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"No tengas miedo": el adiós de un sonense a quien el 'yernísimo' invitó a hacer historia

En 1968, Martínez-Bordiú quiso emular a Barnard haciendo el primer trasplante de corazón en España // Juan sobrevivió 27 horas; su hija guarda su emotiva nota de despedida

    En septiembre de 1968, los españoles seguían cada día con el alma en un puño las noticias que llegaban de la madrileña clínica La Paz. ¿Habrían encontrado ya un donante para el gallego Juan Alfonso Rodríguez Grillé? El doctor Cristóbal Martínez-Bordiú (el marqués de Villaverde), se había propuesto hacer historia realizando el primer trasplante de corazón en nuestro país. Y un humilde fontanero de 41 años, natural de Porto do Son, fue el elegido. Un año antes, Christian Barnard había hecho esa operación por primera vez a nivel mundial en Ciudad del Cabo, y el paciente, Louis Wahkansky, sólo sobrevivió 18 días.

    El 18 de septiembre de 1968 el yerno de Franco no se cubrió de gloria. Juan sobrevivió sólo 27 horas a una operación que había durado cinco. En el bolsillo de su abrigo encontraron la carta de despedida que escribió antes de entrar al quirófano. El cirujano no cumplió su promesa de que el Ministerio de Trabajo se encargaría del porvenir de su única hija, María Jesús, que entonces tenía nueve meses. Ella acabó denunciando por ello a la familia Franco en 2011. Hoy recuerda la triste historia de su padre.

    Juan Alfonso Rodríguez Grillé nació el 30 de julio de 1927 en una humilde casa de piedra de planta baja de la aldea de Curro, en la parroquia sonense de Xuño. Era hijo de Ramón y de Carmen, que se dedicaban a la venta ambulante, y tenía cuatro hermanas (Encarna, Maruja, Manolita y Herminia). La familia se asentó en Padrón, donde Juan trabajaría, entre otras cosas, como fontanero y como macero del Ayuntamiento. En 1953, su madre falleció trágicamente al ser atropellada por un camión en la localidad de Trabanca cuando iba con su marido en un carro a una feria. Aquel suceso le dejó tocado anímicamente y desde entonces, según llegó a decir su progenitor, su salud empezó a resentirse. Al año siguiente, le tuvieron que extirpar el bazo, y en 1962 fue operado de una úlcera de estómago. Ambas intervenciones fueron realizadas por el cirujano compostelano Ramón Baltar.

    En 1964 decidió emigrar a Madrid en busca de un futuro mejor. Dos años después, regresaba para casarse con Estrella Boga Somoza, de A Escravitude, a quien había conocido en una fiesta. El matrimonio se instaló en Madrid, donde él trabajaba como encargado de fontanería de una obra. Tuvieron una niña, que murió a los pocos días de su nacimiento. En octubre de 1967 la salud de Juan volvía a complicarse, en esta ocasión por frecuentes vómitos que los médicos atribuían a trastornos hepáticos. Un día, tras despertarse de la siesta y mientras comía un trozo de pan con queso, empezó a sentirse mal. Su corazón se aceleraba. Le trasladaron de inmediato a la clínica La Paz y, dos semanas después, los facultativos le comunicaron la gravedad de su estado: le pronosticaban dos o tres horas de vida. La única solución que veían era someterle a descargas en el corazón, pese a considerarlo "peligrosísimo".

    Pero lo hicieron, y Juan se recuperó. Sin embargo, a las dos semanas recayó. Las crisis de taquicardia que sufría le subían las pulsaciones a 300 por minuto. Estrella acababa de dar a luz, y los tres llegaron a estar ingresados al mismo tiempo en La Paz. Aquellos problemas se prolongaron durante un año.

    A principios de septiembre de 1968 entró en su habitación el doctor Cristóbal Martínez-Bordiú, profesor de Cirugía de la Escuela Nacional de Tisiología Torácica y jefe del departamento de Cirugía Torácica de la residencia sanitaria La Paz, condecorado con la Gran Cruz de la Orden de Sanidad... y yerno del entonces jefe del Estado. Le propuso someterse a un trasplante de corazón, el primero que se haría en nuestro país. Cuatro meses antes, en mayo, el mismísimo Barnard, de visita en España para impartir conferencias, había estado en la clínica madrileña con Cristóbal Martínez-Bordiú.

    Mientras Juan acababa de pensárselo, aterrorizado por lo que pudiera pasarle a él, pero también por el futuro de su viuda y de su bebé, en La Paz se esperaba la aparición de un donante. El lunes 16 de septiembre, a las 20.30 horas, Luis Plaza Asenjo y su mujer, Aurelia Isidro Moreno, vecinos de la localidad madrileña de Meco, circulaban en motocicleta por la carretera de Azuqueca cuando, de repente, la moto se quedó sin luz. Se detuvieron en el arcén y la mujer se bajó, siendo arrollada por un camión. Fue trasladada a un hospital, donde fallecería al mediodía del martes 17. Dejaba viudo y cuatro hijos: Pilar, de 21 años, María, de 19, Luis, de 15 y José, de 10.

    Martínez-Bordiú se entrevistó de inmediato con Luis Plaza para pedirle que autorizase la donación del corazón de su esposa. Él delegó en su hija mayor, que, de entrada, se negó. Finalmente, la convenció. Sólo faltaba la firma de Juan. También él tuvo sus dudas... y sus miedos. Pero, tras dar su visto bueno al marqués de Villaverde, pidió tres cosas: la extremaunción; que le trajesen a su hija, María Jesús, que tenía nueve meses, y les dejasen unos minutos a solas; y un cuaderno de notas.

