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HENRY ELLENSON Pívot del Monbus Obradoiro

“Decidí que quería dedicarme al baloncesto ya en primaria”

  • 29 nov 2021 / 01:00
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Prácticamente toda su vida ha estado ligada al baloncesto, un deporte para el que parecía predestinado por talento, por físico y por influencia familiar. Henry Ellenson (Rice Lake, Wisconsin, Estados Unidos; 1997) disfruta en el Monbus Obradoiro de su primera experiencia fuera de su país, donde creció como uno de los mejores proyectos de su generación pese a no lograr asentarse en la NBA tras cinco temporadas allí.

Con un carácter abierto, amable, en las antípodas del divo que podría ser por su historial, Ellenson repasa el presente del Obra, el pasado más reciente y también el más lejano. Todo el camino que le ha llevado a Santiago, donde aún intenta adaptarse a una realidad distinta. Mientras, y pese a su 25,6 % en tiros de tres, es el máximo anotador (13,4) y reboteador (5,2) del grupo, aunque lo supera en valoración Laurynas Birutis.

El Monbus Obradoiro ha llegado al parón con cuatro victorias en once partidos de Liga Endesa. ¿Qué balance hacen como colectivo?

Aunque perdimos varios partidos en el último mes, algunos duros, estuvimos cerca y luchamos. Es un tema de ejecutar mejor algunos pequeños detalles para poder convertir esas derrotas en victorias. Sobre todo para mí, es un proceso de aprendizaje porque hay algunas diferencias entre el juego de la NBA y el europeo. Aprender cómo adaptarme y cómo ganar partidos tiene su miga y exige un esfuerzo de equipo. En el último partido hicimos un gran trabajo para poder conseguir una victoria. Hicimos un buen trabajo luchando durante el último mes a pesar de las derrotas.

Este Obra ha demostrado contar con grandes anotadores, buenos tiradores, aunque está siendo irregular en ese aspecto. ¿Le preocupa que no entren los tiros, incluso los suyos, o prefiere dejar atrás los fallos?

Está claro que mi mentalidad es pensar siempre en el siguiente tiro, no hay ninguno que considere mal lanzado. Me gustan todos los que he tomado esta temporada, especialmente de tres puntos. Creo que entrarán. Y en el último partido hicimos un trabajo muy bueno compartiendo el balón. No sé las asistencias que conseguimos pero probablemente haya sido el tope de la temporada, o si no cerca, porque el balón se estaba moviendo de lado a lado. Tenemos muchos jugadores con talento, que pueden tirar, y también que pueden jugar bajo canasta. El tema es encontrar a los jugadores liberados. No estoy preocupado por mi tiro ni por el de los demás porque entreno con ellos cada día y sé lo buenos que son lanzando. No estoy preocupado y creo que el último partido es un paso en la buena dirección.

Toda su familia jugó o juega al baloncesto: su padre, su madre, sus hermanos mayores, su hermana pequeña... ¿Eso fue clave para ser jugador profesional?

El amor de mi familia por el baloncesto influyó en mí. Mis padres jugaron ambos en la universidad, mis hermanos mayores también, y mi hermana pequeña lo está haciendo. Tener una familia que ama tanto este deporte me influyó. Sobre todo cuando era más pequeño. Cuando eres el hermano menor siempre quieres hacer lo mismo de tus hermanos mayores y ellos siempre estaban jugando al baloncesto así que me unía a ellos. Desde muy pequeño me enamoré del baloncesto, después resultó que medía 2,08, que es mi altura ahora, y seguí trabajando duro y jugando. Creo que el amor de mis padres por el juego, después de mis hermanos, mi hermana... todo me influyó.

¿Cuáles son sus primeros recuerdos del baloncesto?

Mis primeros recuerdos sobre el baloncesto son jugar en la entrada del garaje de mi casa, contra mis hermanos. Ellos son tres y dos años mayores que yo, y recuerdo intentar jugar contra ellos, intentar tirar, porque son más altos, intentar descubrir la manera de medirme con ellos. Allí en mi casa, en Rice Lake, Wisconsin. Esos son mis primeros recuerdos del baloncesto. Me encantaba.

