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Blanca Millán asume con templanza el ‘más difícil todavía’ de ser elegida en el draft de la WNBA // El jueves, a la una de la madrugada, tiene una cita con la historia TEXTO Cristina Guillén

“Estoy ilusionada pero nerviosa no, creo que no”

  • 13 abr 2021 / 01:00
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Ya no es aquella niña que escondía su timidez irradiando ternura, de respuestas cortas y meditadas como escudo a su vergüenza y a su pudor por no creerse más que los demás. Entonces eran sus ojos lo que describían sus ganas de cumplir por fin su sueño, los que confirmaban cómo había costado convencer a sus padres de que su meta estaba lejos del hogar, y los que contagiaban también la tristeza por todas las despedidas o los miedos a una nueva vida tan excitante como exigente, dura y llena de obstáculos.

Han pasado cinco años desde las entrevistas a media voz. Blanca Millán ha madurado fuera de la cancha sin perder su sonrisa -ojalá no lo haga jamás-, ni la humildad, ni la honestidad de su mirada, pero dentro de la pista su crecimiento ha sido descomunal. La amiense ha sabido afrontar los millones de retos que la experiencia universitaria en Estados Unidos le ha planteado en forma de nueva cultura, otro idioma, nuevas reglas, un baloncesto diferente y sobre todo con complicadas lesiones y ahora tiene en su mano el reto de alcanzar lo inalcanzable, porque ha trabajado como nadie para ello, por su talento y sus sacrificios, y porque nadie se lo merece más.

Este jueves día 15, a partir de la 1 de la madrugada en España, se llevarán a cabo las elecciones del draft 2021 de la WNBA y entonces se sabrá si el más difícil todavía es una realidad. “Nunca me imaginé todo lo que me esperaba. Se han cumplido con creces las expectativas. He jugado más minutos de los que pensé que me corresponderían, hemos ganado anillo dos temporadas pasando al March Madness y jugando la final otros dos años, he terminado una carrera superior y estoy acabando dos medias, y en lo personal, allí tengo otra familia, con mis compañeras, mis entrenadoras e incluso con los aficionados”, se sincera Blanca mientras llega el gran día. “Pero no soy diferente con respecto a hace cinco años, creo que en el fondo soy la misma, un poco menos tímida y más madura y he crecido como jugadora y como persona”, añade.

Desde que en 2016 aterrizó en la NCAA para vestir la camiseta de la Universidad de Maine, Blanca fue elegida dos veces mejor jugadora y mejor defensora de la conferencia (2019 y 2021), algo que nadie había logrado con anterioridad y es leyenda ya de las Black Bears como quinta anotadora histórica de Maine (1974 puntos), segunda en robos (324) y tercera en triples (216). También este curso fue incluida en el quinteto ideal del torneo de la America East y ayer mismo fue elegida mejor jugadora extranjera del año.

Pero no se conforma y quiere seguir dando pasos adelante. “Siempre quise jugar y vivir la experiencia WNBA y pensé que una vez terminada mi etapa universitaria, era un buen momento”, argumenta y añade: “Es algo que viene desde hace mucho, no es algo que haya meditado recientemente pero ahora llegó el momento. Mi hermana y yo somos muy afortunadas, mis padres nos han guiado y aconsejado, nos dan su opinión, pero también libertad para decidir y una vez que lo hacemos, nos apoyan incondicionalmente”.

Complicada elección. El sistema de elección para la NBA femenina se diferencia de la masculina en que lo integran menos equipos, 12, y sólo se eligen a 36 jugadoras de las más de 60 que se presentan. Humilde y consciente de la dificultad, Blanca no se crea más expectativas que vivir el momento. “Me conformaría con el último puesto. En serio, lo he dicho muchas veces, me encantaría vivir la experiencia de la WNBA, así que el puesto en el que entrar es lo de menos”, apunta sin perder la fe en que puede seguir cumpliendo sueños: “En cuanto a posibilidades, no se qué decir, quiero creer que tengo alguna aunque sea remota. Sé que es muy muy difícil, se presentan las mejores jugadoras de la liga universitaria pero muchas otras de todos los países y sólo son 36 las escogidas”.

Es prudente. Si algo sabe la amiense es aceptar las cosas como vienen. En noviembre de 2019 se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda y en ese momento fueron también muchas las lecciones de vida que pudo absorber. “La lesión me enseñó muchas cosas y una de ellas fue a pensar en cada momento. Había jugado seis partidos a muy buen nivel y pensábamos que sería una despedida a lo grande pero en un instante, todo se paró, así que he trabajado mucho pero no puedo hacer nada más, ya no está en mi mano. Te diría que estoy ilusionada pero nerviosa, no, creo que no”, confiesa.

Porque admite la jugadora formada en la ADM Peleteiro que la WNBA “sería cumplir un sueño” que “no tiene nada que ver con lo económico”. “Me interesa jugar profesionalmente y finalizada mi etapa universitaria es el momento. También teniendo en cuenta que la Liga es compatible con la competición europea que comienza cuando la americana termina, me gustaría jugar en ambas, por lo menos por ahora”, admite.

Ejemplar dentro y fuera de la cancha, Blanca Millán es consciente de que son muchas las miradas que están puestas sobre ella, pero no con el objeto de añadir presión a un momento que marcará un antes y después en su trayectoria vital y deportiva, sino porque su figura ya es un referente, un ejemplo, de que no hay más límite para alcanzar tu propia quimera que el que uno se quiera imponer.

toda la ‘familia’
Juntos, pero a través de la pantalla

··· Mientras apura los últimos exámenes, Blanca sigue entrenándose cada jornada a la espera del gran día. Lejos de la ceremonia de otras ediciones, el draft se hará de forma virtual. “Tendré que verla en mi casa con mis compañeras de piso y con mi familia a través de videoconferencia”, lamenta la alero. “La elección consta de tres rondas donde cada franquicia escoge sus opciones. Son solo 12 puestos por ronda, para un total de 36 jugadoras”, detalla.

··· Blanca ha demostrado una infinita capacidad de superación. Con 18 años tuvo que aprender a crecer, a madurar, a valerse por ella misma, aunque jamás ha perdido el contacto ni el arropo de sus padres ni de su añorada hermana Silvia. Por eso tiene claro que tampoco el no salir elegida le borrará la sonrisa: “Si no entro directamente, también es posible que te inviten al ‘training camp’ de algún equipo, que les gustes y te quedes. Si eso tampoco pasa, podré abrazar a mi familia que no veo desde 2019 y pasar juntos las vacaciones. Y valorar ofertas para la temporada que viene”, asume.

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