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ENTRE LÁPIDAS. Manuel Varela lleva 17 años al mando del cementerio de Rianxo // Antes ya hicieron lo mismo su padre y su tío-abuelo // Ejerce también de guía turístico de un recinto donde reposan Dieste, Manuel Antonio y los Castelao // El panteón más ornado lo construyó para sí un cantero TEXTO Suso Souto

Tres generaciones de enterradores

  • 15 may 2021 / 01:00
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Manuel Varela Varela tiene un trabajo de lo más tranquilo. No tiene con quien discutir y se siente dueño del silencio. Es, desde hace ya diecisiete años, el enterrador del cementerio municipal de Rianxo. Antes lo fueron su padre, Manuel Varela Martínez, durante casi dos décadas, y su tío-abuelo, Victorino Domínguez Lorenzo (casi treinta años). Y no se crean que se aburre: en cierto modo, ejerce también de guía turístico. Sigan leyendo.

Su día a día transcurre entre entierros, exhumaciones, tareas de jardinería, vigilancia, reparaciones... Lo que viene siendo una gestión integral del camposanto. Manuel tiene las tumbas contadas. “En el suelo hay 178; en la parte antigua hay 344 panteones y, en la que se amplió en 1980, otros 1.428”, informa.

Y, como en este cementerio hay difuntos ilustres, el protagonista de esta historia se ha ganado la plaza no oficial de guía turístico del recinto. “Aquí están enterrados, dentro del mismo nicho, el escritor Manuel Antonio y su padre. Y, en este otro están, también juntos, el padre del escritor Rafael Dieste, la que fue su empleada y su tía”, señala. Al respecto explica que los panteones de la parte antigua no tienen ceniceros para depositar los restos de los difuntos cuando se vacían los nichos “para dejar sitio a los siguientes”. Sin embargo, cuando los construyeron se hizo dentro de cada nicho un hueco con esa finalidad.

Las lápidas más buscadas por los visitantes son las de los padres de Castelao (Mariano y Joaquina), las de sus hermanas (Teresa y Joaquina) y las de sus primos (José Losada y Manuel Rodríguez).

Manuel sonríe al pasar ante la de Victorino, su tío-abuelo: “Compaginaba su trabajo de enterrador y el de acomodador del cine Avenida”, dice.

Pero si hay un panteón que destaca en este recinto sagrado es el de Alejandro Fuentes Vidal, un cantero que prefirió construirse su propio lugar de reposo eterno. “Ha sido construido por Alejandro F. Vidal en 1905. Es propiedad del mismo”, reza la pétrea inscripción en lo alto.

Uno de los panteones más antiguos del camposanto data de 1901 y es el de Os Viturros (José Benito Viturro Piñeiro y su esposa, Cándida Refojo Pereiro), los que fueron dueños del histórico Pazo de Rianxiño.

NADA PARANORMAL. Manuel, que ya siendo un niño acudía al cementerio municipal a ayudar a su tío-abuelo, primero, y a su padre, después, reconoce que diecisiete años entre tumbas “dan para mucho”, pero asegura que nunca vivó allí ninguna situación extraña, ni en el umbral de lo paranormal, ni mucho menos divertida. “¿Miedo? ¿A qué? ¿De quién? Nunca”, señala.

¿Y por qué decidió seguir los pasos profesionales de sus antecesores? “Evidentemente, no porque me gustase, sino porque siempre lo vi como un trabajo más, como algo normal”, señala. Eso sí: a él no le enterrarán en el cementerio que cuida a diario. Su última morada está en el de la parroquia de Leiro. “No voy mucho por allí; ya me llegan las horas que paso aquí”, dice con sorna.

Nos vamos. Suenan las campanas en Rianxo. Dejamos que Manuel siga trabajando en paz.

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