¿Su familia le enseñó a jugar?

Sí. Cuando era pequeño mis dos padres me entrenaron en mis años de juventud, al crecer cuando jugaba en secundaria fueron mis entrenadores. Ellos tenían mucho aprecio por el baloncesto, me enseñaron los fundamentos pero también cómo divertirme. Me decían que si me gustaba tanto simplemente jugase y así mejoraría. Tuve mucha suerte de tener padres a los que les gustase pero que además me enseñasen y me entrenasen para hacerme mejor jugador y tener mejores fundamentos desde muy joven.

¿Cuándo empezó a pensar en llegar a ser profesional algún día?

Creo que mi padre me dijo cuando estaba en primaria que podía dedicarme a esto y ahí ya me convencí. En ese punto ya supe que si podía ganarme la vida jugando al baloncesto, eso era lo que quería hacer. Cuando era muy pequeño, veía partidos de la universidad, la NBA, quería hacer eso, jugar profesionalmente, ganarme la vida así. Siempre me exigió trabajar duro y soñar a lo grande con que algún día podría ser una posibilidad.

Estudió en Marquette, que está cerca de su casa. ¿Por eso decidió ir allí? ¿Tenía muchas ofertas de otras universidades?

Sí, tenía un montón de ofertas al acabar el instituto. Estuvo bien porque me dio la oportunidad de elegir a dónde quería ir casi entre cualquier universidad del país. Las últimas tres fueron Marquette, Michigan State y Kentucky, pero al final decidí quedarme en casa y jugar con mi hermano. Era lo mejor para mí, estoy contento de haber elegido Marquette porque resultó muy bien.

Y tras un año, siendo muy joven, se presenta al Draft de la NBA. ¿Tomaría la misma decisión ahora?

Si pudiera volver a tomar la decisión ahora, haría lo mismo mil veces. Funcionó perfectamente para mí, el momento era el correcto, pude tener una buena temporada en Marquette y poder ser seleccionado en primera ronda del Draft es una oportunidad que no tienen demasiados jugadores. Para mí, sabía que era el momento y al final creo que funcionó perfecto porque ese era mi plan, para eso jugué en la universidad, para ser elegido en el Draft y jugar en la NBA, y pude hacerlo. La oportunidad me abrió muchísimas puertas, así que tomaría la misma decisión una y otra vez.

Ha jugado como local en el Madison Square Garden, con compañeros como Kevin Durant o Kyrie Irving...

Está muy bien jugar con el mejor del mundo, con el más talentoso. Cuando estaba en Brooklyn, Kevin Durant estaba lesionado pero aún así verlo en la cancha de entrenamiento y en tu mismo equipo... Es una sensación muy guay porque sabes lo talentoso que es como jugador. Incluso cuando estaba en Detroit jugaba con gente como Andre Drummond o Blake Griffin, all-stars, de los mejores en lo suyo. Admiras su duro trabajo y lo que han hecho para llegar ahí e intentas aprender de ello para ser como ellos.

¿Cuándo empezó a pensar en la posibilidad de jugar en Europa?

Creo que fue el año pasado cuando pensé en venir a Europa. Estaba en la Liga de Desarrollo con Toronto 905, me firmaron un contrato de diez días con los Toronto Raptors y no me renovaron para otros diez así que volví a mi casa, me puse a trabajar y durante el verano hablé con mi agente y decidí que simplemente quería jugar a un nivel alto. Eso es lo que quería hacer. Trabajo duro, entreno mi juego y solo quería jugar a un alto nivel. Después empezaron a hablarme de oportunidades fuera de Estados Unidos, me hablaron de la ACB y pude conocer algo más porque era algo de lo que no sabía demasiado, no tenía mucho conocimiento siendo de los Estados Unidos. Mi agente intentó que entendiese mejor y respetase la liga. Me emocionó tener esa oportunidad de venir aquí y jugar. Fue el año pasado y este verano porque quería jugar una competición fuerte.

¿Por qué venir a Europa este verano y no antes?

