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El pico y la dudosa curva plana

    AL igual que las promesas de una pronta llegada de material sanitario para afrontar la epidemia, siempre para los próximo días pero sin fijar la fecha exacta, los distintos responsables del Gobierno no dejan de hablar sobre el pico y la curva, dos conceptos estadísticos que estos días los españoles manejamos a causa de la desgracia que nos asuela. Para los ciudadanos del común no resulta sencillo entenderlos, entre otras razones porque quienes los utilizan no hablan de forma clara. Da la impresión de que tratan de transmitirnos confianza, como si cuando la curva se aplane -curva y plano no casan- ya podremos empezar a proximarnos a menos de un metro del vecino.

    La esperanza es que a finales de esta semana, o como mucho la próxima, la curva vaya doblegándose de forma progresiva hasta en pocos días alcanzar la altura máxima y comience el descenso. En estos momentos ya está más alta que en China, aunque no me fiaría mucho de las informaciones que desde ese país nos llegan. El aparato del Estado, o sea, el Partido Comunista, lo contro-la todo. Estamos refiriéndonos al número de contagios, porque sobre los datos relativos a cuestiones más importantes, como los fallecimientos, continuarán subiendo todavía durante un tiempo.

    Pero hay otras curvas y picos preocupantes. La del personal que lucha en primera línea contra la pandemia. En primer lugar los trabajadores de la sanidad, también los cuidadores de las residencias de la tercera edad y los guardiaciviles y policías. En todos estos colectivos se produjeron bajas, y más que llegarán. Es natural que así sea, es una labor de riesgo, pero no en la proporción que en España se está dando. Bien se merecen el aplauso que todos los días les damos a las ocho de la tarde, porque trabajar en esas condiciones es de héroes. Y no tienen porque ser héroes, ni creo que pretendan. Son profesionales que deberían disponer de los medios de protección adecuados para ejercer su función, cobrar por ello a fin de mes y punto.

    El Gobierno respondió tarde al ataque del virus y cuando lo hizo envió un Ejército, competente y entregado, pero mal pertrechado y sin un buen comandante. No dudo que al final se vencerá, pero será un triunfo con grandes daños en sus propias filas. O sea, una victoria pírrica.

    Periodista

    25 mar 2020 / 22:03
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