Segarra cree posible que se aplique a Abet la prisión permanente

La fiscal general del Estado, María José Segarra, considera posible que al autor confeso del triple crimen machista de Valga, José Luis Abet, le apliquen la prisión permanente revisable. Segarra, que subrayó que nunca se anticipa a las decisiones judiciales, reconoció que este tipo de pena podría encajar en el caso porque "hay una pluralidad de fallecimientos".

Hay que recordar que José Luis Abet Lafuente reconoció haber asesinado a tiros, el paso lunes día 16, a su exmujer, su excuñada y su exsuegra delante de sus dos hijos, por lo que la jueza le ha enviado a prisión provisional, comunicada y sin fianza. En declaraciones a los periodistas durante una visita a la Escuela de verano del Ministerio Fiscal en Bergondo (A Coruña), Segarra se mostró partidaria de que se estudien todas las circunstancias que rodean cada hecho para tener un conocimiento cabal y poder transmitirlo "a un juicio por jurado, que seguramente será el que se utilice" en este caso.

También se refería ayer a la tragedia de Valga el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, quien ha garantizado que el Gobierno gallego velará por ayudar a las otras víctimas del triple crimen, en alusión a los dos menores que perdieron a su madre, a su tía y a su abuela.

Rueda que censuró a quienes buscan réditos partidistas con este tema, admitió que siempre hay que repensar las políticas contra la violencia de género porque queda mucho por trabajar.

REVÓLVER Por su parte, el delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, apuntó ayer en Lugo que el revólver del calibre 32 con el que se cometió el triple crimen machista de Valga (Pontevedra) pudo haber sido adquirido en el mercado negro de las armas.

Saber de dónde procede el arma es fundamental para que los investigadores puedan demostrar que los tres asesinatos se cometieron con premeditación. Fuentes de la investigación han reconocido ante algunos medios que el día de su detención Abet se limitó a entregarse y facilitar el lugar en el que arrojó la pistola pero también se cerró en banda y afirmó que nunca revelaría donde compró el revólver. El miedo a las mafias que pueden estar detrás, dicen, se lo impide.