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Petróleo en Sar

    Son varios los titulares que me han venido a la cabeza, Victoria Histórica, Sobró una bala, Sar se llenó... pero decidí éste y no crean que ha sido porque en las brañas del Sar se hubiese podido producir hace millones de años un proceso de diagénesis y debajo del pabellón estuviese ubicado un yacimiento. El proceso ha sido diferente, el Blusens Monbus ha sido como una bolsa de crudo que en la primera parte de la temporada, generalmente durante un cuarto, se gaseaba y se difuminaba incluso en Sar perdiendo duelos casi ganados. Jugadores que por diversos motivos no podían ofrecer un rendimiento de los mínimos parámetros exigibles para la ACB y todo en una plantel con ocho jugadores que procedían de la LEB.

    La situación en enero llegó a ser muy preocupante con cuatro partidos seguidos perdidos en casa y sonaron las alarmas. Poco a poco, con el riesgo que supuso no reforzar el equipo, se fue reconduciendo la situación a base de seguir confiando la directiva en el entrenador, mientras otros clubes lo cambiaban, dándole apoyo y libertad absoluta, y éste confiando en la plantilla, mientras otros hacían fichajes de más o menos relumbrón que es lo normal en el guión del deporte. El hecho cierto es que Moncho Fernández y su cuadro técnico han sacado petróleo de una plantilla más que justita en lo económico y con carencias en lo deportivo. El trabajo ha sido increíble ya que apenas ha habido lesiones, los que se lesionaban se recuperaban rápido, estratégicamente la preparación de los partidos ha sido buenísima y defensivamente se han dado lecciones magistrales en lo táctico. Fallos y errores también los ha habido, esto es deporte de alta competición, creo que hoy no toca analizarlos y además son los inherentes a una liga que es la de más alto nivel tras la NBA.

    Pero petróleo no se puede sacar sin mano de obra altamente cualificada y la afición de Sar, que ha estado incomensurable durante toda la temporada, rizó el rizo llegando al súmmun en el último partido que ha sido una auténtica pasada. Conozco bien la ACB, he vivido los Barça-Madrid que son guerras deportivas a muerte para el aficionado, he visto en directo las últimas 14 ediciones de Copa del Rey, he sufrido partidos en la antigua Yugoslavia y para ver o recordar algo perecido me tengo que remontar a un Grecia-España en el pabellón de La Paz y la Amistad de Atenas cuando Franco era todavía cabo. La comunión afición–equipo vista de anteayer hoy en día no existe en España y si me apuran en Europa. Un pabellón animando sin parar produjo un proceso de metamorfosis en algunos jugadores que ha hecho posible el milagro más que merecido de la permanencia. Ha sido increíble lograr el objetivo así, luchando contra viento y marea, con el público desgañitándose la garganta en la grada y los jugadores dejándose la piel, jugando con el corazón y utilizando la cabeza. Gracias a todos y chapeau.

    03 may 2012 / 20:37
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