Lágrimas de ‘Lucho’, de la tanda al cielo, magia en Kiev

Entre los once triunfos de cada una, a las puertas de su 38 duelo en las semifinales de la Eurocopa 2020, surgen momentos memorables, de frustración y éxito de la selección española contra Italia; de la batalla de Florencia y las lágrimas de Luis Enrique, entonces jugador, en el Mundial 1994 a la tanda para la historia de 2008 o la última España campeona en 2012.

Wembley espera este martes el siguiente desafío, tan mayúsculo como es casi siempre un España-Italia, aunque el más reciente fuera un 3-0 en la fase de clasificación para el Mundial de Rusia 2018 en el estadio Santiago Bernabéu para la selección dirigida por Julen Lopetegui, con doblete de Isco Alarcón y un gol de Álvaro Morata.

Hace casi cuatro años del último precedente, del que sólo se sostienen en la selección española Jordi Alba, Busquets, Koke y Morata, en plena transformación del equipo italiano, entonces muy lejos de la historia a la que se dirige de nuevo.

De los trece choques desde el cambio de siglo entre los dos, España nada más ha perdido dos encuentros. Uno en 2011, un 2-1 en un amistoso en 2011, y otro en 2016, en la Eurocopa, en los octavos de final, en Saint Denis, cuando Italia desfiguró a la selección española, a la entonces campeona de todo.

Los goles de Giorgio Chiellini a la media hora, tras un rechace de David de Gea, y de Pellé, ya en el minuto 91, de volea, frenaron el ciclo más triunfal de la historia de España y de la historia del fútbol, la única vez que una selección concentró en sólo cuatro años dos Eurocopas y un Mundial.

PENALTIS. Para entender la época extraordinaria de España, inigualable por títulos, por estilo y por la manera de imponerse a todos, también hay que referirse a Italia, protagonista circunstancial de todo ese éxito: una tanda de penaltis en los cuartos de final fue la inflexión más rotunda.

22 de junio de 2008. Viena. Es el día y la hora que quedó marcada, inmóvil, como el momento en que la selección zanjó su pasado e iluminó su futuro. Por fin rebasó aquella barrera por entonces insuperable de los cuartos. El límite deportivo y mental.

Hasta el duelo con Italia, hasta un empate sin goles que dirigió la resolución hacia los penaltis, hacia la noche deslumbrante de Iker Casillas, con dos paradas memorables ante Italia, hacia el día en que Cesc Fábregas y un penalti, el decisivo, el que supuso un antes y un después, con el que se ganaron un sitio en la historia de una selección española para la eternidad, que se adjudicó la Eurocopa 2008, 44 años después de su primera y única hasta entonces. Luego ganó el Mundial 2010. Y la Eurocopa 2012.

Ahí estuvo también Italia, además en dos ocasiones. En la primera jornada de la fase de grupos, con un empate en Gdansk (1-1), pero sobre todo en la final, en el estadio Olímpico de Kiev, cuando España culminó la gesta de ganar dos torneos continentales seguidos, y como una potencia inalcanzable para Italia: 4-0, con los goles de Davis silva, Jordi Alba, Fernando Torres y Juan Mata. Magia.

EL CODAZO. Pero casi nunca fue así, siempre con Italia entre algunas de las frustraciones inolvidables de España. En las imágenes que han transcendido el tiempo, como las lágrimas de Luis Enrique, entonces futbolista, ahora el seleccionador, después del codazo que le propinó Tassotti en los cuartos de final del Mundial de 1994.

En Estados Unidos, en Boston, aquella instantánea fue el símbolo del dolor de la selección española, que perdió el partido por la determinación, la eficacia y el ingenio de Roberto Baggio, que en el minuto 88 marcó lo que no había anotado España.

Luego ocurrió el codazo de Tassotti a Luis Enrique, sus lágrimas, su sangre por la cara, las protestas al árbitro... un partido que sigue vivo en la memoria dentro de una rivalidad que supera los cien años, desde los Juegos Olímpicos de Amberes 1920.