Las villas, a remolque de las urbes contra el botellón

Los locales de ocio y las aglomeraciones de personas en la calle son las principales causas de los ruidos nocturnos, una forma más de contaminación y objeto de no pocas protestas a través de colectivos o vecinos de forma individual. Han caído las generadas en las ciudades, pero el problema permanece en las villas, que también intentan buscar soluciones. Algunas de esas quejas llegan a manos del Valedor do Pobo, que en 2009 recibió 178 vinculadas con el medio ambiente, buena parte de ellas debidas a la contaminación acústica. La mayoría de ellas están sobradamente motivadas, según indica en el informe anual.

El botellón está detrás de muchas de estas protestas. De hecho, al menos en las principales ciudades gallegas se ha avanzado al respecto, a través de ordenanzas municipales que se han intentado adelantar a la futura norma en la materia que está realizando el Gobierno gallego. Una de las líneas en las que se basa es elevar de 16 a 18 años la edad mínima en la que se permite la ingesta de alcohol, además de planear prohibir el consumo de este tipo de bebidas en lugares públicos. El Valedor considera que urbes han resuelto este problema. Con el foco ahora en las villas, éstas también a través de ordenanzas municipales emulan a las ciudades para atajar el mismo problema, aunque la solución, al menos de entrada, no les resulta fácil de aplicar.