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Sar es Sar

    Tocó sufrir de sábado a domingo en una jornada en la que como colofón a tanta taquicardia queda el regustillo de que a nivel de resultados salió a la perfección, aunque el guión y desarrollo de la misma lo podría haber firmado Sir Alfred Hitchcock. Comenzando por el final, el RETAbet.es, el Guipuzcoa Basket de San Sebastián, está descendido aunque tenga opciones de obtener la penúltima plaza. El Manresa se ha complicado un poco su andadura, aunque tiene un partido en casa ante el RETAbet que si lo gana debe de darle la tranquilidad. En la mañana del domingo, como si fuese poco lo que tuvimos que pasar el sábado ante el Bilbao, el Estudiantes nos tuvo tan en vilo en el final de su partido ante el Herbalife que parecía una reedición o segundo acto del susto de Sar. Su derrota le complica mucho la permanencia, ya que su próximo rival el UCAM Murcia llegará a Madrid eufórico y con grandes opciones de entrar en el ‘play-off’, después recibe al Barça que necesita mantener el primer puesto y aunque tiene un teórico final fácil en San Sebastián con el descendido RETAbet, está a merced de los resultados que consiga el Obra, que es lo que realmente nos debe interesar.
    Continuamos con el partidazo del sábado, con su sabor dulceagriagridulce, ya que comenzó siendo muy duro pero un segundo cuarto excepcional en todos los sentidos del Obradoiro no puso el dulce de la victoria en los labios a pesar del respeto que en el subconsciente nos imponían Mumbrú, Raul, Bertans y el potente fondo de armario de su juego interior. El comienzo del tercer cuarto resultó agrio con un parcial de 0-10 en 4 minutos que fue el primer aviso, y el final del último fue terrible y agrio en todos los sentidos con el inexplicable apagón. Con un público normal hubieran surgido dudas, resignación, silencios, e incluso silbidos, pero como temía Sito Alonso, los que cantan el Miudiño son diferentes y no se rinden ante la adversidad que fue mucha, por el acierto del Bilbao y el desenchufe del Obra en otro partido que estaba casi ganado. El público estuvo mejor que nunca, y en su mejor versión animó, aplaudió y como justo premio a su apoyo pudo disfrutar del éxtasis de la victoria en la prórroga, con un Benzius estelar, con Triguero fajándose como siempre y con Kostas que a pesar de acusar la diferencia entre el ritmo de la liga griega y el de la ACB, aportó su saber estar, oficio y veteranía a falta de acierto. Cuando un equipo remonta como hizo el Bilbao, con la calidad y experiencia que tienen muchos de sus jugadores, era muy difícil romper su dinámica ganadora de final de partido en la prórroga, por eso la sensacional e importantísima victoria del Obra tiene triple mérito, por ser la novena, por meter el miedo en el cuerpo a los rivales directos y por generar una sobredosis de autoestima a los jugadores que les debe de enseñar que no deben de tener miedos ni dudas por difícil que esté un partido, en este final de temporada tan agónico.

    09 may 2016 / 21:27
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