Creo que a los 24 años estaba más preparado que antes. Me estaba rondando. Estuve 4 años en la NBA en diferentes equipos y en el quinto año jugué en la Liga de Desarrollo y pude volver, y creo que en mi sexto año como profesional, que es este, sentía que era el momento de venir a Europa. También por manejarme con la vida lejos de mi casa. Probablemente ya estaba preparado cuando era más joven pero ahora, a los 24, me sentía cómodo con ello. Y como jugador hay muchos grandes equipos aquí, es una competición muy buena. Sé que ha habido grandes jugadores que han tenido éxito, si no es en la NBA es viniendo aquí y haciendo lo mismo. Eso me emocionó. Y también jugar en una liga tan competitiva como la ACB, que es respetada en todo el mundo.

¿Por qué cree que no consiguió consolidarse en la NBA?

Fui drafteado por Detroit en 2016, echaron al entrenador a los dos años... Es difícil tener estabilidad allí pero además fue un tema de oportunidades. En la NBA no es fácil tener minutos en la pista, sobre todo en mi caso que sabía que tenía jugadores con mucho talento por delante. Es complicado, es muy competitiva para intentar tener minutos. Ojalá hubiese tenido más oportunidades, más minutos, más partidos para jugar, pero creo que siempre he estado orgulloso de lo duro que he trabajado aunque no estuviese jugando, siempre activo, trabajando, levantando pesas, practicando el tiro y esas cosas. Siento que como jugador soy mejor ahora que al principio porque he tenido varios años como profesional para conocer el juego, pero es algo que no estaba en mi historia. Tenía que ocurrir así, supongo, para llegar a donde estoy ahora.

Creo que el Obradoiro lo conocía desde su año de universidad.

No conocí personalmente a Moncho en 2016 pero me comentó que estaba en el pabellón en la Liga de Verano de Orlando, viendo los partidos. Estuvo muy bien saber que coach Moncho ya me había visto jugar hace cinco años y cuando llegó esta oportunidad, que me querían, me emocionó mucho escuchar eso, a un entrenador que me conocía como jugador desde aquella pero también ahora. Me había visto crecer como jugador pero además conocía mi juego actual. Al salir de Estados Unidos no estaba seguro de si conocerían mi juego pero Moncho me comentó lo que me gustaba hacer, encarar la canasta, tirar triples... Fue muy bueno escuchar su conocimiento de mi juego, me hizo sentir más cómodo acerca de mi decisión de venir aquí al Obra.

¿Aún piensa en volver a la NBA algún día o lo da por aparcado?

Me centro en jugar aquí y ganar partidos. Estos primeros once encuentros para mí han sido un proceso de aprendizaje, lo he hecho bien en algunos partidos y en otros ojalá pudiera volver atrás y hacer las cosas de forma distinta. Para mí ahora el tema es ayudar a este equipo a ganar partidos. Eso es lo más importante, es mucho más divertido cuando ganas. Sobre todo después de este último encuentro, que teníamos varios días libres. Está bien llegar al parón FIBA con la gente contenta. En eso me concentro. Hay un largo camino por delante, decisiones que tomar en el futuro. Ahora estoy feliz de estar aquí, de jugar delante de estos excelentes aficionados y a tratar de ganar partidos, sobre todo cuando tenemos un gran grupo de jugadores como el nuestro. Es divertido competir junto a ellos y luchar con ellos cada noche.

Trayectoria

Inicio. Henry John Ellenson nace el 13 de enero de 1997 en Rice Lake, una pequeña localidad de unos ocho mil habitantes en Wisconsin (Estados Unidos). Toda su familia está ligada al baloncesto. Su padre llegó a ser profesional y tanto su madre como sus dos hermanos mayores y su hermana pequeña han jugado a nivel universitario. Sus dos progenitores también han sido entrenadores.

Juventud. En su etapa de instituto ya estaba entre los mejores jugadores del país. En 2015 recibió numerosas ofertas de universidades y eligió Marquette, ubicada en Milwaukee, también en Wisconsin. No estudió ningún grado porque su plan siempre fue dar el salto pronto a la NBA, aunque ahora admite que si hubiera tenido que elegir habría optado por algo relacionado con la educación física.

