ENTRE VACAS

Había quien se tomaba el nuevo formato de la Supercopa de España de fútbol como las elecciones europeas de 2014, "no vale para nada". Pero en aquel año la inesperada irrupción de Podemos en el escenario político, logrando sentar en su estreno a cinco eurodiputados en Estrasburgo, y un resultado general que certificaba el evidente desmoronamiento del bipartidismo que había gobernado España desde la Transición provocaron que se encendiesen las luces rojas en la institución monárquica -amenazada por el ascenso del republicanismo- y el principal partido de la oposición, un PSOE perdido aún entre la alargada sombra de la crisis que Zapatero no vio. Para no valer para nada, el rey Juan Carlos abdicó en favor de su hijo Felipe y Rubalcaba cedió el testigo a Sánchez. Para no valer para nada, esta extraña Supercopa arábiga encumbró al Valverde del Madrid y defenestró al Valverde culé, que fue sustituido por Setién. El nuevo técnico reconoció que un día antes de firmar con el Barça paseaba entre vacas. Sigue entre ellas. Pero ahora sagradas.