Riesgo extremo de incendio en A Maía con matorral sin cortar
El tiempo seco y el viento aumentan la probabilidad de un siniestro forestal hasta superar el 80 % // Declaran terminantemente prohibidas las quemas
La Consellería del Medio Rural acaba de establecer el riesgo extremo de incendio forestal en Ames, el grado más alto posible, y que sitúa la posibilidad de un siniestro por encima del 81 por ciento. Achacan esta situación al tiempo seco, pero también al viento que arrecia, y recuerdan a los vecinos la prohibición de realizar quemas. Y ante cualquier conato, el Concello indica que existe un número específico, el 085, y el de Protección Civil, que es el 673 178 888.
Para la realización de este mapa de riesgo de incendio se tienen en cuenta diversos factores, como la sequía de los últimos meses y de las últimas semanas, las condiciones actuales de humedad y temperatura y el viento. Con estos datos la Consellería elabora un mapa que establece el riesgo de incendio en bajo, moderado, alto, muy alto y extremo.
Precisamente este mapa sitúa al ayuntamiento de Ames en riesgo extremo de incendio forestal. El tiempo seco de las últimas semanas, la humedad y el viento hacen que la capital de A Maía tenga más del 80 por ciento de probabilidades de sufrir un incendio forestal.
Ante esta situación el gobierno municipal quiere recordarle a la ciudadanía que no se pueden realizar quemas en esta época del año. Según el Pladiga, los meses de julio, agosto y septiembre son época de peligro alto de incendios y por lo tanto durante estos meses no se otorgan permisos de quema.
Hay que recordar que el Ayuntamiento de Ames cuenta con un Plan de Incendios que establece los protocolos a seguir ante un fuego en el término municipal y que tiene como objetivo unir esfuerzos en la lucha contra el fuego. A través del mismo, se articulan y se organizan los medios personales y materiales de los que dispone la administración local en el operativo municipal de prevención de incendios.
La perspectiva de los vecinos de Ames es distinta a la de las administraciones, y en el caso de la familia de Ventosa cuya vivienda está totalmente rodeada de matorrales comienzan a saltar las alarmas: “Aquí sigue todo igual, y desde casa ya vemos el primer incendio”, posiblemente el bañés de Fiopáns o el de Dubra. Por su parte, en la urbanización As Mimosas alertan de una finca “totalmente a monte” por la que pasan tubos del gas (referencia catastral 15002A515015580000BJ).
Así las cosas, el primer caso propiciaba la reacción de la Consellería de Medio Rural, que se dirigía a este diario para subrayar que, en caso de que los titulares de parcelas limítrofes con inmuebles no hayan desbrozado antes de junio, debería ser el Ayuntamiento de Ames el que mueva ficha. La noticia, además, no es nueva, y cada año desde 2006, cuando se vieron en serio riesgo con las llamas rodeando su inmueble, reclaman sin demasiado éxito que la Xunta o el Ayuntamiento obliguen a adecentar el perímetro habitado a los titulares de las fincas, algo que algún año no cumplieron hasta entrado el mes de diciembre.
“¿Por qué, conociendo la titularidad de las propiedades y habiendo sido ya denunciadas, no se hace un control?”, clamaban los afectados de Ventosa, reproduciendo el sentir de muchos convecinos. A su vez, los afectados de la urbanización As Mimosas se quejan de que el Ejecutivo autonómico les remite al municipal por esta cuestión, “pero no nos hacen ningún caso”, lamentaban.
Anteriormente habían surgido casos similares en el entorno de Bertamiráns, entre la localidad y Cantalarrana, con terrenos totalmente repletos de maleza. Entonces había sido el propio regidor –en aquel momento era Miñones– el que admitía la existencia de dificultades para obligar a los dueños (en ese caso, un banco), ya que recurrían por sistema. De cualquier modo, y si las fincas deberían estar despejadas a 31 de mayo, no se entiende demasiado que sigan igual tres meses después.