Profesional. En 2016 fue elegido por los Detroit Pistons en primera ronda del Draft, en el puesto 18. Fue cortado en 2019 y pasó por New York Knicks, Brooklyn Nets y Toronto Raptors, con apariciones en la Liga de Desarrollo hasta que en verano de 2021 firma por el Obra.

“El otro día mis padres probaron el pulpo por primera vez en su vida”
Su familia vino en Acción de Gracias y ejerció de anfitrión en Santiago // Creció como fan de los Milwaukee Bucks

El pasado jueves, Henry Ellenson pasó su primer Día de Acción de Gracias fuera de su país, aunque no significa que estuviese alejado de los suyos, pues recibió la visita de sus padres. Su padre ya había viajado a Europa una vez, pues jugó un año como baloncestista profesional en Francia, pero su madre nunca había cruzado el Atlántico anteriormente. El jugador del Obra ejerció de embajador de Santiago. “Les estoy enseñando esto, la excelente comida típica de Santiago, que el otro día probaron el pulpo por primera vez, y las cosas de la ciudad que me gustan y que he aprendido en estos primeros meses”, celebra.

Conocer la capital gallega y su entorno es uno de los objetivos en su primera incursión en el continente europeo. “Intento disfrutar la experiencia al completo, no solo el baloncesto sino la vida en España y en Santiago”, explica.

Al preguntarle por sus aficiones, empieza a enumerarlas: “Me gusta jugar al golf pero eso durante el verano, cuando no hay baloncesto. Además de estar en casa, también ir al lago de Rice Lake, nadar, pescar, practicar jet-ski... Eso es lo que me gusta hacer en mi casa”, repasa. En su hogar durante esta temporada 2021/22, además de conocer la ciudad y vivir nuevas experiencias, admite que pasa parte del tiempo jugando al Fortnite con su novia.

Otra de sus aficiones es ver baloncesto en la televisión. “Sí, me gusta ver partidos. También consulto el twitter de la ACB para ver los anotadores cada semana, la clasificación y cómo lo han hecho el resto de equipos. Siempre estoy conectado, sea baloncesto de casa, de aquí... Me gusta ver los partidos”, admite.

Como habitante del estado de Wisconsin, confiesa que en su infancia era aficionado de los Milwaukee Bucks, equipo que se proclamó campeón de la NBA en la pasada temporada, y apoya desde la distancia a los Green Bay Packers de la NFL de fútbol americano. El golf es otra de sus pasiones.

Un oro en el Mundial sub-17 del año 2014: “Fue un honor y un privilegio”, recuerda

En 2014, Henry Ellenson formó parte de la selección de Estados Unidos que ganó el Mundial sub-17 disputado en Dubái, junto a jugadores que hoy militan en la NBA como Jayson Tatum, Josh Jackson o Harry Giles y con rivales como los exobradoiristas Santi Yusta (España) y Antonis Koniaris (Grecia) o los españoles Xabi López-Aróstegui y Sergi García. El pívot no olvida una experiencia que lo marcó.

“A esa edad, fue muy divertido. Llegar de una localidad pequeña como Rice Lake, en Wisconsin, ir a una concentración donde estaban otros doscientos chavales de todo el país y finalmente estar entre los doce seleccionados después de una semana compitiendo por un hueco, me hizo sentir muy orgulloso porque no me vino dado, me lo tuve que ganar”, reconoce Ellenson siete años después. “Fui cortado de la selección sub-16 así que volví al año siguiente, mejoré y fui capaz de entrar en el equipo sub-17”, añade.

El hoy pívot del Obra recuerda con orgullo aquel campeonato en el que Estados Unidos ganó sus siete encuentros, incluyendo la final ante Australia y las semifinales contra Serbia. Ellenson acabó el Mundial con unas medias de 8,7 puntos y 5,1 rebotes en tan solo 12 minutos por choque. “Estar entre los mejores jugadores del país fue un honor y un privilegio, especialmente por representar a mi país, pero también por jugar con gente que está ahora en la NBA o en grandes ligas por todo el mundo”, señala.

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