    Tras despedirse de la niña, escribió en dos hojas una carta de despedida para su mujer, que dejó en el bolsillo de su abrigo. "No tires", tuvo la precaución de escribir en el envés al doblarla. "Estrella: cobras la liquidación de la empresa (...) Llevas la llave que está en los pantalones (...) El abrigo mío se lo das a papá (...) No tengas miedo. Dios te dejará criar la niña (...) Si puedes aguantarte en Madrid, mejor (...) Yo sabía que no tenía remedio. Tenía una vena del corazón rota por los esfuerzos de los vómitos, seguramente (...) Haréis la promesa al Cerro de Los Ángeles y escribir al Papa por lo de Juan 23. De aquella me han salvado (...) Una montaña de besos y abrazos. Juan".

    Juan entró en quirófano a las 03.15 horas del miércoles 18 de septiembre de 1968. El corazón de Aurelia no dejó de latir desde que fue extirpado de su tórax, salvo durante los siete minutos que se tardó en coserlo al casquete aórtico del receptor, que estuvo sin ese órgano durante hora y media.

    La operación se prolongó hasta las ocho de la madrugada. A su término, el doctor aseguró que el estado del paciente era "completamente satisfactorio", que había pasado una noche "extraordinaria" y que su nuevo corazón latía a 70 pulsaciones por minuto. "Fue más complicada la operación judicial que la quirúrgica", dijo.

    El yernísimo no tardó en presumir del éxito ante los numerosos periodistas que llevaban días montando guardia ante el centro hospitalario y que, por cierto, llegaron a protagonizar una sentada para protestar por la falta de información y por vetarse su entrada al complejo, obligándoles a permanecer durante horas al frío. Sólo les dejaban pasar de dos en dos a la cafetería... y con el tiempo contado. Se habían dado instrucciones concisas para evitar que ninguno de ellos se colase.

    El primer parte médico se conocía a las 11.10 horas y decía que "el servicio de Cirugía Torácica que dirige el doctor Cristóbal Martínez-Bordiú ha efectuado un trasplante de corazón a un enfermo afecto de miocardiopatía hemosiderótica con grave repercusión funcional. (...) A primeras horas de la mañana ha finalizado la intervención, encontrándose el enfermo en buenas condiciones".

    Al contrario de lo que parecía ocurrir con el yerno de Franco, Juan no tenía afán de protagonismo y había prohibido que se hiciese público su nombre. A las 13.35 h, un segundo parte informaba que el intervenido había recuperado la conciencia y "ha cruzado algunas palabras con el personal médico que le atiende".

    Pero el jueves 19 se produjo un giro dramático de los acontecimientos. A las 10.45 h se emitía un nuevo parte: "A las 24 horas del trasplante de corazón, el enfermo, que continuaba en estado estacionario, ha presentado en las últimas horas alteraciones en su función renal que preocupan seriamente, dada la etiología-hemosiderótica de su proceso basal, causante de la cardiopatía en su repercusión visceral generalizada. Se ha solicitado la colaboración del servicio de Urología del centro". Sólo quince minutos después, se emitía otro: "La situación comunicada en el parte anterior es de que continúa evolucionando el enfermo trasplantado en sentido desfavorable. Explorado por el doctor Martínez Piñeiro, jefe del servicio de Urología de La Paz, ha apreciado la existencia de una insuficiencia renal aguda que ensombrece seriamente el pronóstico. Desde el punto de vista circulatorio la función del corazón trasplantado continúa hasta el momento sin alteraciones".

    Y diez minutos después, el último, anunciando su muerte "a consecuencia de los graves trastornos metabólicos, consecutivos a su insuficiencia renal aguda".

    "Estoy desolado. Lo siento tanto como ustedes. De todas formas estoy autorizado para decirles que el Ministerio de Trabajo se hará cargo de la educación y porvenir de sus hijos", dijo Martínez-Bordiú a los familiares del fallecido y a los de la donante. Juan fue enterrado el viernes 20 a las 17.30 horas en el cementerio madrileño de La Almudena. Estrella, su viuda, falleció hace siete años, y siempre guardó la nota de despedida de su marido. María Jesús, su hija, acudió a los tribunales en 2011 en busca de Justicia por la promesa incumplida del doctor (que falleció en 1998). "La familia no quería que se sometiese al trasplante, pero él firmó. Fue decisión suya. El marqués quería saltar a la fama como el cirujano del primer trasplante de corazón en España. Le prometió a mi madre que el Ministerio se encargaría de mi porvenir, pero no vimos ni una peseta. Mi madre luchó mucho para sacarme adelante. Al final acabé retirando la denuncia, porque me di cuenta de que estaba luchando sola contra una familia que aún tiene mucho poder en nuestro país", señala.

    Cristóbal Martínez-Bordiú no se cubrió de gloria aquella madrugada de 1968. Tampoco cumplió su promesa. Sí lo hizo la Junta Local de Acción Benéfico-Social de Padrón, que donó 3.500 pesetas a la viuda. En España, no fue hasta 1984 cuando se llevó a cabo el primer trasplante exitoso de corazón. Fue en el Hospital Santa Creu i San Pau de Barcelona y lo realizaron los doctores Josep María Caralps y Josep Oriol.

    15 feb 2020 / 23:11
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