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El primer piloto de los Países Bajos que gana un Mundial de F1, en su día el niño prodigio del campeonato, destronó a Hamilton y se hizo con el título en Abu Dabi en una última carrera apasionante y para la historia TEXTO Adrian R. Huber

A rey muerto, rey puesto: la hora de Max

  • 14 dic 2021 / 01:00
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Principal representante de lo que muchos llamaron la next gen, el neerlandés Max Verstappen se hizo esperar, pero no tanto. A los 24 años, siete después de su precoz debut en la categoría reina, se proclamó, al fin, campeón del mundo de Fórmula Uno. Se anotó en Abu Dabi el Mundial más emocionante y controvertido de los últimos años; culminando el gran proyecto de Red Bull que él encabezaba. Y destronando, en la última vuelta del certamen más apretado, al gran dominador de los últimos años: el inglés Lewis Hamilton (Mercedes), que apuntaba a una inédita octava corona.

Verstappen completó en Yas Marina, el circuito de la capital de los Emiratos Árabes Unidos, con un final de auténtico infarto, la que fue, de lejos, su mejor temporada. Que cerró con su décima victoria de un año en el que capturó la mitad de sus triunfos en la F1. En un final que tuvo emoción y, en su caso, buena suerte; resuelto por la entrada en pista de un coche de seguridad a falta de cinco vueltas, que se decidió con una resalida a un giro; y que, como no podía ser de otra manera en este muy tenso 2021, acabó con polémica.

Mad Max, que contaba tres antes de esta temporada, firmó diez poles durante su gran año. La principal de ellas el sábado, demostrando que ser algo alocado no tiene nada que ver con saber o no manejar la presión. El primer piloto de los Países Bajos que gana un Mundial de F1 superó con matrícula de honor la guerra psicológica que le brindó Hamilton, plusmarquista histórico de casi todo en la categoría reina; que venía de ganar las tres carreras previas -Brasil, Qatar y Arabia- y que había encabezado la tabla de tiempos de los tres entrenamientos libres en Yas Marina.

Un final inimaginable. Verstappen salió primero en Abu Dabi, pero -con estrategias diferentes en lo que a neumáticos se refiere: él arrancó con blando y el británico con medio- Hamilton acabó superándolo. Y cuando todo parecía reducirse a la gestión final de las gomas en los últimos giros, con el título cada vez más cerca del espectacular y excéntrico campeón de Stevenage (103 veces en pole y otras tantas ganador), llegó el accidente del canadiense Nicholas Latifi (Williams), que provocó un desenlace que -alejado de las numerosas conjeturas- nadie se imaginó.

La joven estrella neerlandesa aprovechó la entrada del safety car a falta de cinco vueltas y cambió a neumático blando. Hamilton aguantó con el que tenía, esperando, quizá, que la prueba concluyese con el coche de seguridad en pista. Pero la carrera se relanzó a falta de un giro; y Mad Max no desaprovechó la oportunidad que el destino le brindó a orillas del Golfo Pérsico. En la mejor noche de su vida.

Por simplificar las cosas: sin ese coche de seguridad, Hamilton seguramente habría festejado en Abu Dabi su octavo título. Y, sí: Verstappen tuvo suerte. Pero la suerte va y viene a lo largo de una temporada de 22 carreras. Y el nuevo héroe nacional de Países Bajos, al que nadie puede negar su más que sensacional temporada, tuvo la del campeón. En el momento y en el sitio adecuado. Mercedes se tuvo que conformar con ampliar su propio hito sumando un octavo mundial seguido de constructores; aunque sus responsables no salieron nada contentos del circuito de los Emiratos. Donde el certamen se cerró de la manera que marcó la segunda mitad y, especialmente , el último tercio del mismo: con otra polémica.

Protestas. La escudería de Brackley presentó dos protestas en referencia a lo que ellos consideraban procedimientos que contravenían el Reglamento Deportivo de la F1 durante la estancia en pista del safety: una que aducía a que en algún momento Max habría adelantado a Lewis; y otra relacionada con el mal desarrollo en la reubicación de los coches doblados. Ambas protestas fueron desestimadas por los comisarios; pero el equipo más dominante de los últimos años anunció recurso a esta decisión.

Red Bull culminó un gran año en el que volvió a ganar el Mundial ocho temporadas después de que lo hiciese por última vez el alemán Sebastian Vettel, ahora en Aston Martin. Seb conserva el honor de ser el campeón más joven de la historia -que certificó precisamente en Yas Marina- con 23 años, pero Mad Max seguirá siendo, presumiblemente durante mucho tiempo, el más joven en ganar una carrera: con 18, en el Gran Premio de España de 2016 -en Montmeló (Barcelona)-. La primera que disputó a bordo de un Red Bull.

Verstappen había debutado en F1 un año antes, en Toro Rosso; cuando aún era el hijo de Jos, que también pilotó en la categoría reina. Su primer compañero, en el equipo que ahora es Alpha Tauri, fue el español Carlos Sainz, que el domingo se fotografió junto a él y Hamilton en el último podio del año.

bien sainz y alonso
“No importa la edad, sino el crono”

··· Carlos Sainz cerró a lo grande su primera temporada en Ferrari. Acabó tercero en Abu Dabi, firmó su sexto podio en la F1 -el cuarto con la ‘Scuderia’- y completó su mejor curso en la división de honor del automovilismo al concluir quinto: dos puestos por delante de su compañero Charles Leclerc, que lleva tres años en el equipo. Demostrando que si no hacen falta galones, no pasa nada. Pero que si se repartiesen ahora mismo, el piloto ‘número uno’ de Ferrari es él.

··· Fernando Alonso (Alpine) también brilló en su retorno a la F1; de la que estuvo ausente dos años. El asturiano firmó su mejor campaña desde 2014, cuando aún corría en Ferrari. Acabó décimo, por delante de su compañero Esteban Ocon. Y demostró, con 40 años, que “en la F1 no importa la edad, sino el cronómetro”.

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