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El entrenador, profesión inestable

  • 18 nov 2020 / 01:00
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llegan tiempos de austeridad al fútbol. La pandemia ha descuadrado los presupuestos de los clubes, se les ha cerrado el grifo de ingresos y sin público en los estadios intentan sobrevivir aligerando el gasto en los salarios de sus jugadores y trabajadores. Aseguran que este impacto podría ser un punto de inflexión para un nuevo modelo económico. Luego, al leer informaciones, no me cuadran las cuentas. Empieza el baile de traspasos de jugadores y los cambios de técnico.

Llama la atención el movimiento de los entrenadores, les mueven la silla constantemente. Por un lado es bueno para la profesión, así pueden trabajar muchos, que desean y piden una oportunidad. Están a la cola, a ver si les toca el turno y si llega esa deseada ocasión, aunque el cargo conlleve riesgo e inseguridad.

La profesión de entrenador es inestable, van pocas jornadas y muchos cambios. Las culpas van siempre en dirección a los banquillos. Cierto que el cuerpo técnico tiene mucho que ver en la marcha de un equipo, pero me pregunto muchas veces cuáles fueron los criterios de selección para su contratación.

Lugo y Celta son unos verdaderos animadores del banquillo, presentan novedades cada dos por tres y siguen. Los prueban de diferentes perfiles y todavía no dieron con el adecuado. De todas formas, dirán ellos, en el equipo mando yo, y no tengo que dar explicaciones, soy el propietario.

En la actualidad todos los equipos profesionales cuentan con una oficina técnica, máxima responsable la estructura, de la confección de la plantilla y el cuerpo técnico. El director deportivo, el secretario técnico y sus ayudantes tienen responsabilidades directas que están eludiendo, cuando no hay resultados positivos y las envían a las espaldas de los técnicos.

Supongo que analizan el contexto del equipo, el estilo, la mentalidad, el tipo de juego, el modelo que gusta a la masa social, para ver si el entrenador encaja en el perfil que se quiere contratar. No todos valen para todos los equipos.

Pare elegir un entrenador debe realizarse scouting de los cinco últimos años. Ver el tipo de dirección, la gestión del grupo, su presencia, su imagen, carisma, comunicación, mensaje y dicción, su formación, educación y cultura. No llega con tener el título, necesita una formación continuada en muchas áreas, habilidad e inteligencia, además de saber lidiar con los directivos, propietarios y medios de comunicación.

Esta profesión de entrenador de fútbol necesita de un arte que requiere un manejo multidisciplinar y una apertura de mentes más allá del título que lo habilita para entrenar. Debe rodearse de un buen equipo de trabajo, jerarquizar y saber delegar, oír y escuchar. Reconocer que cada grupo tiene motivaciones y necesidades diferentes, más allá de la táctica. Se necesita fuerza y sabiduría para saber distinguirlas.

El entrenador debe ser un maestro en las habilidades de la inteligencia emocional, con gran capacidad de autoconocimiento, control, conocer sus debilidades y sus fortalezas. Así llega a conocer las emociones de los demás y poder gestionarlas.

Este juego tiene mucho de emotivo. Su trabajo va más allá de la confección y dirección de los entrenamientos. Dar a cada uno su dosis, pero todos quieren hacer lo mismo con diferentes jugadores y eso no es posible.

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