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"Levanté la empresa con mis manos y nunca me dieron una subvención"

Manuel Reinaldo Loureiro Pérez, propietario de Conservas y Ahumados Lou de Castiñeiras (Ribeira)

El ribeirense Manuel Reinaldo Loureiro Pérez tenía ya 47 años cuando cerraron los altos hornos de Vizcaya, en los que había trabajado al frente de la división de acero y en el departamento de relaciones técnicas con la UE, representando a España en temas de normalización siderúrgica e investigación. Regresó a su parroquia natal de Castiñeiras y le echó el ojo a las ruinas de una vieja conservera cuyos recuerdos aún tenía en su retina, porque su bisabuelo la fundó en 1880. No se lo pensó dos veces: se puso literalmente manos a la obra y la reconstruyó. Hoy, Conservas y Ahumados Lou sigue siendo pionera en la venta de ortigas en lata.

¿Quién fue su bisabuelo y cómo creó esta conservera con solera?

Se llamaba Tomás Martínez y era un marinero que aprendió a leer y a escribir en la arena de la playa de Castiñeiras. Frente a ella construyó en 1880 esta pequeña conservera de unos mil metros cuadrados. Yo suelo decir que es, más bien, un taller de conservas.

¿Cuál es la historia de esta empresa y cómo llegó a sus manos?

Mi abuelo la heredó de su padre y la regentó bajo el nombre de Hijo de Tomás Martínez hasta 1964. Luego fueron sus siete hijos los que la heredaron. En 1995, cuando regresé de Vizcaya, se la compré a las dos viudas de los últimos propietarios de la saga.

Es decir: restauró el eslabón de la cadena empresarial...

Primero empecé trabajando de forma provisional en un galpón alquilado en la zona de Sirves, elaborando semiconservas de pescados (aquellas que no iban esterilizadas, como anchoas, salmón ahumado, etc.). Paralelamente, me puse manos a la obra y, aunque no sabía ni hacer cemento y muchomenos colocar un ladrillo encima de otro, empecé a reconstruir la conservera de mi familia, de la que había quedado la estructura y alguna maquinaria que todavía hoy utilizamos.

¿Tuvo algún tipo de ayuda en aquellos momentos?

La reconstruí personalmente en año y medio, con la colaboración de un vecino que era un manitas en eso de la albañilería. Pero a mí nunca me dieron ni un duro: ni los bancos, ni las administraciones públicas.

Hoy, probablemente habría tenido subvenciones...

Hoy probablemente no habría hecho lo que hice entonces, aunque no me arrepiento de ello. Pero, además, esta fábrica tendría en la actualidad muchas limitaciones para quien quisiera adquirirla y poner en marcha un proyecto competitivo.

¿Por qué lo dice?

Porque, para empezar, carece de una zona de carga y descarga, de aparcamiento... Pero, en todo caso, el futuro del sector conservero no es bueno. La mayor parte de la materia prima (salvo contados productos, como el mejillón) viene de fuera. Y en la actualidad muchas empresas están deslocalizando su actividad para abaratar costes.

¿Qué productos comercializa Conservas y Ahumados Lou?

Enlatamos unos 8.000 kilos de algas al año, por ejemplo; 4.000 kilos de castañas asadas en almíbar, que compramos en Chantada; unos mil kilos de ortigas, que recogemos en diversos puntos de la comarca del Barbanza; 40.000 kilos de ostras al año... En estos momentos seguimos siendo pioneros en la comercialización de ortigas (nadie las hace en conserva en todo el mundo, salvo secas), así como de castañas asadas en almíbar, de caballa ahumada y de sardinilla ahumada.

¿Cuál es el ámbito de mercado y qué productos exportan?

El 90% de nuestros clientes son empresas de hostelería. El 15% de nuestra producción se exporta, fundamentalmente a tres países: Inglaterra, Francia e Italia. A los dos primeros países exportamos productos ahumados y, a Italia, erizo y ventresca de bonito.

¿Cuáles son las cifras de facturación de esta empresa?

La media anual ronda los 721.000 euros. Sólo las ventas de erizo suponen una facturación anual de 180.000 euros, aunque esta cifra bajó bastante los dos últimos años, pues llegó a ser de 300.000 euros. En cuanto a la plantilla, tenemos 4 empleados fijos y una media de 5 discontinuos.

¿Cuáles son las causas de que bajasen las ventas del erizo?

Su precio en el mercado se incrementó porque las cofradías de la zona nos subieron, a su vez, el coste de la materia prima. Es una pena que se haya reducido una interesante vía de mercado que se había abierto hace unos años y con gran salida en la hostelería, incluso a nivel internacional. Nosotros lo comercializamos para 9 marcas (dos de ellas, nuestras: Don Reinaldo y Lou Terra).

Aquí se respira la historia del sector conservero. ¿Cree que un museo o un Centro de Interpretación de la Conserva sería un buen final para este edificio?

Me gustaría mucho... si hay quien lo compre. De todos modos, ahora que lo recuerdo, hace 15 años le doné al Concello de Ribeira dos máquinas muy antiguas (una Reinerts, para cerrar latas, y una cizalla para cortar hojalata) y han desaparecido. Nadie sabe decirme dónde están.
delegribeira@elcorreogallego.es

12 jun 2010 / 21:15
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