“El base es la proyección de Moncho, es una responsabilidad y un privilegio”

Vive su primera experiencia en Europa tras ser MVP en la liga argentina y Fernando Zurbriggen (Santa Fe, Argentina; 1997) siente que progresa adecuadamente en su adaptación al Monbus Obradoiro y a la Liga Endesa. Le tocó dar un paso adelante en la derrota de hace cuatro días ante el Gran Canaria por la ausencia de Braydon Hobbs y el próximo domingo se enfrentará a su compatriota y amigo Nico Laprovittola en la visita al Barça (12.30 h).

No sé si han repasado mucho el partido de Gran Canaria (71-69) o si usted le ha dado muchas vueltas.

Bueno. Me parece que tanto a nivel individual como colectivo teníamos una oportunidad importante porque hicimos un gran juego. Estuvimos arriba en el marcador durante 38 minutos y medio. Y más que darle vueltas es revisar las situaciones en las que nos equivocamos, especialmente en ese final cerrado, que me parece que no nos mostramos certeros. Uno siempre mira los vídeos para mejorar.

Ya ha ocurrido más veces que el partido se escape al final por no saber cerrarlo después de dominar.

Sí... Me parece que como grupo dimos un cambio importante después de la derrota de Bilbao en casa, un paso al frente. Y los finales cerrados son así, se definen por un detalle. En este caso fueron dos puntos, en la última serie de tiros libres metimos cuatro de diez. Esos detalles se pagan caros. No hay un motivo en particular, es algo que el grupo está trabajando y si me dices que en todos los partidos vamos a llegar con un final cerrado así, te lo firmo.

¿Siente más responsabilidad cuando no está Braydon Hobbs y debe asumir un rol más principal?

A mí me parece que todos los roles y los jugadores son principales. Algunos juegan ocho o cinco minutos y tienen el poder de cambiar el partido y sobre todo en uno que se define por dos puntos, cada detalle cuenta. Sí, tuve que hacer un cambio de rol y jugar de una manera distinta al que tengo generalmente de base suplente, pero eso ya está previamente planificado y acordado antes de comenzar el juego.

¿Se trata de ser más controlador y menos explosivo?

En realidad lo que se trata es de conseguir un equilibrio entre lo dinámico y lo estático. Mi fuerte es la dinámica y la explosividad pero en este partido no estaba Braydon que es quien mejor maneja el juego en estático y yo tenía que intentar consolidar esa parte de mi juego. Como dije antes, eso se prepara en la semana y lo trabajé tanto en el cuerpo técnico como con los jugadores.

Tras media temporada, ¿es la Liga Endesa como se esperaba?

Es un poco más física de lo que me esperaba. La verdad es que todos los jugadores tienen un portento físico impresionante. Uno ve desde fuera que es muy competitiva pero dentro se vive totalmente distinto y creo que sí, que el alto nivel desde los jugadores individuales hasta los equipos colectivamente hablando, sobre todo el tema de la localía... Creo que sí que me esperaba bastantes cosas de las que están pasando.

¿Y en cuanto al Obradoiro?

Sí, sin lugar a dudas. Sabía que iba a ser un lugar donde se me iba a exigir tanto deportiva como profesional y hasta personalmente. Sabía que tenía que venir abierto a un cambio personal con lo que significaba mudarme solo acá a Galicia, así que eso estaba contemplado.

¿Se ve todavía en fase de adaptación tanto baloncestística como personal, o ya totalmente integrado?

Honestamente creo que se corresponde con cómo fue evolucionando también mi nivel de juego y mi confianza dentro del campo. Me sigo adaptando porque no dejo de ser un extranjero pero me siento mucho más cómodo, más fluido, más relajado... Como que ya domino todos los escenarios fuera de la pista y eso me ayuda a concentrarme solamente en lo que ocurre dentro.

¿Qué es lo más difícil? Se habla mucho de que a los bases suele costarles adaptarse al baloncesto de Moncho. ¿Le ha ocurrido?

No. En el esquema de Moncho, el base es su proyección dentro del campo, y eso exige tanto una responsabilidad como un privilegio. Al final tengo un tipo en la banca que me ayuda y va llevando el partido conmigo. Al principio, al no venir de una dinámica así, me costó encontrarlo. Creo que ahora es mucho más fluido y empiezo a sacar mucho más provecho de esa relación, es como una simbiosis que tengo con Moncho. Él es muy exigente y me parece que es la única manera de mejorar y sobre todo de mantenerse en el alto rendimiento deportivo. No hay nada en particular que me cueste, sino que yo también tenía que hacer un cambio urgente, que creo que lo hice, y ahora la relación es mucho más fluida y creo que se nota.

Si antes hablábamos de detalles que pueden decidir un partido, el Barcelona es un equipo que va a obligar a la perfección.

Sí, tienen mucha jerarquía y, claramente, principalmente los errores no forzados te los van a hacer pagar. Pero bueno, también venimos de ver que Andorra le ganó al Real Madrid en su casa y eso ayuda a los equipos que estamos en el fondo a confiar y a creer que se puede. Como dije antes, creo que el equipo, independientemente de los resultados que tiene, está en mucho mejor momento deportivo y que la moral es distinta. Ahora nos sentimos más activos, más desafiantes, hay otra química... Creo que incluso esa energía que se vio en el derbi se puede prolongar.

¿Ha visto al Barça últimamente?

Sí, claro, soy amigo de Nico Laprovittola y el bigote está aprovechando su gran momento (ríe). Bueno, creo que el Barcelona está disfrutando de un Nico versión padre, que es una persona distinta a nivel personal y creo que se nota mucho también a nivel deportivo.

¿De dónde viene la relación entre ambos?

Comenzó cuando yo muy joven me sumé a los entrenamientos a modo de invitado de la selección mayor y él ya estaba con 23-24 años como un jugador fijo. Yo tenía unos 17 y ahí comenzó, en las concentraciones de la selección, que algunas eran de dos o tres semanas y empezamos a compartir, y después cada vez que te cruzas en una cancha, o en una ventana, o en los Panamericanos... Te quedas ahí hablando.