en las que, por temas físicos, el hombre está más capacitado y otras en que, por temas psíquicos, la mujer puede tener ventaja.

– ¿La mujer es más intuitiva para el derecho?

– Y también más constante.

– ¿Caminamos hacia el matriarcado?

– Bachofen en El matriarcado sostenía ya en el siglo XIX que así como en la antigüedad hubo sociedades matriarcales, la corriente de la historia ha ido diluyendo las diferencias entre los sexos.

– ¿El valor?

– La prudencia en el sentido profundo de la palabra…

– ¿Por encima de cualquier otro?

– Es fundamental para que el ser libre sepa elegir en la vida.

– ¿Somos los propietarios de nuestra propia vida?

– La palabra propiedad no se puede aplicar a la vida. Está fuera del comercio de los hombres.

– ¿Y en su sentido coloquial?

– En el de: "Yo soy el propietario de mí mismo…" ya sabes...

– ¿El Estado que abole la pena de muerte y permite simultáneamente la asistencia al suicidio…?

– Es un Estado en contradicción porque está permitiendo una pena de muerte similar al duelo de la antigüedad.

– ¿Y la sociedad que lo vive…?

– Vivimos en una sociedad contradictoria. Hablamos de solidaridad y creamos continuas divisiones. Hablamos de la vida y estamos metidos en la cultura de la muerte…

– ¿Has pensado en los pecados capitales?

– Hay que aplicar el "nada en exceso", la frase que presidía el Templo de Delfos.

– ¿Y los pecadores…?

– Plutarco habla de Lucius Thorius Balbus, un general romano que nunca quedaba saciado y Aristóteles explica cómo hay vicios que se llaman a sí mismos y que nunca se sacian. Pone el ejemplo del niño pequeño que no tiene límite... De ahí la necesidad de prudencia.

– ¿Hay dioses buenos y malos?

– Los malos se escriben en minúscula y en plural: son la avaricia, la lujuria y, sobre todo, el egoísmo y la tiranía a nivel social…

– ¿Y los buenos?

– La humanidad, la justicia, el amor, la familia, la libertad y su culminación en Dios, esta vez con mayúscula y en singular.

– ¿Qué te enseñó tu madre?

– La fortaleza de salir adelante sola con cinco niños, enfrentándose a la vida sin medios.

– ¿Y tu padre?

– La bondad. Fue hombre muy inteligente y de gran memoria fotográfica...

– ¿Si volvieses a nacer...?

– Seguiría sin entender a quienes proclaman que no cambiarían nada de su vida....

– ¿De qué te alegras?

– De compartir la vida con Paz y de cómo nuestra hija está sabiendo afrontar su futuro.

– ¿De qué te arrepientes?

– De momentos en que la paciencia no acompaña...

– ¿Cuánto suman uno y uno?

– Pues... Dos.

– ¿Nacionalismo más socialismo?

– ¿Nacionalsocialismo…?

– ¿Gobierno socialista y nacionalista?

– Coalición…

Me lo temía… Conforme consigo mismo y con Dios, no me cabe duda de que está cumpliendo a la perfección un plan de vida que bien podría estar parafraseado en aquello de que "para juzgar cosas grandes y nobles, es necesario poseer un alma igual de grande y noble."

MUY PERSONAL

Un plato.

El cocido.

Una película.

Las de Hitchcock.

Un libro.

La segunda parte de el ‘Quijote’.

Una música.

‘Las bodas de Fígaro’, de Mozart.

¿Por cada Mozart siempre hay un Salieri?

Es la envidia humana...

Una mujer…

Edith Stein, que pasó de la fenomenología al catolicismo y murió ejemplarmente en Auschwitz.

05 sep 2008 / 21:27
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