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Casi ochocientas personas protestaron ante el montículo por las restricciones que plantea el Plan Reitor de Usos e Xestión del parque natural // No se podría acceder a la zona de baño de Río do Mar, ni hacer windsurf en la playa, pero sí transitar a caballo, y nada se dice de la cantera a cielo abierto TEXTO Suso Souto

‘Encadenados’ a la duna de Corrubedo

  • 19 abr 2021 / 01:00
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Hace 15 años, miles de personas se concentraron ante la duna de Corrubedo, la joya medioambiental (y turística) de Ribeira para protestar por las duras restricciones que contemplaba el Plan Reitor de Usos e Xestión (PRUX) del parque natural en el que se ubica, y que la Xunta había sometido a exposición pública. Un documento que la presión vecinal logró tumbar entonces y que, entre otras polémicas cuestiones, prohibía a los lugareños acceder en tractor a sus fincas en el ámbito protegido, obligando a retirar por vía aérea (como lo leen) los árboles que se talasen en el ámbito público.

Este domingo, igual que en 2006, estaban allí, tras las pancartas, Gelucha Fernández y Rosa García, para protestar otra vez por un nuevo PRUX con el que tampoco están conformes. “Este es peor que el de entonces”, dicen. El reglamento (que, por cierto, llega casi tres décadas después de la creación del parque, en 1992) prohíbe, por ejemplo, practicar windsurf, land windsurf, kitesurf y deportes similares.

“¿Por qué se nos impide realizar una actividad que se lleva a cabo en el mar?”, se preguntan representantes del club Catro Ventos. Pero es que, además, tampoco se podría acceder a la paradisíaca zona de Río do Mar, “en la que nos hemos bañado siempre”, indican los vecinos.

Por paradójico que parezca, sí se autorizaría en el parque “o tránsito a cabalo polas vías de libre tránsito e de tránsito restrinxido que así o contemple o organismo competente en materia de patrimonio natural, e para uso exclusivamente persoal”.

Sorprende que no se aluda en el documento, por ejemplo, al impacto de una cantera de 12 hectáreas, operativa desde 1973, que incluye una planta de triturado y de elaboración de hormigón dentro del parque y una cantera a cielo abierto en sus inmediaciones. El colectivo ecologista Verdegaia pide su cierre.

La pretensión de la Consellería de Medio Ambiente es que la gran duna móvil siga sin poder pisarse. Al respecto, José Martínez, presidente de la Asociación de Propietarios Afectados por el Parque Natural, no sólo es partidario de permitir el acceso al montículo. “Imos máis alá: pensamos que, ademais de que se poida pisar, aínda que sexa con limitacións, antes de nada deberían rexenerar a zona frontal da duna, porque a extensa vexetación impide que suba a area ó montículo e que este se mova; de feito, case non se ve xa, pois hai árbores que a tapan”.

También les preocupa la zonificación, “pois incorpora a zona de Río do Mar e fincas de labradío, nas que quedaría moi limitado o acceso”, señala. Más del 70 % de los terrenos que integran el parque son privados.

Este domingo, casi 800 personas (propietarios de terrenos, vecinos, turistas, deportistas, niños y mayores) se encadenaron simbólicamente ante la duna a lo largo de un kilómetro y medio, desde la zona del aparcamiento hasta la de Río do Mar. La pandemia no les permitió entrelazar sus manos, pero les une un fin: racionalizar determinados aspectos de un documento que, con todo, ven necesario e incluye cuestiones con las que concuerdan.

“Nós tamén formamos parte deste marabilloso lugar”, dicen.

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