Proveedores conocidos, talleres de cocina y encuesta para eliminar el plato de menos éxito

Lo primero que deja claro Óscar es su comedor escolar ideal: cocina directa, personal con formación y producto de cercanía y de temporada –pertenece a Slow Food–, con lo que también se favorece la economía de la zona.

Pero él va más allá y se preocupa de que los productores acudan de vez en cuando a un aula con una representación de sus viandas para que los niños vean de dónde viene lo que van a consumir y cómo es antes de que se procese. Además, el agricultor ve a quién va dirigida su mercancía y se establece un vínculo de calidad entre ellos.

Organiza también talleres de cocina 1 o 2 veces al mes para que los niños elaboren un primer plato, un segundo o el postre. Ahora, en otoño, trabajan por ejemplo con calabaza, castañas o nueces. Además, el cocinero mantiene un blog (www.acocinhadeoscar@wordpress.com) donde cada poco tiempo cuelga las actividades que llevan a cabo y el menú diario para que los padres puedan ver fotos, explicaciones, etc. Lo mismo ocurre en Facebook (Cociñacoleportomouro), donde prácticamente a diario pone fotos de los platos y productos que consumen sus 70 comensales.

Otra de las iniciativas son los menús fusión, mezclando cocinas de otros países con la propia, y a final de curso hace una encuesta para que cubran los chicos con los platos preferidos y los que menos gustan y al curso siguiente se elimina el que tiene menos éxito y lo sustituye por otro. Este año fue la ensaladilla rusa.