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EDITORIAL

El mejor espejo de un pueblo excelente

    BAJADO EL TELÓN y apagadas las luces de la Gala de los Gallegos del Año -"en estas tres décadas ha sabido consolidarse como la gran fiesta de nuestra sociedad civil", afirmó esta semana un exconselleiro, en una comida privada-, queda flotando en el ambiente el agradable olor del éxito por su impagable rol como escaparate de una Galicia que aprende de su pasado, construye su presente y no le teme a su futuro, de un pueblo excelente con excelentes mujeres y hombres -les aplaudió Feijóo en su discurso ante más de mil quinientos invitados, que vivieron en el Palacio de Congresos una noche de emociones y de reafirmación del orgullo de ser gallegos-, de una sociedad que camina apegada a grandes valores, justamente los que simbolizan los cerca de cuatrocientos premiados por EL CORREO en estos treinta años vertiginosos. En todo este tiempo de logros y conquistas, también de frustraciones que hemos aprendido a digerir y superar, descubrimos la utilidad de los grandes consensos -siempre costosos-, los efectos balsámicos del diálogo, la importancia de la estabilidad institucional y el valor añadido del galleguismo integrador. Lo subrayó, con tino, el presidente de la Xunta: el claro mensaje de los Gallegos del Año, que en cada edición se renueva con más fuerza, es una inyección de autoestima de lo que somos, todos, porque Galicia es una tarea común -"a obra non rematou", parafraseó el inquilino de Monte Pío a Castelao- en la que cada cual tiene algo que aportar, mucho o poco tanto da. Lo mejor de esta gala anual para quienes conservamos con ilusión intacta el legado de Feliciano Barrera, nuestro editor de honor a perpetuidad, es precisamente su carga de generosidad y su capacidad para reconocer valores -esfuerzo, sacrificio, constancia, solidaridad, pluralismo, convivencia...- que se nos antojan imprescindibles para blindar una sociedad más justa. Por eso, compartimos de la primera a la última sílaba la hermosa definición que monseñor Julián Barrio, Gallego de 2019, hizo de este bendito país, "admirable na súa terra e no seu mar, nas súas aldeas, vilas e cidades, na súa cultura, lingua e tradicións, nas súas institucións e xentes, na súa capacidade para mirar sempre adiante con sentidiño". Larga vida a los Gallegos del Año, espejo de un país decidido a celebrar mil primaveras más.

    10 oct 2019 / 21:23
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