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La Santa Compaña y las castañas que se ofrecían a los muertos

    En el mundo celta, la fiesta de Samhaín (final del verano) se celebraba entre finales de octubre y primeros de noviembre. En esta época (que el Cristianismo incorporó con el nombre de Víspera de Todos los Santos) los espíritus de los muertos podían volver al mundo de los vivos, y éstos a su vez, podían ir al reino de los muertos.

    Desde hace años, en esta fiesta obran gran protagonismo los niños, que salen a pedir de noche por las casas, disfrazados y portando una calabaza hueca con una vela encendida en su interior, semejando una calavera. Esta cuestación festiva recuerda que en la noche de Todos los Santos las almas en pena solicitan la ayuda de los familiares para dejar el Purgatorio. En Galicia, la tradición denominó a estas supuestas almas en pena la procesión d´a Santa Compaña . Se aconseja no salir esa noche por descampados para evitar su encuentro.

    Está documentado que el día de los Fieles Difuntos se celebró por vez primera en el año 998 en Francia, pero sólo en los monasterios de la orden Cluniacense. Según la teología católica, a las almas que iban al Purgatorio, se las podía ayudar por medio de las oraciones, para que su pena fuese más corta y así pasasen a presencia de Dios. Ellas, desde el Cielo, intercederían por los que les ayudaron a alcanzar la felicidad.

    En la iconografía de los retablos de las Ermitas de las ánimas, es frecuente la figura de la Virgen del Carmen con su escapulario, así como la del arcángel San Miguel o la de Jesucristo, o la representación de San Francisco dando el cordón de su hábito a las almas, para ayudarlas a salir de tan ingrato lugar.

    Durante muchos años, sobre todo en el norte de España, la castaña fue considerada como un manjar ceremonial, preceptivo de fechas señaladas: el uno de noviembre y el once de este mismo mes, San Martín.

    En Galicia, todavía se celebra con mucha fuerza y tradición el magosto en el que era tradicional que los niños se embadurnasen la cara de negro unos a otros con el tizne de la cáscara de la castaña quemada. También se comían castañas el día 1 de mayo (para no des-Mayarse durante el resto de este mes) y durante los días de Cuaresma, en sustitución de la carne. Algunos antropólogos han planteado que la castaña fue un fruto relacionado desde la Antigüedad con la muerte, pues en muchas culturas eran parte de las ofrendas que se dejaban a los muertos para saciar su hambre. Hasta el siglo XVII, existió la creencia de que por cada castaña que se comía el día de Todos los Santos y el siguiente de Difuntos, un alma era librada al Purgatorio. Tras el descubrimiento de América, la patata vino a ocupar el papel fundamental que hasta entonces habían jugado las castañas en la alimentación. Así, en un principio, a las patatas se les llamó "castañas de Indias".

    En muchas tierras de España hasta comienzos de siglo, mozos y mozas se reunían en la noche de Todos los Santos para asar patatas en el campo y mantenían el fuego de la hoguera durante toda la noche, pues se creía que a ella acudían las almas para calentarse y, en el Alto Aragón, era costumbre bendecir el tizón (el hogar) para que el alma del familiar difunto se sintiese a gusto cuando acudiera a calentarse en la noche de Todos los Santos. También en muchos lugares, las campanas de las iglesias tocaban a muerto desde las doce del día de Todos los Santos hasta las 12 del día de Difuntos, con el fin de guiar a las almas de los muertos.

    27 oct 2007 / 23:57
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