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El último videoclub de Compostela

Lleva 28 años en Santiago de Chile y ha conseguido sobrevivir a varias crisis, incluida la muerte del VHS // Con 20.000 títulos en su catálogo, la oferta es uno de sus fuertes // Alquila y vende DVDs, Blu-Ray y videojuegos de diferentes géneros

Son una especie en peligro de extinción. Se fueron esfumando a medida que la piratería y las plataformas digitales entraron en casa. Además de una máquina expendedora que hay en la avenida de Lugo 36, el único que resiste en Compostela es el de Santiago de Chile 32. Tiene un cajero en la fachada que funciona las 24 horas, pero detrás del mostrador siempre hay alguien despachando. Hoy está Raquel Gil, uno de los cinco trabajadores que vive de lo que factura el negocio. “Como moito, quedan por diante tres ou catro anos. Ou moito máis, depende. A vantaxe é que xa pasamos varias crises”, confiesa pesimista. Son cerca de las siete de la tarde de un lunes. Entra algún cliente a cuentagotas para curiosear entre las estanterías. Alguno se va con una película en la mano. Novedades de cine en DVD y Blu-Ray, sección infantil, series con récords de audiencia, videojuegos y un pasillo de cintas para adultos. Entre los carteles que promocionan los estrenos se hacen hueco las repisas de chucherías. “Seguimos aquí porque hai moita xente que en Internet non atopa o que busca”, explica la empleada. Su base de datos supera las 20.000 referencias. “Non os temos todos aquí por falta de espazo. Tamén hai moitos que se deron de baixa do catálogo porque se foron deteriorando”, continúa.

El videoclub Europa empezó a funcionar en 1988. Las universidades de A Coruña y Vigo empezaban a dar sus primeros pasos y la sangría de estudiantes aún estaba por llegar. El VHS (Vídeo Home System) era el rey. Meses atrás dejaba de fabricarse para siempre. Es la víctima tecnológica del año. “Algún aínda temos, pero deixamos de mercar este formato en 2005. Daquela foi cando se impuxo o DVD”, cuenta. Pero no tiene casi opciones de convertirse en un fetiche para coleccionistas como ha sucedido con el vinilo. “O VHS ten moitos máis problemas de conservación. Esta morto”, zanja Raquel.

Según ANEMSEVI, la asociación de mayoristas del sector del vídeo, en España funcionan alrededor de 600 videoclubs, 200 menos que hace un par de años. Cuando el Europa abrió sus puertas en Santiago de Chile a finales de los 80 apenas había competencia. Los otros cuatro establecimientos repartidos por la ciudad no le hacían sombra. En 2000 era raro encontrar un salón sin el combo de televisor y reproductor de vídeo. Las noches de palomitas y película de alquiler en el sofá se habían democratizado y hasta 14 negocios abastecían la demanda de los compostelanos. La época dorada les duró una década, aunque a partir de 2008 ya empezó a notarse el declive.

“As plataformas dixitais, en particular as gratuítas, fannos moito dano. Pero non só a nós, tamén a moitos outros sectores. Mira para as librarías. A súa crise non é porque se deixara de ler, senón porque cambiaron os hábitos e os libros descárganse da Internet”, argumenta. Tiene poco a su favor para mantenerse a flote, pero a base de reinventarse ha logrado celebrar su 28 aniversario. “A oferta é a clave da nosa supervivencia. Non todo está en Internet”, defiende Raquel. En su opinión, el precio es otro factor clave. Además de la cuota mensual del ADSL, disfrutar del estreno de un filme en una plataforma digital oscila entre tres y cinco euros. En el Europa basta con tres euros para alquilar la cinta (también las venden). “Levas a película o sábado e non tes que devolvela ata o luns. Ao final sae máis barato”, añade.

21 dic 2016 / 11:59
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