Lo justo

Permítanme que hoy me ponga un poco pedante y les hable de Ulpiano, una de las figuras más notables del Derecho Romano y de toda la historia del Derecho. Sus preceptos y enseñanzas son antiguas y, en cierto modo, simples pero muy necesarias en nuestros días. Escribió Ulpiano que los preceptos fundamentales del derecho son "vivir honestamente, no dañar a nadie y dar a cada uno lo que es suyo". Fue tal la importancia que concedió a esto último, que cuando tuvo que definir la justicia nos dijo que "es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo". En el fondo, estos principios jurídicos son también profundamente morales porque están encaminados a alcanzar la virtud a través de la excelencia personal. El hombre virtuoso es también el más justo porque sabe cómo alcanzar las metas más altas sin pisar a los demás ni aprovecharse de ellos.

Hubo un tiempo en España, ya casi nadie lo recuerda, en el que éramos infinitamente más pobres pero teníamos conciencia moral y sentido de la justicia. Procurábamos vivir honestamente, no dañar a nadie y dar a cada uno lo que era suyo. Fue la época en la que se popularizó un dicho que hoy va camino de pasar a la historia: "Pobres pero honrados".

Podíamos ser económicamente muy humildes o incluso pobres, pero teníamos a gala ser personas honestas. Me temo que la conciencia moral de los españoles está cayendo en picado a juzgar por la cantidad de sinvergüenzas que viven a sus anchas, a costa de los demás, quedándose con lo que no es suyo.

Creo que, además de preocuparnos por la crisis, deberíamos mejorar nuestra moral y sentido de la justicia, dos caminos que conducen a un mundo más humano.

Profesor de Filosofía