Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h

“Nosotros no hacemos placas, el secreto está en las manos, en el tacto, en manipular”

Casa Atador, en Cas de Pedro, topónimo vinculado al trabajo de un compoñedor

    Atadores es la denominación que, en varias zonas del interior gallego, recibían las personas que se dedicaban a arreglar huesos y luxaciones. Y eso es a lo que, precisamante, se dedica, desde hace dos décadas, Manuel Fernández Gil, de Casa Atador, en la pequeña aldea de Cas de Pedro, en el municipio lucense de Carballedo.

    Manuel, un hombre tranquilo y amable que desperende cierto magnetismo, explica que el secreto en su oficio de compostor "está en las manos, en el tacto, en la manipulación, ya que nosotros no hacemos placas", señala.

    Indica que él se ocupa únicamente de componer esguinces, luxaciones, dislocaciones, columna vertebral torcida y a levantar el estómago. Precisa "en los casos de fracturas mando a la gente al médico, aunque antes se arreglaban, yo nunca manejé las roturas de huesos", asegura.

    Manuel es la tercera generación de la saga de compostores de Casa Atador. "Aprendí a componer de mi suegro, José Torres Cardeiro, y él lo hizo de su padre, Ángel, que vino de Cuba, donde trabajó en un hospital y aprendió el oficio, también trajo libros de anatomía que estudiamos", relata Manuel.

    Este sanador indica que complementa sus manipulaciones en el arreglo de esguinces y dislocaciones, según sea el problema, con remedios populares a base de emplastos de hierbas que se deben aplicar "en fomentos sobre la zona afectada", precisa. El alcohol es otro producto que no falta en su práctica a la hora de masajear.

    A la hora de explicar si hay que tener alguna cualidad especial para ejercer como compostor, Manuel comenta "algunos dicen que sí y otros que no es nada especial, creo que es cuestión de práctica, de tacto, de conocer la anatomía muscular y saber manipularla de la forma adecuada", subraya.

    "Por aquí viene gente de toda Galicia desde Vigo a A Coruña pasando por Santiago, incluso he atendido a médicos, también recurren a nosotros en determinadas ocasiones", cuenta con un tono de cierto orgullo.

    Pero de inmediato deja claro que los médicos "tienen todos mis respetos, nunca he tenidos problemas con ellos y no cuestiono nunca su profesionalidad, ni su trabajo" e insiste que cuando recibe casos que no puede asumir con sus prácticas populares remite al lesionado al médico especialista, al hospital.

    Pero la saga de compoñedores o compostores de Casa Atador toca a su fin. Manuel, al igual que muchos otros casos como el suyo, no tienen quien prosiga y mantenga esos saberes de la llamada medicina popular gallega.

    Manuel Fernández

    Compostor

    "En los casos de fracturas mando a la gente al médico, al traumatólogo, aunque antes se arreglaban, yo nunca manejé las roturas de huesos, eso no lo toco"

    31 may 2010 / 01:22
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
    Tema marcado como favorito