La soledad llega al Santiago de la periferia

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La pasada semana estas mismas páginas hicieron un recorrido por el centro urbano de Santiago. Tanto las calles del casco histórico como las del Ensanche presentaban un aspecto desolador pero a la vez lleno de hermosura. La ausencia del bullicio que habitualmente da vida a la piedra y el asfalto dejó desnudos los paseos, avenidas, bulevares, travesías y hasta callejones. Pero ese aspecto no es patrimonio exclusivo de la ciudad, los barrios compostelanos y las zonas del rural experimentan también estos días tan extraños la soledad de sus viales. Son imágenes imposibles de capturar en una jornada habitual y quizá por ello adquieren un valor especial. Fueron muchas las personas que expresaron su satisfacción al ver más de setenta fotografías de una Compostela desierta que dejaba ver a las claras toda su belleza. Ahora es el turno de los barrios. Desde los más castizos hasta los más modernos. Desde Sar o Conxo a Vite o Fontiñas, de San Lázaro a O Castiñeiriño, de Vista Alegre a Vidán o San Lorenzo, de A Choupana a San Caetano. Y es que la pandemia, como ya se repitió hasta la saciedad, no sabe de fronteras y no respeta ningún territorio ni ningún lugar. Santiago tiene mucho que mostrar y para enseñarlo sin trampa ni cartón nada mejor que verlo en su estado natural, sin ese jaleo humano que lo transforma. Y es que algunos barrios no tienen nada que envidiarle al centro.