Lucía Veiga, criada por los Electroduendes más El club de la comedia
Actriz integrante del clan de Malo Será! (TVG), veía Willy Fog, Cosas de casa, Friends y El príncipe de Bel Air // Lina Morgan, uno de sus referentes
La niña Lucía Veiga López jugaba con amigos invisibles, un modo de imaginar que el mundo, incluso en pleno invierno, puede ver cómo se alza una bandada de aplausos o risas. Todo cuestión de magia.
Ella veía la tele, claro, pero prefería leer y cuando trasteaba... en vez de ser castigada sin postre (como Nancho Novo) sufría por pena que le quitasen los libros.
Lucía se crió frente a las series de dibujos animados emitidas por TVE en los años 80: Willy Fog, Dartacan y los tres mosqueperros, David el Gnomo, el Inspector Gadget y Érase una vez la vida... pero empezó a soñar libertaria a partir de un formato revolucionario: La bola de cristal (1984-88; La 2).
Adoraba os Electroduendes. Cando eu era nena en realidade non había moitos debuxos onde escoller, vías os que che poñían á hora da merenda ou ás mañás da fin de semana, pero se o penso
a maioría dos que me marcaron ou lembro con máis cariño son divulgativos ou baseados en literatura. A nena xa era rariña, no fondo.
Elegir es lo que más odia del mundo. Asegura esta actriz.
Quizá por eso mismo se defina como metade de Malpica, metade de Lugo, orgullosa coruñesa, un buen modo de ser pregonera en muchas villas pero un dilema si de fútbol hablamos. Que no.
Como a todos los adolescentes de los años 90, la ficción norteamericana marcó sus sonrisas de sofá compartido pero luego fueron llegando productos made in Spain que ella reivindica.
Admiradora de Peter Sellers y Jerry Lewis, sus comedias favoritas fueron El Príncipe de Bel Air (1990-96), Cosas de Casa (1989-98, con el cansino Steven Urkel interpretado por Jaleel White), Friends (1994-2004) y Los ladrones van a la oficina (1993-96; A3).
De sus días más recientes, esta cómica destaca Big Bang Theory (2007-19) y Allí Abajo (2015-19).
Licenciada en Filología Hispánica, área que desconoce lo que significa tener prisa, se graduó con calma en la Universidade da Coruña (19972004) y luego sus ojos marrones se fueron entornando hacia focos y bambalinas.
Tras aventuras como vender móviles con tienda propia, Lucía traza su inicio escénico en el curso 2011/12 con la compañía de danza de Quique Peón. En televisión debuta poco después, sin hacer ruido más allá de escuchar el eco del corredor anónimo que recorre todo intérprete primerizo ante preguntas como: ¿gusto?, ¿me llamarán?
De la tele cómica de este siglo que Lucía miró antes de ser parte del medio, se queda con los atriles del monólogo y dos totémicas ideas de Canal Plus que justificaban con carcajada que fuese una cadena de pago.
El Club de la Comedia (non podo deixar de mencionar a Amparo Baró, Eva Hache e Ana Morgade), Las noticias del Guiñol (1995-2008) e os Late Night con público en directo, empezando polo Saturday Night Life, son meus favoritos.
En 2016, en vez de esperar que sonase el teléfono, junto a parte del clan de la comedia con quienes hoy comparte espacio semanal en TVG (Malo será!) coprotagonizó Galicia Crime, trama cómica dirigida por Víctor Grande que anticipaba que la TV tradicional e Internet acabarían cruzándose.
En el alambre del humor, la indiferencia es un sopapo que aterra, por ello se ensaya tan en serio.
Hai tres ou catro persoas ás que podo confiar as miñas ideas e sei que van ser verdadeiramente críticas, pero principalmente á miña sister in crime, Marita Martínez e á monologuista Ángela Triana á que admiro profundamente.
Fan cativa de Lina Morgan, a quien nadie cita porque este país de países disfruta pegándose tiros al pie, esta humorista aviva el verano monologueando a coro e agardando a estrea de Os Mariachi, a nova tempada de Serramoura, A Estiba e Luar, y cita tantos referentes que agota esta página.
¿Su lema? Nunca hai demasiado humor... (Y añado: ni amor).